Peter y Noa

18. RESCATE

Los jinetes volvieron. Era la cuarta vez que experimentaban conmigo en dos días. No había vuelto a saber nada de la manada. Ya no podía razonar, había perdido mucha sangre, pero los malditos domadores de truenos habían logrado mantenerme con vida. Ojalá me hubieran matado.

Cada vez me hacían mas cortes, cada uno mas profundo y doloroso que el anterior. No sabía exactamente el propósito de las heridas que me hacían, pero no tenía pinta de ser nada bueno. Iba a desmayarme otra vez, pero justo antes de hacerlo, escuché un fuerte golpe que provenía de la entrada. "No, no podían ser Scott y su manada, no, era imposible...", fue lo último que pensé antes de desvanecerme por completo de nuevo.

Cuando volví a despertar, vi a todos mis amigos luchando contra los jinetes; no me lo podía creer. Quería ayudar costase lo que costase, pero no tenía fuerzas ni para pronunciar una palabra. Al girar mi mirada, pude ver a Peter, el cual estaba luchando como nunca antes lo había visto. Fue entonces cuando vi que se le acercaba uno de los enemigos por la espalda, iba a clavarle un enorme cuchillo en la espalda. Junté todas las pocas fuerzas que me quedaban, y grité lo más fuerte que pude:

-¡PETER, DETRÁS DE TÍ!

Volví a desmayarme después de eso.

Poco después, conseguí abrir los ojos de nuevo. Estaba en los brazos de Peter, tumbada en el suelo. Peter me agarraba la cara, y al abrir los ojos pude ver su cara relajarse por completo en cuestión de segundos.

-Peter... Malia, ¿Malia está a salvo, está bien, ha llegado bien?

Peter sonrió y me abrazó con muchísima fuerza, tanto que casi no podía respirar.

-Preocupémonos por ti primero, preciosa...-dijo mientras me cargaba con extrema delicadeza.

Todos soltaron un respiro de alivio al ver que no había muerto, incluso yo misma sonreí al saberlo.

-Peter, yo...-no pude terminar de hablar, ya que acabé desmayándome por el cansancio, pero antes de hacerlo, pude escuchar:

-Sí, yo también tengo muchas cosas que decirte...-saliendo de la boca de Peter.