Peter y Noa

6. FAMILIA

Cuando decidimos lo que íbamos a hacer, comenzamos a hacer los planos de la trampa para poder cazar a uno de los jinetes. Tardamos varias horas en lograr terminar, y para cuando me di cuenta era la única que quedaba en pie en la sala; todos se habían dormido. Era como ver a tu familia junta después de una fiesta, todos dormidos por todos lados. Me encanta esa sensación.

Sonreí y cerré los planos, y cuando estaba dispuesta a salir, una mano enorme proveniente de detrás me cerró la puerta. Era Peter. Me sobresalté y pegué un pequeño chillido, parecido al de un ratón. Escuché a Peter riéndose detrás de mí, victorioso y con aire burlón. Me di media vuelta y me percaté de que estaba extremadamente cerca de mí, tanto que podía notar su aliento en mi frente, debido a que me sacaba una cabeza.

Le miré desafiante, lo cual le sorprendió-no creo que esté acostumbrado a que le planten cara-. Seguidamente me sonrió de forma pícara y se acercó aún más. Me di media vuelta para ocultar mi evidente sonrojo y poder intentar abrir la puerta. Después de un pequeño forcejeo conseguí que me dejara abrir la puerta y salí cojeando de la clínica.

-¿Vas a dejar que te ayude?

-Puedo sola, gracias.

Fue entonces cuando me tropecé con una rama que me hizo caer en mi herida, la cual estaba grave todavía. Me quedé en el suelo unos segundos agarrándome la pierna con dolor, pero finalmente me incorporé y empecé a andar nuevamente. Ahora cojeaba más que antes, y fue en ese momento cuando escuché unos fuertes pasos que venían de detrás, y seguidamente me levantaron del suelo como si fuese un gran saco de patatas.

Conseguí darme cuenta de que era Peter el que me cargaba, y al mirar hacia la puerta de la clínica, pude ver a todos los demás mirándonos como a los que ven a dos cachorros peleándose. Me estaba muriendo de la vergüenza.

-¡Bájame!

-Estoy bien, gracias.

Supe entonces que no estaba dispuesto a soltarme por nada en el mundo, y que me iba a cargar todo el camino.