Ese día, las montañas de Fels fueron invadidas por una tormenta de nieve que cubrió de gruesas capas cada rincón que tocaba. A consecuencia del mal clima, la nieve en las pendientes se acumuló con el tiempo, llegando al punto en que las nuevas nevadas ocasionaron que la cantidad de la misma fuera incontenible.
Desafortunadamente, el escuadrón Levi realizaba la última exploración antes de volver a su base, cuando fueron arrastrados por las olas agresivas de este fenómeno. Pronto el eco de los relinchos y las cabalgatas dejaron de escucharse para ser sustituidos por un silencio sepulcral. El cielo estaba tan nublado por esos alrededores que era imposible detectar la presencia del Sol para conocer más o menos la hora del día. Los soplidos bruscos del viento eran el único sonido que emitían las montañas y el grosor de la avalancha fue tanta que no había rastro alguno de los caballos y mucho menos de sus jinetes.
En medio de la incesante tormenta, una montaña de nieve donde desembocó la avalancha fue la primera en moverse después de un largo rato. Las grandes capas de nieve se alborotaban con desesperación al tener prisa por salir a la superficie, hasta que por fin consiguieron su objetivo. Tras abrirse paso, una mano fue la primera en aparecer seguida de una cabeza con cabellera pelinegra que, apenas sintió el aire frío, se tiró a respirar agitadamente como si no hubiera un mañana. El capitán Levi lucía fatigado después de sobrevivir de manera inesperada aquel terrible incidente. A pesar del clima tan frío, estaba cubierto de sudor incluso después de abalanzarse contra el suelo para recuperar la respiración con más calma, aunque no significara que estuviera tranquilo después de recuperar la memoria. Sus ojos grises quedaron perplejos al recordar de golpe miles de imágenes antes de quedar sepultado en la nieve: los titanes surgiendo de la misma, él y su escuadrón luchando contra ellos, la huida de los aberrantes y el rostro aterrado de Petra al momento de intentar tocar su hombro.
Mientras recobraba la condición, lo primero en sentir fue un vacío tan fuerte en su pecho luego de girar el cuerpo sobre la nieve para toparse con montañas de la misma, sin rastro aparente de los demás soldados. Su mente permaneció vacía hasta presenciar cómo los restos de la avalancha cerca suyo se alzaron para abrir paso a la cabeza de un caballo negro que luchaba asustado por salir a la superficie. Levi reconoció al instante a su compañero de expediciones y no demoró en ponerse de pie para ayudarle a remover la nieve que lo tenía atascado. Una vez que el animal quedó en libertad, el capitán dio suaves palmaditas en su hocico para calmarlo y después de obtener un lengüetazo suave en su mano como agradecimiento, un amargo recuerdo cruzó por su cabeza.
"¡Pase lo que pase, no deben detenerse! ¡Aún si sólo uno de nosotros sobrevive, deben entregarle la información a Erwin bajo cualquier costo! ¿¡Entendieron!?"
Aún no podía creer lo cruel que eran las circunstancias al ser el único superviviente. Su semblante estaba lleno de aflicción mientras la decisión de cada uno de sus subordinados resonaba en su cabeza. Sus rostros valientes y su determinación tan sólida lo carcomían a cada segundo. ¿De verdad ese había sido el fin de su escuadrón? Aunque fuera un soldado disciplinado en sus emociones, el impacto por los hechos lo tenía anonadado y desde luego, el dolor de ver que no había rastro alguno de los soldados se intensificaba. No podía quedarse ahí, debía por lo menos asegurarse de que en verdad no volvería a verlos sin antes intentarlo. Si él corrió con la suerte de vencer a la nieve, posiblemente lo mismo ocurrió con el resto.
—¡OMAERA! —Gritó a todo pulmón a pesar de que el oxígeno inhalado le quemara por las bajas temperaturas. El viento soplaba tan fuerte que optó por cubrirse con la capucha para tener una mejor vista, pero no recibió ninguna respuesta. Estaba solo.
El lugar estaba tan cubierto de nieve que era imposible escarbar todo para encontrar algún indicio. No podía hacerlo, tenía que sobrevivir a toda costa para que el sacrificio de su escuadrón no fuera en vano. Después de todo, ellos estuvieron conscientes del fatal resultado hasta el final.
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La luz de dos alas
ספרות חובביםTras haber sido nombrado capitán del Escuadrón de Operaciones Especiales, Levi Ackerman tuvo que seleccionar a los miembros que conformarían su escuadrón, asegurándose de elegir a los mejores y más capacitados para seguirle el paso. Dentro de sus nu...