Separa los labios con una lentitud tardía y con la vista clavada en Milo. Boqueando sin realmente tener en mente que decir para romper el hielo y alejar del espacio el aire sofocante que le ahoga con el pasar de los minutos ante el silencio que le responde.
Rascando el lóbulo de su oreja en aparente incomodidad cella sus labiales por fin, cavilando los pros y contras que le serán lanzados cual dagas filosas al cuerpo si un tema tan delicado como aquel es sacado a conversación. Dar marcha atrás no es una viable opción de escape. Porque si la expresión medrosa se apodera de su rostro todo estará perdido. Y no, él no se caracteriza por ser un cobarde, puede que su carácter diga todo lo contrario, pero así son las cosas; luchar para alcanzar tu meta.
Tan simple como eso.
Llena sus pulmones de aire, inhalando parsimonioso y sin prisa alguna. Sintiéndose más relajado, como si el conflicto no existiera, al igual que la presencia del mayor envuelta en hostilidad.
Su matrimonio pende de un hilo, y simplemente no puede regalarse el lujo de sentarse a esperar de brazos cruzados a que una idea le ilumine para ser una guía centellante en el túnel oscurecido en el que se encuentran atrapados, mirando a todas direcciones sin divisar la salida en medio de una espesa neblina rodeándolos.
Acarreará con las consecuencias si el resultado no es motivador como lo anhela ferviente. Las marcadas bolsas negras bajo sus ojos que con el trascurrir de los días se hunden a profundidad, sus rellenas mejillas se adelgazan a pasos preocupantes, pero su aspecto ahora no es importante para sí.
La estabilidad de su relación si lo es.
El insomnio le comienza a afectar, noches enteras sentado en el frío sillón de la sala, a la espera de que su amado esposo se digne a poner un pie en el hogar. Sus párpados pesados le suplican abandonar su misión e irse a la cama, el agotamiento no dispuesto a ayudarle por más tiempo; energías inexistentes, pérdida del apetito por el asco que le inunda al siquiera el olor adentrarse en sus fosas nasales.
Brindó el espacio que el mayor clamaba a gritos silenciosos, está harto de la larga espera a la que le ha sometido con crueldad. Pero la constante preocupación que algo está mal con él no le abandona. Todo parecía ir viento en popa tras entregarse al otro y sucumbir al irascible deseo creciendo inmensamente en sus organismos, pero como siempre terminó por joderla. Estos tres meses la distancia que se han impuesto se ha tornado dolorosa, casi como si estuviesen muertos en vida; los saludos, muestras de afecto e interés por su día se han esfumado velozmente.
—Hace frío. —Milo comenta entre dientes, envolviendo sus fuertes brazos bajo su pecho y creando una fricción perezosa con la yema de sus dedos en la bronceada piel. En el exterior nieva hermosamente, un espectáculo que desearía internamente ser un espectador más, apreciar la magia de la naturaleza en compañía del peliazul, sin embargo, solo es un iluso sueño que no será concedido.
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Anorgasmia © °°CaMilo°°
FanficCamus Laforêt es un adolescente de veinte años que cometió el error de casarse con su novio, Milo Andreato, a quien conoció en una fiesta de graduación, siendo arrastrado a ella por su mejor y único amigo en ese entonces. Pese a la oposición de amba...