𝑹𝒆𝒃𝒐𝒐𝒕; Percy Jackson ✔️ [#2]

𝘓𝘦 𝘳𝘰𝘮𝘱𝘰 𝘭𝘢 𝘯𝘢𝘳𝘪𝘻 𝘢 𝘶𝘯𝘢 𝘱𝘰𝘳𝘳𝘪𝘴𝘵𝘢

❝ ¡Espabila o te pateare en los bajos como me pidió! ❞
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C

onvencer a mi papá de que Nico viviera con nosotros no fue fácil, fue extremadamente fácil. En cuanto llegue a mi casa le explique la situación que vivía Nico Di Angelo con lujo de detalles e incluso el me ayudo dándome detalles que yo no conocía.

El caso es que mi papá siempre tuvo debilidad por los niños pequeños por lo que no tardó en aceptar. Nos encargamos de ponerle al corriente con la época y sus estudios no podían faltar (lo lamento pero capaz mi mamá le pide el divorció a papá por no llevar a un niño a la escuela). Pará evitarnos problemas contratamos a profesores privados y algunos terminaban siendo monstruos pero ese es otro tema.

Yo siempre había deseado tener un hermano menor, pero el caso es que yo era de las menores en la cabaña de mi mamá. Tener a Nico en casa había alegrado a todos de una maravillosa manera, pero aún sentía aquella tristeza que parecía calmarse y sobre todo su rencor que envenenada en más de una vez su alma.

— ¡¿En verdad tienes que ir?! — Me pregunto furioso — Por todos los dioses ¡¡Es un estúpido!!

— Es mi amigo, Nico.

— No, es un puto traidor.

Solté un suspiro en señal de rendición. Sé preguntaran por qué estamos peleando, un nombre.

Percy Jackson.

Los dos habíamos quedado en ir al cine juntos  esta tarde cuando saliera de su posible nueva escuela en forma de consuelo si no quedaba pero también de felicitación si le gustaba la institución. Se lo había dicho a mi padre el mismo día que Percy me lo pidió, pero tuve el error de contárselo enfrente de Nico.

— Nico, entiendo que odies a Percy — El me miró no muy convencido con el ceño fruncido en forma de enojo — Pero no por tu odio me voy a distanciar de él, es mi amigo.

Su expresión dura pareció suavizarce.

— Solo prometeme que cuando llegues hablaremos.

— Ese hablaremos me suena a jugar mitomagia hasta las cinco de la mañana.

— Prometelo — Me exigió, yo reí ante su cambiante comportamiento.

— Lo prometo, sombritas.

El asintió conforme.

— Por cierto... ¿A dónde vas? — Pregunté, él se tenso.

— A ningún lado ¿Por?

— Por qué tu siempre andas en pijama y sólo te cambias para salir. Así que no trates de mentirme.

Sus mejillas se tornaron algo rosadas por que lo que yo decía era verdad. Siempre que no tenía que salir de la casa estaba en su enorme camisa gris de manga larga, unos pantalones de abuelito a cuadros de lana y unas pantuflas negras mientras sostenía su flequillo que ya esta a bastante largo en una coletita. Pero ahora estaba con sus típicos jeans negros, su hoddie del mismo color y encima una chaqueta de mezclilla gris.