𝑹𝒆𝒃𝒐𝒐𝒕; Percy Jackson ✔️ [#2]

𝘔𝘰𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰 𝘥𝘦 𝘥𝘦𝘣𝘪𝘭𝘪𝘥𝘢𝘥

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— ¡No aguantaremos mucho tiempo! — Grito uno de mis hermanos que estaba a un lado mio sosteniendo su espada con astucia a pesar de que sus manos temblaban.

— ¡Lo se! — Le conteste manteniendo el arco en mis manos y disparando como aquella princesa de cabellos rojizos sin parar, cada flecha que salía con dirección al rostro del gigante con el que luchabamos parecía resonar con dolor a mi brazo aun herido — ¡Pero a ese punto el vendrá!

— No lo se, Helena — Mascullo Annabeth, yo gire los ojos mientras gruñia.

— ¡Se trata de Percy! — Le espete — El vendrá.

— No deberías confiarle todo a él, ya sabes como es...

— Metete tus palabras por el puto culo, que aunque me gustaría cerrar tu ocico ahora no es momento de pelear — Guarde mi arco y me lance directo al gigante sacando a Chrysó que se retorcio, mis hermanos se lanzaron al mismo tiempo que yo para seguir el plan.

La cabeza de la serpiente se envolvió con rapidez en los pies del gigante tal cual soga que los unió impidiéndole caminar, este trató de atacarnos, Annabeth se le subió encima llamando su atención mientras Malcom sostenía una de sus manos con una cadena que habíamos enco traído por ahí y habíamos amarrado a un poste de luz que no tardó en ser arrancado del suelo, la fuerza de rebote hizo su trabajo y fue directito a su rostro que lo golpeó con enorme fuerza mientras Annabeth de un salto volvió al suelo para no ser aporreada.

El gigante hiperboreo se desplomó en el suelo con una jaqueca horrible que te daban después de un día de trabajo en donde nadie parecía aportar nada. Corrí hacía el con mi espada en mano lista para acabar con él.

Y como si el mundo me odiara el brazo empezó a doler de forma espantosa justo cuando estaba a centímetros de enterrar la espada en toda su puta cabeza. Mi mente de inmediato culpo a la herida de mi brazo, pero sabía que no era así, él dolor fue tan de pronto y espantoso que me hizo desplomarme de rodillas sintiendo como el brazo se me volvía hielo puro a pesar de que el gigante no me había tocado.

No, no era solo mi brazo.

La pierna que tenía vendada desde el día anterior se había desatado dejando caer restos de polvo dorado al suelo. Si daba un paso me quedaría sin pierna. Era acabar con el gigante o quedar incapacitada para la batalla. Tome con fuerza las vendas y las uní rápido antes de que nos atacará nuevamente el gigante. Mi espada fue a enterarse con brutalidad en su ojo derecho que lo hizo despertar con un enorme rugido, al sacar la hoja esta quedó manchada de un líquido azul, su sangre.

— ¡Helena! — Alcance a escuchar a mi hermana que tomó mi brazo para alejarme — ¡Es Percy!

El gigante se levantó con esfuerzo, pero su mirada aterradora hizo que él mismo sonido desapareciera. Y pude verlo.