C̶a̶p̶i̶t̶u̶l̶o̶ 9̶

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En el carro estoy sentada al lado de Sadashi y mi otro lado esta la ventana del auto, al lado de ella esta Mark sonriendole coqueto mientras al lado de él Josep ve por la ventanilla perdido en sus pensamientos

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En el carro estoy sentada al lado de Sadashi y mi otro lado esta la ventana del auto, al lado de ella esta Mark sonriendole coqueto mientras al lado de él Josep ve por la ventanilla perdido en sus pensamientos.

—chicos ¿todo bien atrás? — pregunta el abuelo mirando por el retrovisor.

Josep parece salir de su letargo y mira a su abuelo con una sonrisa.

—sí, mas bien ¿falta mucho? —dice un poco aburrido y cansado por el largo viaje.

—doy la vuelta y llegamos.

Entonces miro atenta a la ventanilla y puedo observar el hermoso bosque a mi alfrente, se ve un poco tenebroso de noche.

—bajen chicos —ordena la abuela.

Agarro mi mochila rosa, lo pongo sobre mi hombro y hago una mueca, esta algo pesada.

—¿estas bien? — me pregunta Sadashi.

—sí— finjo una sonrisa.

Bajamos todos del carro y trato de finjir que no me duele, nadie puede pensar que soy una debilucha, mas bien que soy todo lo contrario.

—hay dos carpas, una mediana que compartiremos la abuela y yo— avisa el abuelo, mientras señala la dichosa tienda — ustedes tendrán la campaña grande, con sus sacos de dormir, creo que estabien.

Si fuéramos otros adolescentes eso estaría mal pero como todos somos amigos, supongo que estabien.

Ahora Josep agarra la campaña y trata de armarla mientras Mark lo ayuda pero se les cae los palos.

Que inútiles.

—pero que tontos son, usen su cerebro —les digo molesta y le quito los palos a Josep y este frunze el ceño.

—yo sé armar una tienda Helena, cuando era niño lo hacía — me quita denuevo los palos.

—pues parece que no, cerebro de alfiler —le quito denuevo.

—chicos calmense, si hacen eso romperán los palos— nos regaña Mark.

¿Pero quien se cree?

—escuchame pelos nerviosos, yo sé lo que hago y digo que esta es la mejor manera. —lo amenazo y trato de acomodar los palos para la tienda.

Josep me los quita y lo miro molesta.

—¡¡dame eso!! — grito y comenzamos a forsajear.

Cada uno jala de su lado hasta que Sadashi con una fuerza impresionante nos quita los palos y pone sus manos en su cadera claramente molesta.

—¿creen que tienen diez años? —grita molesta, wou, es raro verla asi— comportense, no estamos para estos juegos, hagan las pases ahora mismo— ordena.

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