Capítulo 1
¡Cállate! ¡Cállate! solo 5 minutos más, extiendo mi mano hacía la mesa de noche en busca del estúpido despertador que no ha parado de sonar desde hace diez minutos, lo encuentro y lo apago de inmediato, recordándole a todos sus antepasados, ¡ja! como si el despertador tuviera antepasados, probablemente el despertador no, pero si el que lo invento, así que termino de recordándoselos a él.
Me levanto a regañadientes y voy directamente al baño, hago lo que mi cuerpo pide y después me meto a la regadera. Vivo en un pequeño departamento con mi mejor amiga Sofía, el departamento fue un regalo de sus padres; aunque aporto una pequeña cantidad al mes para los gastos, sé que no es ni la mitad de lo que en realidad gastaría si viviera sola, Sofia es la hermana que tengo por elección, ambas nos venimos a vivir a la ciudad después de ese día que prefiero no recordar.
Me quito mi pijama de los trolls, la cual, según Sofía es la cosa más infantil y anti sexi de este planeta, a mí me da igual, hace mucho que no me interesan esas cosas, dicen mis amigos que un día de estos terminaré dirigiendo un convento.
Busco rápidamente la ropa que me pondré para ir a trabajar, como todas las mañanas termino poniéndome lo primero que encuentro, un pantalón de vestir negro pegado a mis caderas con una blusa discreta color azul, -creo que no luzco tan mal-, peino mi cabello que extrañamente hoy parece estar muy calmado y me permite llevarlo suelto, pongo máscara en mis pestañas y un poco de brillo en los labios, me miró en el espejo y me gusta lo que veo del otro lado, soy una chica promedio, en una escala de 10 soy un 5, según mi hermana soy una mujer de las que se mezclan con las demás, si bien, sé que no soy fea, soy consciente de que no soy tan linda como Sofia, o como Luz una antigua amiga de la cual prefiero no hablar.
Mientras mi amiga Sofi es una chica alta, rubia con ojos color miel, yo apenas mido 1.60, tengo una cintura pequeña y muchas curvas, mi cabello es abundante color negro que llega por debajo de mis pechos y unas largas pestañas, según mi padre soy el retrato de mi madre, ella murió cuando yo tenía 15 años y mi hermana Carolina 10, lo único que herede del bonachón de mi padre fueron mis grandes ojos negros. Sofi y yo nos conocimos durante nuestra época de pubertad, pasamos la etapa de frenos y acné juntas, aún recuerdo cuando la conocí, no era nada parecido a lo que es ahora, ambas estudiamos la licenciatura en administración, pero ella decidió dejarlo cuando una propuesta como modelo le llegó, algo que actualmente sigue realizando. Yo me gradué con honores incluso un año antes, que el resto de mis compañeros.
-Andrea baja a desayunar por dios mujer, no me digas que sigues durmiendo, es tarde, iré por ti y te sacaré a rastras de la cama.
Busco rápidamente mis tacones, ¿Sofi dijo desayuno? Es por todos sabido que ella odia cocinar, cosa que yo amo.
Me pongo mis tacones, tomó mi bolso y salgo corriendo por el pasillo directamente a la cocina, me siento frente a la barra, y observo que Sofia está sirviendo algo en unos vasos.
-Sofi esto no es un desayuno- menciono cuando pone delante de mí un vaso con algo verde.
-Dicen que tomar esto en ayunas, ayuda al metabolismo. Y como tú odias hacer ejercicio conmigo, supuse que te ayudaría a mantenerte en forma.
La miro con la expresión más seria que tengo, pensando en que tiene razón, "odio el ejercicio", pero igual siempre termino corriendo por las tardes con ella. -ni loca pienso tomar eso, se ve asqueroso- Ella me mira y mira el vaso que tenemos frente – ¿confías en mí? - menciona - también tomaré un vaso Andy, ¡aquí esta! - me mira mientras toma el otro vaso con sus manos.
Miro su cara mientras hace un puchero, y no puedo decirle que no -Mierda Sofi, juntas a la cuenta de tres, uno... Dos... Tres... - Escupo lo que acabo de tomar esto es realmente asqueroso y lo peor de todo es que Sofía no tomo nada, solo ríe a carcajadas cuando ve mi cara.
-Eso fue por no ponerte el vestido que te regale- la miró furiosa, ni loca pienso ponerme la ropa que me regala para el trabajo, siempre son vestidos cortos y provocativos. La fulmino con la mirada enseñándole mi dedo de en medio.
Mientras limpio mi cara con una servilleta, me dirijo al baño ocultando las ganas que tengo de tomarla por los pelos y hacerla tragar el resto del batido verde.
Después de asearme salgo de baño y la veo acostada en el sofá, con esa cara de satisfacción cada que se divierte a mi costa, está leyendo una de sus revistas de élite, cosas y personas que solo ella conoce.
-Sofi me voy, te deje el desayuno en el microondas.
-Gracias, que haría sin ti, toma hoy no tengo llamado- menciona arrojándome las llaves de su auto.
Hace cuatro años
Mis piernas tiemblan, siento que me puedo desmayar en cualquier momento, no puedo creer que esto me esté pasando en verdad; miro al frente y veo a Diego proponiéndome matrimonio, una lagrima corre por mi mejilla. ¡Por dios, es el mejor día de mi vida!
Se que no es el lugar ideal e incluso me percato que no está sobre su rodilla, << pero al diablo>> es la persona con quien quiero pasar el resto de mi vida.
Miro alrededor y veo a mis amigas Sofia y Luz, aun lado de ellas a Mario amigo de Diego, que esperan con ansias mi respuesta. Salto del sofá donde me encontraba sentada, arrojándome a sus brazos, grito en su oído para que me pueda escuchar sobre la música estruendosa que hay de fondo. -¡Sí! Acepto- el me mira y deposita un beso en mis labios. Volteo y todo el mundo comienza a gritar y aplaudir. Entre la oscuridad del antro en el que estamos logro ver que Luz hace una mueca de disgusto, sé que no está muy contenta con mi decisión, ella nunca ha estado de acuerdo con mi relación, según ella Diego es un patán. Sofia trata de apoyarme, aunque sé que tampoco le agrada mucho mi novio. A diferencia de Luz, Sofia no se la pasa recordándome las veces en que Diego me ha traicionado.
- Muñeca vas a tener que esperar por tu anillo, esto sucedió tan rápido que no me dio tiempo de conseguirte uno- me dice al oído.
Miro que se da la vuelta para cuchichear algo con Mario, cuando siento detrás de mi a Sofia, -espero estés consciente de la decisión que acabas de tomar Andy, sabes que siempre te apoyare en lo que decidas, pero creo que casarte con él no es una buena idea- la miro con el ceño fruncido – acabas de graduarte Andy, aun te faltan muchas cosas por hacer, y personas que conocer, además Diego no es la persona...
-Por Dios, ¡ahora no!, no arruines este momento tan especial para mí- le grito.
- ¿momento especial? - levanta un poco su ceja y me mira enojada – Andy te pidió matrimonio en un antro, discúlpame sé que no soy la persona más romántica de este mundo e incluso en más de una ocasión me he burlado de tus cursilerías. Pero se perfectamente que esto- mira alrededor de donde estamos señalando con sus manos- no es lo que tu esperabas para este momento especial en tu vida- la miro un poco molesta porque ella es la que está arruinando este momento, sé que no es lo que yo había imaginado, ¡pero por dios eso no es lo importante!
Me doy la vuelta enojada dejando a Sofi hablando sola, hoy no tengo ganas de discutir con nadie.
Me dirijo a buscar Diego el cual parece estar discutiendo con Luz, ¡lo que me faltaba!, conociéndola debe estar reclamándole. Llego hasta donde se encuentran, y por el ruido no se percatan que estoy justo a un lado de ellos, no logro escuchar lo que discuten, pero tampoco estoy interesada, solo quiero tomar a mi novio y desaparecer de aquí.
- ¿Nos vamos? - le indico tomándolo del brazo.
-Claro, muñeca- se gira en dirección a luz y le da una mirada amenazadora, ¿qué diablos fue eso?
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Ferrec
RomanceFerrec ¿Por qué sigues aquí? Sinopsis El multimillonario Aaron Ferrec es un empresario francés frío, calculador y arrogante, considerado uno de los soltero más cotizado, y conocido también por salir con una mujer diferente todas las noches, él jamás...