2 Semanas

Capítulo XV

Día 15: Despertar

Era de mañana, de un sobre salto despertó la pelirroja, miró a su alrededor para aclarar su mente, entonces con tristeza se dio cuenta de que Ulquiorra ya no estaba, se reprochó lo ocurrido, los pensamientos ridículos de abandono que circulaban por su cabeza, se levantó rápidamente, se percató de que aún tenía el vestido y la boina, aquello no había sido un sueño, realmente el pelinegro se había quedado en Francia, mientras que a ella la devolvió a su vida en Japón.

Corrió a la habitación de su hermano Sora, para encontrar sólo el vacío, se apresuró entonces al baño que igualmente lucía normal, cada vez más ansiosa se dirigió a la cocina, pero en esta ocasión no encontró el desayuno en la mesa, ni flores como adornos, sólo la soledad de la ausencia, literalmente desapareció sin mirar atrás el espada.

Ese amargo amanecer no hubo detalles, no hubo regalos, no hubo regaños; ese día la escuela se sentía inusual, era demasiado ruidosa, a sus amigas no podía decirles lo que la aquejaba, las clases le resultaban aburridas, ver a Ichigo con esa cara nostálgica no servía para levantar el ánimo, la ausencia de Rukia lo tenía deprimido al shinigami, haciendo más ácido el silencio entre los dos jóvenes.

Orihime se negó a renunciar por completo al contacto con Ulquiorra, buscó por días alguna pista de su paradero, una nota, una dirección, cualquier cosa que le ayudara a comunicarse con el arrancar, pero no encontró nada útil, ni siquiera tuvo la inteligencia para pedir su número de teléfono, y aunque el espada podía haberse quedado en Francia, no tenía una remota idea de cómo escribir una carta o una llamada, no sabía francés, por lo que no sabía la ubicación del departamento donde estuvieron en el Sena. Desconsolada después de días la pelirroja se dio por vencida, se sintió muy triste, tenía una profunda amargura por la situación, pero no encontró solución, así que se decidió a guardar sus recuerdos sin poder hablar con alguien, tendría que cargar con ese dolor sola.

Los días se convirtieron en semanas, ese tiempo no alivia las heridas, ni el olvido, pero la rutina y la tranquilidad reemplazan de a poco la tristeza, así pues las dos semanas que vivió con Ulquiorra se transformaron en algo parecido a un sueño.

Orihime regresó lentamente su atención al shinigami, el caos por la relación de Ichigo con la sociedad de las almas no tardó en volver, a penas la paz de la vida cotidiana se sintió por un par de años, una vez más los problemas regresaron, así como ese sentimiento amargo de los celos a causa de la señorita Kuchiki, el dolor de perder a sus conocidos shinigami, las heridas y el terror de las batallas.

Sin embargo se caso en un arrebato con Kurosaki Ichigo, en la sombra de la boda de Renji y Rukia, Inoue no podía negar que a veces sentía que era el premio de consolación de su propio esposo, su vida soñada no era la que vivía, era sólo una parte, tenía al hombre que había escogido, pero no tenía todo lo que quería hacer, era una buena mujer, la típica esposa que cocina y cuida de su hijo Kazui.

No podía decir que no era feliz, aunque ella hubiera querido darle más hijos a Ichigo, hermanos como los tenía su amado, igual que ella tuvo el suyo, sin embargo el shinigami se negó, para el pelirrojo su pequeño estaba bien así, su vida siempre estaba rodeada de sus amigos de la sociedad de las almas, la vida no era rutinaria, ni una aventura, pocas veces salían a lugares excéntricos, ni hablar de viajar a otros países, su labor los ataba demasiado a ese lugar.

Algunas noches la luna le traía de vuelta los recuerdos de Ulquiorra, de ese hombre que conoció por dos semanas, ese que era más que un amigo para su corazón, solo ese lejano satélite era lo único que le quedaba como prueba de lo vivido.