Capítulo 6: La casa de los Castros

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Tras caminar un rato y ir pensando llego a la casa de Lucas, tiene bonita entrada con un jardín lleno de flores y una canasta de fútbol.

Cuando los conocí nos pasábamos días jugando. Que buenos tiempos...

Toco al timbre, se me había hecho demasiado tarde pero no podía pensar con claridad con tanto lío en la cabeza.

Minutos después de que Lucas abriera la puerta veo su cara de asombro y duda, también feliz no entiendo porqué.

Me pregunta que hago ahí y sin más tonterías entro, como si fuera mi casa y saludo a su madre mientras él se acerca a mi.

Nos dirigimos a su habitación a hablar, sabía que lo que le contaría sería algo que quisiera saber, así que me escuchó con atención. Ese tema nos atormentaba a los dos.

-El otro día en el cementerio...tu madre...-No sabía si hacía bien contándolo, pero seguí.-Me dio una carta... de Daniel...

-Qué???!!! Como?Cuándo? Qué dice?-Dijo gritando.

-Shhhhh callaaa que esto tiene que quedar entre nosotros dos, nadie más lo puede saber.

Le enseñé la carta y la leyó. Mientras sus puños se apretaban, seguro que se arrepentía y se echaba la culpa por no poder evitarlo.

-Lo siento-Le dije cuando terminó, que sentí sus brazos desesperados rodearme y su lágrima caer.

-No es tu culpa, tenemos que arreglar esto, lo tienen que pagar.-Dijo en un susurro hecho una furia.

-No, no. No podemos... Son peligrosos, no leístes lo que dijo Daniel, Lucas no lo hagas...-Le respondí fuertemente al abrazo y nuestros llantos se descontrolaron.

En un momento, la situación se fue calmando hasta que ya no pudimos seguir llorando.

-Chicos si queréis podéis bajar a cenar-Gritó su madre desde la cocina.

Me aclare la garganta y le respondí-No hace falta señora Castro, no tardare en irme a mi casa, gracias de todas formas.

-Que va, ahora mismo llamo a tu madre y te quedas aquí a dormir, es muy tarde y ahí sitio de sobra.-Me dijo, mientras veía que Lucas me suplicaba con la mirada que me quedara y yo fruncía el ceño.

-No hace falta...Llego en nada a mi casa.

-Mamá, Íngrid se queda a dormir llama a su madre.-Dijo Lucas con una sonrisa maléfica, ya que se había salido con la suya.

-Vale hijo.

Su madre llamo a la mía y la mía acepto. Olvidaba que ellas también eran buenas amigas después de todo.

No me lo podía creer, porque siempre acababa en las mismas situaciones? A caso alguien me escuchaba?

Guardándolo en el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora