4. Salida familiar improvisada

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«A veces necesitamos escapar del mundo por un momento. Despejarnos de todo y todos, y tener un momento a solas para poder estar en paz. Pero a veces ni siquiera alejarse kilómetros y kilómetros llega a ser suficiente. Hasta diría que es peor, porque a solas, es el momento perfecto para que tus demonios se hagan escuchar hasta con un susurro entre tanto silencio. Así que yo a veces prefiero ponerme auriculares y quedarme en la cama. Porque con la música a todo volumen, mantengo a mis demonios callados por un buen rato...»

No es fácil estar en casa cuando mis padres se la pasan discutiendo la mayor parte del día. Que porque papá olvidó la salsa de tomate fuera de la heladera, que porque mamá se olvidó de comprar el pan para la noche, que papá olvidó el papel de cocina cuando fue al super... Al parecer, todo es una pelea constante.

Pero se olvidan de algo.

Que todavía vivo con ellos. Y que no soporto la situación.

Cierro la puerta de mi habitación con fuerza para que sepan que estoy enojada. En realidad no sé por qué lo hago, porque al parecer ni siquiera les importa. Jamás corroboran que esté bien.

Me tiro a la cama y me pongo auriculares para escuchar música al máximo y así no escucharlos.

Al parecer hoy pelean porque papá olvidó pasear al perro.

Suspiro, ruedo mis ojos y pienso alguna manera de sacar todo mi enojo y frustración. Quisiera llamar a Rosie para salir a caminar un rato, pero: 1, no quiero agobiarla con mis problemas y 2, ya es de noche.

Tomo mi celular y abro el chat de conversaciones. Busco en contactos, más que nada para distraerme con algo. No tengo demasiados amigos a decir verdad, pero con los que tengo ya es suficiente y más que eso.

«Tutor Webber»

Sonrío.

Ha pasado una semana y media desde que venimos estudiando, ya sólo me quedan dos días más y terminaremos con las clases particulares. Me angustia pensar qué pasará después de esto. ¿Seguiremos hablando? ¿Somos amigos? Me ha tomado poco tiempo para aceptar que realmente él me gusta.

Me di cuenta desde el momento en que quise besarlo para saber cómo se sentiría eso. O al menos acariciar su pelo. Quiero estar más cerca de él de lo normal.

Muero por hablarlo en este momento pero, ¿qué pensaría si lo hago?

Bah, mando todo al diablo y abro su chat. Pongo la primera excusa que se me ocurre.

«Hola? Creo que tengo problemas con encontrar la x de nuevo»

No tarda mucho en responder.

Me lo imagino tirado en su cama viendo redes sociales hasta dormirse. ¿O estudiará a esta hora? No creo, ¿quién llega de un entrenamiento con ganas de estudiar? Yo prefiero dormir.

«Buenas noches Pandora, mándame una foto y te ayudaré»

Mierda. Ni siquiera tengo la carpeta cerca de mí.

«Ay, no tengo carga en el celular ahora. Pero si te explico por audio podrás ayudarme?»

No responde el mensaje, pero lo ve. Pasa al menos un minuto cuando mi celular vibra en llamada. Mi corazón se frena. Es Mark. ¡Mark me está llamando!

Me muerdo el labio inferior con fuerza y lo atiendo.

—¿Hola? —titubeo, me siento demasiado nerviosa y no sé cómo actuar. Agradezco que él no esté viéndome.

Holaaa —alarga, parece contento y eso hace que mi humor mejore—. Lo siento, no me gustan los audios cuando hay cosas de por medio que explicar, así que prefiero llamada.

El diario de PandoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora