6. ¿Presentación desastrosa?

25 6 2
                                    

Me despierto con Mark abrazado a mí, con una pierna sobre las mías, y sus brazos me atraen a su cuerpo tan fuerte que parece que estuviera despierto y con los cinco sentidos alerta.

Lo observo dormir un buen rato mientras acaricio su cabello rubio. Su rostro está impasible y parece en paz.

Suspiro y me relamo los labios antes de darle un beso en la boca que ni así logra despertarlo.

—¡Pandora! —se escucha al otro lado de la puerta y me sobresalto. ¡Mierda! Es mamá y parece apurada—. ¡Desde cuando cierras la puerta!

—¿Qué sucede...? —pregunta mi compañero con voz adormilada, se restriega un ojo y con el otro me mira sin entender nada.

—Mamá... quiere entrar.

—¡¿Qué?! —eso logra hacerlo despertar por completo y se levanta de un tirón de la cama, se pone la remera con una rapidez que me impresiona y sigue por sus zapatillas.

—¿Pandora estás con alguien? —interroga mamá ahora, así que no veo otra opción que ser sincera con ella.

—¡No! —miento. Mierda.

Me pongo la remera que uso de piyama y con señas le digo a Mark que se esconda bajo la cama. Me hace caso y abro la puerta. Mamá entra al cuarto con su celular en mano, parece estar viendo sus redes sociales.

—Son las once de la mañana, ¿por qué no fuiste a clases?

—Lo siento, me dormí y no escuché la alarma. —miento apresuradamente.

—¿Vas a desayunar? Compré para hacer pancakes. —anuncia con una sonrisa en su rostro. Parece feliz cuando papá no está.

—Eh, sí, claro... —me acomodo el cabello nerviosa—. Sólo déjame lavarme los dientes y bajo.

—Bien —dice sin más. Le da un último vistazo a mi cuarto y se gira para marcharse, pero antes de hacerlo, agrega:—, que venga el chico que está debajo de la cama también, si va a dormir en mi casa tengo que conocerlo, ¿no crees?

Mis mejillas se incendian tanto que me recuerdan a aquella vez que me hice pis encima en el colegio. Muero de vergüenza ahora mismo.

Se va riéndose de algo que ve en Facebook y yo cierro la puerta, abochornada.

Mark sale y tiene las mejillas más rojas que las mías. Me recuerda a su hermana cuando nos vio besándonos, y no puedo evitar soltar una carcajada debido a toda la situación que acabamos de tener.

—Eso fue... —comienza él, pero no encuentra palabras para describir lo sucedido—, lo más emocionante que viví en mi vida hasta ahora.

—Admito que yo también.

Me llevo una mano al pecho y siento cómo mi corazón parece correr una carrera allí dentro.

—Entonces... ¿tú mamá quiere conocerme o era un código contigo de que me vaya ahora mismo?

—Ella quiere conocerte.

—No tengo cara para ver a tu mamá ahora mismo pero... No quiero que ella me odie.

Me río y lo tomo de la mano para arrastrarlo hacia afuera.

—Vamos, necesito vivir esto.

Al cabo de unos cinco minutos nos dirigimos a la cocina con Mark, y siento su mano sudar tanto sobre la mía que decido soltarla. Se queja, pero no le hago caso y le empujo dentro de la cocina porque a último momento él se arrepiente.

—Buen día, mamá —saludo con una sonrisa nerviosa. Está haciendo los pancakes y tiene tres platos en la mesada.

—Buenos días —dice, seria. Voltea hacia nosotros con los brazos en jarras y analiza de arriba abajo a mi compañero—. Así que eres tú el que se escondió debajo de la cama...

—Lo-lo siento señora Rhodes —se apresura a disculparse y se rasca la cabeza en un acto nervioso—. Yo no quise ser irrespetuoso.

—Tranquilo, sólo espero que sea la última vez —apunta con un dedo, pero más que nada la advertencia va dirigida a mí—. Entonces, ¿cómo es tu nombre?

—Mark Webber —se acerca a mamá y le estrecha la mano.

—¿Qué te gusta ponerle a los pancakes, Mark?

—Eh...sólo un poco de miel. —parece tímido ahora, pero anoche su timidez quedó fuerade casa cuando se coló por la ventana.

El diario de PandoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora