Capitulo Trece

23.5K 2K 510
                                    

—Hola —saludó el rubio recostándose de la encimera de la cocina. Quería estar cerca de él todo el día y hablar con él pero ahora que lo tenía frente suyo no tenía idea de que decir o que hacer.

—Hola —susurró Kala dándole un sorbo a su vaso con agua y acercándose hasta quedar a varios metros de distancia del rubio, tuvo que levantar la cabeza para poder verlo a los ojos, le gustó que no llevaba las gafas oscuras.

—No me hablaste en todo el día —dijo Saúl rascando su barbilla. Kala asintió lentamente con la cabeza y dejó el vaso en la encimera.

—No lo sé, no quería que nadie se enterara de lo nuestro —susurró lo último percatándose de que el rubio solo llevaba unos pantalones anchos para dormir, sus mejillas empezaron a tornarse rojas con solo ver su pecho desnudo, quería tocar su abdomen poco marcado.

—Ya —susurró Saúl dándole la razón, Kala se alegró de que no la había corregido, lo que significa que había aceptado lo "nuestro". Dejó de ver su abdomen y fijó su atención en sus ojos, Saúl le gustaba. Lentamente y con timidez se acercó a su cuerpo y envolvió sus estrechas caderas con sus brazos, su piel se erizo y sus pezones se pusieron de punta cuando envolvió el caliente cuerpo de Saúl con el suyo. Su rostro quedaba sepultado entre los pectorales del rubio pero no le importaba ya que podía oler el aroma que brotaba de su cuerpo.

Por un momento Saúl estuvo rígido pero segundos después se rindió al abrazo y apretó a la pequeña morena contra su cuerpo, la acomodó entre sus brazos y con lentitud bajó su cabeza hasta acomodar su barbilla en la coronilla de su cabeza, su cabello olía delicioso. Su corazón incrementó su ritmo cuando la respiración de Kala hizo cosquillas en su pecho y la sangre se acumuló en su entrepierna cuando aquella chica dejó un beso en el mismo lugar. Su abdomen se contrajo, su respiración se volvió superficial y la sangre abandonó su cuerpo.

No sé había quejado, en vez de eso la apretó más a su cuerpo, Kala supuso que le había gustado que lo besara, más contenta consigo misma empezó a repartir suaves besos por todo su pecho. Le gustaba su cuerpo, y le encantaba que su pecho tenía un fino rastro de vello rubio que era bastante suave; su suave pero a la vez dura y firme piel le provocaban unas enormes ganas de lamer, chupar y mordisquear todas las partes descubiertas de su cuerpo, optó por solo repartir suaves besos y algunas veces hacer suaves succiones en el pecho del rubio ignorando el bulto que se presionaba contra su estómago.

Saúl trataba de controlarse pero cuando sintió como esos suaves labios se deslizaban desde su esternón hacia su tetilla no pudo contener el fuerte gruñido que arañaba su garganta y que quería escapar. Aquellos besos en su pecho lo estaban llevando al cielo y sin poder evitarlo la vara entre sus piernas despertó. Suavemente sus caderas se movieron en un baile sensual de derecha a izquierda e inconscientemente el enorme bulto en sus pantalones empezó a frotarse contra el abdomen de Kala. Dejó escapar un gemido de placer, más fuerte que el interior, y llevó una de sus manos al trasero de Kala, gimió de alegría cuando su enorme mano cubrió ese gran durazno y lo apretó sin aplicar bastante fuerza, Kala se sobresaltó y dejó de repartir besos en su pecho.

Por favor no pares, por favor no pares, rogó Saúl en su mente.

Detuvo los movimientos de su cadera, relamió sus labios y pacientemente esperó a Kala, quien se mantenía estática en su lugar. Las pequeñas manos de Kala se movieron desde su espalda hasta colocarlas en su duro abdomen, ambos dejaron escapar una pesada respiración.

— ¿Puedo darte un beso? —indagó nerviosa la morena. Saúl asintió y poniéndose de puntillas y sujetándose al duro cuerpo de Saúl, Kala posó sus suaves labios en los magníficos y excitantes labios de Saúl. Lo que empezó como una suave caricia se convirtió en algo más crudo, salvaje y fascinante. Sus lenguas se encontraban y se enredaban, se devoraban y se saboreaban, se entregaban con tanta pasión que amenazaba con destruirles.

Aunque no pueda VerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora