Epílogo

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— Y si vuelves hacer llorar a mi nieta, tomaré un vuelo, iré a tu casa y te cortare las pelotas —La abuela de Kala miraba a Saúl con una mueca en el rostro, Saúl asentía lentamente y no quitaba la mirada de su abuela, era gracioso ver como una señora mayor que media alrededor de 1,49 intimidaba a un hombre que le doblaba el tamaño—, Una llamada de mi Kala y te juro que te mataré, señor Saúl.

—Me quedó claro, nada de lastimar a su nieta —Kala sonrió y arregló su mochila, observó la sonrisa de satisfacción que se dibujó en el rostro de su abuela, Saúl suspiro aliviado.

—Excelente... ¡pero mira que niño tan lindo ha traído Kala a la familia! —La abuela se alzó en las puntas de sus pies y apretó con fuerza las mejillas de Saúl, quien por educación tuvo que agacharse para la abuela pudiera llegar a su rostro—. ¿Verdad que es bello, Sonia? —La madre de Aiden, Sonia, asintió y le brindó una sonrisa a Saúl.

—Es un chico muy sexy —admitió acercándose a Saúl y desarreglando su largo cabello rubio, Saúl se dejó mimar pero sus cachetes ya se estaban poniendo rojos por los apretones de la abuela.

—Abu ya, estas lastimando su rostro —Kala se acercó divertida y alejó a Saúl de las garras de su abuela, depositó un beso en cada mejilla y lo miró preocupada.

— ¿Estas bien con toda esta atención? —Saúl fingió pensar u luego sonrió.

—No me molesta, tu familia es divertida —Kala asintió y volvió a besar las mejillas de su novio, no podía evitar hacerlo. Saúl era muy sexy y ahora que las cosas estaban arregladas y ya no se encerraba en sí mismo, Kala aprovechaba cada momento para recordarle que él le pertenecía, al principio fue extraño descubrir que era posesiva pero a Saúl no le desagradaba.

—Sí, lástima que ya nos vamos —susurró haciendo un mohín con los labios, Saúl los besó y se encogió de hombros.

—Volveremos a visitarlos —Ambos se encontraban en el aeropuerto, su vuelo saldría en menos de una hora y todos se encontraban allí para despedirlos. Luego de una semana en la que Saúl conoció a una parte de su familia y conoció Florida, ya era momento de volver a casa. Se habían divertido muchísimo visitando las playas y bronceándose bajo el caliente sol de Florida, al principio había sido incómodo para los novios, pero con el paso de los días todo fue más fácil y divertido, aún Saúl despertaba a Kala pidiéndole disculpas y recordándole que no la lastimaría, pero a Kala ya no le incomodaban sus disculpas, le parecían graciosas y adorables.

Por el momento solo Sonia y su abuela se encontraban en el aeropuerto con ellos, Rayden estaba en la escuela, su tío en el trabajo y Aiden no había vuelto a casa. Descubrió que Aiden se estaba haciendo cargo de la chica de la cual le había hablado, que sorprendentemente si estaba embarazada, recordó que David se había reído cuando se enteró de la noticia. De José se despidió en casa y a Machine le dejó un mensaje de voz pidiéndole disculpas por lo que había ocurrido en la boda, hasta puso a Saúl a disculparse por su estupidez.

Ahora solo esperaban a que David llegara al aeropuerto, no lo habían visto desde el día anterior y estaban preocupados por él, cada que lo llamaban respondía la contestadora, pero tenían fe de que en cualquier momento el moreno llegaría.

—Faltan veinte minutos y David no ha llegado —Saúl miró su reloj con nerviosismo por sexta vez, Kala asintió lentamente con la cabeza y observó su alrededor, la abuela y Sonia se habían marchado a comprar un café y no había ni rastros de David ¿dónde estaba? —Ah, ahí viene —Saúl miró detrás de Kala y frunció la ceja, Kala giró.

David caminaba hasta ellos con aire despreocupado, llevaba unos vaqueros desgarrados negros, una camiseta blanca con una camisa a cuadros roja y una vans del mismo color, su cabello estaba despeinado y en sus manos llevaba dos botellas de agua y un café, Kala lo miró confundida.

Aunque no pueda VerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora