Capitulo diecisiete

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Calor, presión, algo resbalaba por su cuello al igual que su frente, sentía que se asfixiaba ¿quién había llevado su cuerpo al infierno? Inhaló, exhaló y abrió los ojos. Todo estaba borroso, se sentía mareada pero sobre todo, confundida ¿dónde estaba?

Miró el techo de la habitación por unos minutos tratando de aclarar su visión y organizar sus pensamientos, no recordaba mucho de la noche anterior, no sabía cómo había llegado allí o porque su cuerpo estaba tan caliente, tenía muchas mantas encima.

Un movimiento a su lado la asustó, despacio giró la cabeza, la respiración se quedó atorada en su garganta cuando vio unos brazos grandes y fuertes, y una espalda bastante ancha ¿Saúl? Se preguntó, pero la idea se fue de su cabeza cuando vio una maraña de pelo marrón que se encrespaba en la nuca ¿David?

Arrugó la frente, mordió su labio y trató de tranquilizar su respiración ¿por qué estaba en la cama con David? ¿Por qué no tenía camiseta? Nerviosa levantó las sabanas que cubrían su cuerpo y chilló cuando vio que no llevaba pantalones, solo unos boxers que se apretaban a su trasero. Dejó caer la sábana y llevó las manos a su boca ¿Qué pasó? Piensa cabeza, piensa cabeza, canturreó en su mente a punto de perder la cabeza, no habían tenido sexo ¿cierto?

Volvió a mirar la espalda de David, tenía muchos lunares que iban desde su cuello hasta sus caderas estrechas, miró con atención una pequeña mancha en forma de luna que descansaba en su hombro pero lo que más llamó su atención fue la mancha rojiza que estaba en su cuello, al igual que en varias partes de su espalda ¿Un chupón?

No, no, no esto no puede estar pasando ¿en qué clase de película adolescente se había metido? Cerró sus ojos por un momento y llevó la mano a su cabeza, dolía horrible. Recordó la noche anterior:

Con el alcohol recorriendo sus venas, el cuerpo caliente de David, su cabeza hecha un caos había decidido quitarse el vestido; había soltado una bocanada de aire cuando la frescura de la habitación acarició su cuerpo desnudo, solo cubierto por su ropa interior, sonrió relajada; tiró todas las sábanas hacia abajo y volvió a acercar su cuerpo al de David.

Dormía bocabajo con los brazos bajo la almohada, su espalda estaba rígida y sus piernas estiradas; Kala colocó su rostro en la espalda de David coló su pierna entre las de David, la tela de sus pantalones de dormir acariciaban las piernas de Kala. Y de la nada sintió deseos de acariciar y besar su espalda, tenía una espalda grande y fuerte, su piel era bastante suave y cargaba un rico olor a Canela y pimienta negra, ambos estimulantes para el cerebro.

Depositó un beso en su espalda, le gustó la suavidad de su piel, fue dejando un rastro de besos desde su nuca hasta su cadera, para después volver a subir y continuar descendiendo por su cuerpo, las yemas de sus dedos acariciaban sus costados y sus hombros, David gimió.

Estaba soñando, eso lo explicaba todo, alguien estaba besando y arañando la piel de su espalda, jadeó suavemente y se removió al sentir como toda su sangre viajaba a su pene. Su cuerpo se sentía caliente y pesado, subió un poco la pierna y se presionó su pene de la cama, gimió pero después abrió los ojos. No estaba soñando, alguien si estaba haciendo esas cosas con su cuerpo, se dio la vuelta bastante rápido causando que el rostro de Kala chocara con su abdomen y su pierna quedara enjaulada entre las de David.

— ¿Qué demonios?

—Hola —susurró Kala estirándose hasta quedar con la cara metida en el cuello de David donde inhaló su aroma a Canela—. En serio hueles delicioso.

—Eh... ¿gracias? —David intentó alejarse del cuerpo de Kala pero esta no se lo permitió y se abrazó aún más a su cuerpo, había sido mala idea dormir con una Kala borracha en la misma cama—. ¿Qué estás haciendo?

Aunque no pueda VerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora