capitulo 7

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Ha pasado ya un mes desde que yuu-chan y yo somos novios, nuestra relación poco a poco se vuelve increíble con forme pasa el tiempo. Nunca había tenido novio por lo que no sabía cómo avanzar un poco en nuestro noviazgo, que debería hacer con yuu y como tratarlo para que se sintiera querido día trás día por lo que de vez en cuando le pedía consejos a mi amiga Akane Comprarle flores y chocolates era relativamente costoso, no es que sea tacaño si no que literalmente no contaba con el dinero para hacer esa clase de regalos por lo que un día decidí escribirle una carta con algún poema o algo. No podía ver bien mi propia letra así que cuando le mostré lo que había escrito a Akane ella comenzó a reírse como loca, no sabía si se burlaba de mis palabras o de mí por lo patético que era el dar cartas en pleno sigo XXl.

- Mikaela, no puedo crees que escribas así jajaja

- oh, vamos no escribo tan mal, corregí acentos, usé muchos conectores diferentes y tuve mucho cuidado con las faltas de ortografía

- y ya viste tu letra? Parece de un niño de 5 años. Sé que no fuiste a la escuela pero ésto es ridículo jajaja- mi amiga seguía riendo con toda la intención de burlarse de mí, me sentí avergonzado así que le arrebate la carta donde había escrito mis pensamientos para yuu y la guardé sin cuidado en mi bolsillo del pantalón, había estropeado mi carta pero eso ya no valía la pena ahora. Me alejé de ella muy molesto dejándola sola en la cocina para nuevamente volver a tomar órdenes de los clientes que recién llegaban a la cafetería.

- Ey Mika, oye no te enojes, tan solo fue un comentario...

- pues me molestó ese maldito comentario, sabes que? Mejor olvídalo, veré como le consigo un regalo a yuu-chan, tu solo pierdete y sigue preparando las galletas porque ya no tengo para venderle a los clientes- dije sin más para relajar mi rostro y cambiar mi expresión de enfado con una de alegría, sonriéndole a los clientes que había llegado al lugar. Los atendí lo más rápido posible y regresé nuevamente a la cocina para preparar sus órdenes, por suerte no habían muchos clientes por lo que no teníamos mucha presión para preparar las cosas que nos pedían. Akane solo me miraba mientras yo seguía trabajando, sus palabras me habían lastimado demasiado ya que tenía razón o al menos eso pienso ya que en realidad no puedo ver bien las cosas que escribo, casa vez agradaba más mi tipo de letra para poder distinguir lo que decía pero me estaba costando más y más trabajo, es de imaginarse que la carta de mi amado estaba muy mal estéticamente hablando a pesar de estar bien redactada. Creo que fue mejor que mi amiga se burlara de mí a qué lo hubiera hecho mi novio.
Al terminar de preparar mis órdenes las llevé hasta mis clientes los cuales eran dos chicos de colegio Seraph y una chica del mismo colegio, me habían pedido un par de malteadas y unos brownies lo cual era fácil de preparar, los entregué y me regresé a la cocina para seguir con otras órdenes hasta que en menos de un minuto una de mis compañeras me habla con mucha preocupación.

-Mika, un cliente está muy molesto, dice que quiere hablar contigo!- era krull, una chica recién contratada, era una chica muy amable y una excelente cajera. Hice caso a su llamado y fuí hasta donde se encontraba el cliente y me sorprendió ver qué se trataba de los mismo chicos de hace un momento. Me pare en frente de el y esperé a que me dijera su problema pero no esperaba que me empezará a gritar cruelmente llamando la atención de mis compañeros y algunos otros clientes del lugar.

-acaso eres retrasado? Sabes lo que me acabas de entregar? Es una mierda de malteada, te pedí una malteada de vainilla, lo único que tenías que hacer es prepararla con los ingredientes que se supone ustedes ya saben cuáles son. Crees que me voy a tratar la mierda que me diste imbécil?

- p-pero, cual es el problema? Yo siempre las preparo de la misma manera, no entiendo que pasó...y-yo...

- tal vez a tus clientes les gusta comer las porquería que preparan aquí pero yo no voy a pagar por ésta porquería- justo cuando iba a decir algo más el chico se acercó a mí y me tiró la malteada encima ensuciando desde mi cabeza hasta lo que pudo alcanzar de mi cuerpo. Nunca antes había sufrido una humillación tan grande como la que estaba viviendo ahora mismo. No supe que hacer en esos momentos, mis palabras ya no salían de mis labios, mi corazón latía fuertemente al sentir tanto enojo, frustración y vergüenza. Los chicos se fueron y mis compañeros salieron a ayudarme . Las chicas me llevaron a la cocina para ayudar a limpiarme pero solo me negué y me encerré en el baño para estar un momento a solas. No entendía que fue lo que pasó, porque había dicho esas cosas sobre la malteada que había hecho, siempre las preparaba de la misma manera incluso muchos me han dicho que las que hago son las mejores así que, que fue lo que pudo haber pasado?
Lavé mi cabello como pude en el lavamanos y me miré al espejo para seguir limpiándome. La imagen de mi reflejo me entristeció bastante, yuu-chan vendría por mi como todos los días y yo estaba sucio, lleno de malteada de vainilla por todos lados. En un momento de frustración tomé mis cosas y me salí del trabajo sin avisar. Mis compañeros intentaron detenerme pero los ignoré abriéndome paso para marcharme y no ver a nadie. Aún faltaban 3 horas para mí salida pero eso no me importó, se que mañana recibiré todos los reclamos de mi jefe y tal vez me descuente el día entero o dos ya que suele ser muy severo cuando pone sus castigos. No me importó la consecuencia que pueda tener, no quería estar en el trabajo , ni podía ver a nadie después de todo lo que pasó. Al llegar a casa dejé mis cosas en la sala y me quité la ropa para caminar hasta mi baño y así ducharme, duré una hora en la ducha tratando de reflexionar sobre lo que pasó, me sentía culpable de la situación e impotente por no haberme defendido como debía, era un ser débil y estúpido al rebajarme demasiado al punto de dejarme humillar públicamente tan solo por necesidad, la necesidad de no perder el empleo que me da de comer.

Malteada de fresaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora