Capítulo 1: ¿Quién es Dolor?

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  Entre todas las existencias, remarco la existencia de uno, exactamente en la Ciudad de México;
un chico, no más ni menos importante que todos, pero que cambió la historía de muchos adolescentes.

Su nombre es Dolor, de la edad de aquellos jovencitos a los que les empieza a salir su primer brote de bigote y su voz se hace más grave, aunque pareciera que en él, el tiempo pasaba desapercibido; 14 años era su edad, su piel era tan blanca como la de blanca nieves, pero en este caso, él no era blanca nieves, ni mucho menos tenía la aptitud de un principe de cuento.

Era tan delgadito que parecía un espagueti y su altura era promedio, aproximadamente de 1.60m, aunque su estatura no es lo importante, pero vale la pena saberlo. Su cabello era más negro que el plumaje de los cuervos, al igual que sus diminutos y tristes ojos.
La ciudad en la que vivía era tan grande, que él solamente era una hormiguilla de las más pequeñas de ahí.
En el lugar habitaba mucha gente, aunque para él, todos ellos, es decir, la gente que lo rodeaba en su mayoría le parecía que era mala, codiciosa y sin escrúpulos. Así lo veía él, o por lo menos así lo percibía las pocas veces que él salía de su cueva, es decir, de su habitación.

  Él era un chico que se sentía muy solo, que pensaba que así era mejor pues de esa manera se evitaría menos rechazos por su inclinación hacía lo oscuro y desolador, tal vez, él quería ser mejor, pero qué erá mejor para él, mas que una habitación , una sencilla habitación en el patio trasero de su casa sin que nadie lo molestara junto a las melodiosas canciones de sus bandas favoritas; coldplay, imagine dragons y oasis... y más que su única y fiel compañía: Tobi, un perro, no más ni menos que todos los demás perros, pero sí muy cochinito, o al menos eso decía la señora Daysi Redmayne y el señor Joseph Wilde, padres de Dolor.

   La mayoría del tiempo se sentía triste, muy triste y solo, y no es que solamente se tratara de decirle "no estés triste", porque si ese fuera el caso, habría dejado de estarlo hace mucho tiempo. Dolor nisiquiera tenía amigos, sin ofender a Tobi, por supuesto, pero amigos humanos, no.

  Aunque bien se dice que el perro es el mejor amigo del hombre. Y qué decir de su ropa negra, que apenas le quedaba a su estilo melancólico y que sugún él, el negro era el color de su vida. Dejó crecer tan largo su fleco para que le pudiera cubrir hasta el mentón porque no quería que lo mirara nadie, únicamente quería estar solo, evitando las miradas vacias y huecas de los demás, como si estuvieran buscando hasta el más mínimo detalle de su imperfección para juzgarlo, sí para juzgarlo, por ser un humano más, un humano que no podía ser más.

   En cualquier otro lugar que no fuera su "cueva" se sentía siempre invisible, como sino existiera, como sino tuviera valor alguno, aunque bien podría ser a causa de su timidez y ese algo que lo impulsaba a aislarse de los demás y a esconderse bajo la fría oscuridad de su soledad.

   Y en su casa, qué decir; la verdad es que sus papás nunca estaban, llegaban hasta las doce de la noche y nada más lo hacían para discutir qué tanto no se aguantaban el uno al otro, mientras Dolor permanecía escuchando sus pleitos hasta altas horas de la madrugada.

   Se mataban todo el día trabajando, según para darle un mejor futuro a su hijo, y aunque Dolor iba a una de las mejores escuelas, no le importaba pues nisiquiera era un alumno destacado y eso no cambiaría ser quien era, un nerd. La verdad es que solamente estaban acabando con él.

    ¿Dónde quedarón las pequeñas muestras de cariño y el afecto de los padres hacía sus hijos, y no solamente en una vil infancia si no en toda su vida?, ¿piensan llenar su vacios corazones de billetes?, los valores nacen del amor, no del dinero.

   Sin embargo, Dolor aún en la soledad, y con unos padres que nunca estaban con él, siendo hijo único, tenía un corazón puro y débil, como un amanecer cálido y abrumador.

No le encontraba el sentido a su vida desde hace varios años, los únicos recuerdos felices que le quedaban, eran los de cuando era un niño pequeño y pasaba todas las tardes con su abuela Lena, tomando una taza de chocolate y viendo películas viejas, esos pequeños detalles le llenaban el corazón de felicidad. La abuela Lena era una mujer incleible, ella lo comprendía, si pudiera cambiar las cosas y tuviera unos 50 años más, se casaría con la abuela, únicamente para permanecer con ella el resto que le quedaba de vida, pero sin embargo, no es así. Ya casi no ve a Lena, desde que empezó a enfermarse de la hipertensión arterial, ya no le permitían verla.

   Siempre se la pasaba todo el día encerrado en su cuarto escuchando música triste al ritmo de Trouble de Coldplay siguiendo la misma sinfonía de su corazón:

   ( Oh no I see
A spider web it's tangled up with me
And I lost my head
And thought of all the stupid things I said
Oh no what's this
A spider web and I'm caught in the middle... 🎶 )

   Excepto las veces que tenía que ir a clases a seguir la misma rutina aburrida y opaca de siempre. Creo que Dolor, en el fondo sabía que tal vez estaba siendo víctima de una depresión que solamente hacía que despertara deseando todas las noches que ojalá hubiera muerto mientras dormía. Pedir ayuda era tan difícil para él, sus papás nunca lo escuchaban. Realmente nadie lo hacía desde entonces, desde que tenía memoria. Casí siempre iba al patío trasero de su casa, además de que su habitación estaba situada en esa parte, le encantaba. Y más el anochecer cuando las estrellas multicolores empezaban a salir, él esperaba la salida de una, de su estrella favorita, esa estrella de un inmenso color violeta que resaltaba entre todas las demás y que le daba un sentimiento de paz y esperanza, sin saber por qué.

Nota del diario de Dolor.

Jueves.

Me inscribí en un concurso de poesía. Estoy muy nervioso. Siento que nadie lo tomará en cuenta. Tengo miedo de que pueda equivocarme. Es como si todas mis emociones estuvieran en una licuadora prendida, y creo que ahora esa licuadora es mi estomago. Lástima que nadie irá a verme, bueno de igual manera no quería que alguien fuera a verme, me daría más vergüenza.
Este es el poema que yo mismo escribí (no sé si lo hice bien):

DOLORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora