Capítulo 10: La abuela Lena.

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Le llamé a la ambulancia y a mi mamá.
Cuando llegué a casa, no paraban de preguntarme cómo es que yo salí sin un solo rasguño. Les narré tal y como fueron las cosas, pero no me creían lo del ángel. Mi hermana Lian de 12 años no paraba de gritarme ¡asesina!, mi mamá no quería ni verme, hasta que semanas después ella decidió que era momento de salir adelante, me perdonó por ser la culpable de aquel accidente, pero mi hermana menor hasta el momento no lo a hecho, me llevaron con la psicóloga para tratar de aclarar lo del ángel, la psicóloga me creyó, pero me dijo que pensara en una mentirilla de cómo sucedieron las cosas porque ella estaba segura de que nunca me creerían, así que les dije que yo me había bajado del coche a hacer pipí, y que mi papá me esperó en el coche, cuando un trailer lo chocó. También me convenció de que yo no tenía la culpa de la muerte de mi papá, que solo había sido un accidente, y que le pudo haber pasado a cualquiera, realmente me costó demasiado trabajo ver las cosas de esa manera. Y así pasaron algunos meses hasta que mi mamá decidió que era momento de rehacer nustras vidas e irnos a vivir a la ciudad de México, y que por lo mientras nos hospedariamos en la casa de la tía Cristal. Entré a la prepa en donde conocí a Dolor, pero cuando supe que él se llamaba Dolor, tuve el presentimiento de que él era el chico del cual se refería el ángel, cuando supe que nos tocaba en el mismo salón, quise hacerme su amiga antes que nada, porque, qué pensaría de una chica extraña que llega de la nada a decirle que un ángel tiene un mensaje especial para él, fueron pasando las semanas y me fui enamorando de él como una loca, entre más tiempo pasaba, más miedo me daba contarle lo del ángel, él era tan perfecto que tenía miedo de que creyera que yo era una loca y me dejara de hablar. Total, nisiquiera estaba segura de que él fuera el Dolor a quien buscaba, pero quién más tendría un nombre tan peculiar como el de él.
Ya no creo tanto en lo del ángel, por eso ahora lo he dejado en el olvido.

     Aún faltaban algunas horas para llegar a la casa de la abuela, ya que su casa se situaba a orillas de la ciudad, en un lugar muy solo y rural.
     Dolor se asomaba por la ventana del auto, sus ojos estaban hinchados de la tristeza y el sueño.
     Talló sus ojos y vio a aquel hombre extraño que lo seguía.

     ─¡Papá!, ¡otra vez ese hombre!

     ─¿Cuál hombre hijo?, el lugar esta vacio.

     Cuando el señor Wilde trató de girar la cabeza para buscar a aquel hombre del cual se refería su hijo, casi chocaba con un camión, pero Wilde logró darse cuenta y se desvió de la carretera.

     ─¡Puedes tener más cuidado! ─gritó molesta la señora Daysi.

     ─¡Dolor no me distraigas cuando manejo, puedes causar un accidente! ─dijo el señor Wilde.

     Dolor aún seguía paniqueado por el susto de la carretera.

     Volvieron a subir a la carretera, y el señor Wilde para calmar todos aquellos sentimientos ahogantes, suspiró, bajó las ventanillas de su peugeot clásico, prendió la radio y siguió su transcurso.

     Sonaba A rush of blood to the head de Coldplay:

( He said I'm gonna buy this place and burn it down
I'm gonna put it six feet underground... 🎶 )

     Afortunadamente Dolor y el señor Josh Wilde compartian el mismo gusto de música.

     Al llegar, estacionó el auto en frente de la granja de la abuela.
     La señora Daysi no tardó ni un minuto en bajarse, azotó la puerta y corrió para adentrarse a la casa de su madre.

     ─Vamos hijo ─dijo el señor Wilde.

     De pronto un joven llegó y le dió tres palmadas en la espalda al sr. Wilde.

     ─¡Josh!, que milagro, mirate viejo, con ropa bien finorris.

     ─¡Ja, ja, ja!, las vueltas de la vida querido Gael.

     Dolor corrió hasta la habitación de su abuela y la vio ahí, sin fuerzas y muy pálida.

     ─De... de...jame a solas con Do... Dolor, hija.

     La señora Daysi Redmayne se retiró de la habitación.

     ─Abuela perdón por demorar tanto en llegar.

     ─E.. e...eso ahora no im.. im...porta, hay algo, algo impor...

     ─Tranquila abuela, ahora lo único que importa es que estés tranquila.

     ─É... é... él, te per... persigue.

     A Dolor tambíen se le fué el color cuando escuchó estas palabras de su débil abuela.

     ─¿Quién?

     ─Vi... vie... viene por lo que le debes, él me habló de un tra... tra... trato que hicieron.

     ─¿Un trato, dónde? ─preguntó Dolor confuso.

     ─E... e... en, en el infie...

     En ese momento entró la señora Daysi gritando y interrumpiendolos.

     ─¡Vasta!, ¡sal de aquí Dolor!, no debe esforzarse, esta muy débil, ¡te dije que te fueras!

     Dolor salió corriendo con lágrimas entre los ojos a tomar un poco de aire y se sentó en una maca que se encontraba algo retirada de la casa, se acostó en ella y limpió sus lágrimas.
     Se puso a entender lo que trató la abuela de decir, así que cerró sus ojos y trató de recordar...

     Se encontraba en un plano sobrenatural. El vacio era blanco, habían dos puertas abiertas, una puerta con rayos translucidos y la otra, ardiendo en llamas con una canción de fondo, politik de Coldplay:

     ( Look at earth from outer space
Everyone must find a place
Give me time and give me space
Give me real don't give me fake
Give me ... 🎶 )

     Entró en esta puerta, sintió como el fuego ardía en su piel, pero no le causaba ningún daño, ahora sabía que no era la primera vez que entraba en ese lugar.

     Adentro todo era oscuro, había una pequeña luz que iluminaba un escritorio, en el había un papel, al parecer era un contrato, también había una pluma muy fina al lado.
     Detrás del escritorio había una silueta, era la de aquel hombre de rasgos definidos, de labios y ojos muy rojos, de nariz puntiaguda, pestañas larguísimas y cejas triangulares que lo perseguía, pero por primera vez, no sintió miedo ante él, Dolor sabía lo que tenía que hacer, tomó la pluma y firmó una segunda vez.

     ─¡Dolor despierta!

     Dolor abrió los ojos y vio que era su papá con una cara muy triste.

     ─¿Qué pasa papá?

     ─La abuela se fue....

     ...

     Dolor y su papá hiban en el auto de regreso a casa.

     ─¿Cuándo regresará mamá a casa?

     ─Después del velorio. Por ahora sólo yo te cuídaré. ¿Esta bien?

     ─¿Y qué pasará con el primo Gael?

     ─Él estará bíen, se quedará en la casa de la abuela, para cuando quieras ir a visitarlo, dimelo y yo te traeré.

     ─¿Por qué lo visitaría?, si nunca le he caido bien.

     ─¿Por qué dices eso Dolor?

     ─Cuando nos estacionamos en frente de la granja solamente te saludó a tí y a mi como acostumbra, me trata como si no existiera, y si me habla únicamente es para hacerme quedar mal.

     ─De seguro que no se dio cuenta de que venías con migo.

     ─Claro.

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