15

56 5 0
                                    


Mi imperio, aquella época donde todos estaban a mis pies, donde todavía podía tener a mis tres hermanos, en los últimos abastecimientos de la creación donde todos hacían acto de presencia , mi fuerza bastaba para lo que vendría pero ya era hora, necesitaba recuperar lo, me senté en el sofá mirando el gran ventanal, jaebum quien llegó hace unos días  se sentó en la otra esquina del mueble.

-Astaroth, lo encontraste no es así- su mirada estaba en el ventanal.

-Asmodeo te doy muchas libertades- en mi reinado no permití que ningún omega aún siendo de mi clan me hablara sin autorización.

- Reuní lo suficiente, podré liberarlos - un sabor amargo recorrió mi boca.

-Behemoth no dejará que eso pase, tienes la mitad del alma de su omega- le dije con obviedad.

-Busque la forma Astaroth, podré morir alfin y serán libres Todos- una forma, no creo que exista.

- Cuándo dices todos-

-Así es, lo incluye también--lo mire estoico, tantos años buscando la forma de buscar lo.

- Mi cicatriz esta fresca¿por eso no sana? - pareció dudarlo, sus labios abrían abrían y cerraba, su ceño se frunció ligeramente.

-Lo contacte, su cicatriz está sanando más rápido, está fortaleciéndose y si las cosas salen bien lo tendrás de vuelta-- Mi corazón se aceleró en parte, sentí perder esa unión para siempre, he vivido más de lo que alguien deseara pero el no pudo.

-Cuánto tardaras en traerlo- le dije con toda mi atención.

-Si funciona estará acá dentro de muy poco- asentí lentamente.

-Pero te perderemos, no es así Asmodeo- el asintió con lágrimas en sus ojos.

-No tengo ninguna otra opción, Behemoth no debe saber- frunci mi ceño, siempre he tratado mal a Asmodeo pero no puedo perder otro hermano.

-Busca la forma en que también vivas, te necesitamos- su mirada curiosa reino en su cara.

- Aún si quisiera sabes que moriré- dijo apartando la mirada.

- Si el vuelve te traeremos de vuelta, lo prometo- asintió sin una pizca de esperanza.

-Cuándo baje a la tu castillo me traje algo para ti, tus súbditos te extrañan.

Tendió dos imágenes muy conocidas para mi.

-No agarres nada--el asintió.

-¿Sabes si el ya esta presentado?

-Se presentó ayer, llegó esta mañana donde Behemoth- bien, las cosas van bien.

-Dirígete a ese instuto, inscrubenos en eso, tenemos que tenerlos vigilados-

-Saldré ahora mismo, mañana tendrá clase-

-bien, así será. Nos vemos mañana Asmodeo, por cierto acá utilizaremos nuestros nombres.

Asintió marchando se, me estire un poco, el que Paimon ya se presentará significa que las cosas se están acelerando por lo mismo también debo acelerar las cosas con jimin cuanto antes, así por fin llegara el, por fin podre sacarte de mi hermano.

Me levante del sofá en busca de una copa, los bellos momentos como el gran rey, todo era un caos pero era nuestro caos, cada que el se metía en problemas yo los arreglaba, cada que alguien se metía con él por sus traversa yo lo protegía, su vida tuvo amenazas de muerte que no perdone o pase por alto, a pesar de los problemas que el me traía era mi hermano y ante todo yo lo protegería, los protegería a los 4.

Era hora de mostrar mi verdadera cara, desde la muerte de él decidí no ver más esa cicatriz, aquella que nos hicimos como promesa.

-Astaroth hermano- su cuerpo está golpeado, tenía cortadas en partes vitales, otra vez rompío la única regla para mantenernos con vida.

-Debes dejar de correr tras de ese celestial- mire seriamente, no es que no me preocupara solo es el echo de que el no es un niño, sabe que ni se regenerara si pisa un lugar celestial, nuestro poderes son nulos.

-ayúdame, no puedo regenerarme tan rápido sin la ayuda del rey- soltó una pequeña risa, fanfarrón.

Camine cerca de él, mire de reojo su estado -¿Que tanto te importa ese celestial? ¿Nos abandonarás como madre? -

-Jamás te dejaría por un celestial- dijo parando se como pudo.

-Nuestros hermanos están afuera, vete- dije con simpleza.

-Hermano mírame- mire a otro lado, era un tramposo.

-Habla que quieres--se acercó con una sonrisa divertida.

- Leí lo suficiente, para saber que tenemos una conexión especial con eso podremos unirnos algún día, atra vez de una cortada maldita-

-No necesitamos eso, no te dejaré morir, eso solo es cuando estas por morir- le dije para retirarme.

Desde antes ya sabias lo que venia, desde antes estabas alistando me, no por nada te comportaba así, no por nada les dijiste a nuestros hermanos que no te veríamos.

-esta herido, Dionisio trato de matarlo- paimon entró con calma al lugar.

-Un Dios no puede bajar a menos de que uno de nosotros invada ese lugar--dije secamente, donde Dionisio atacará sin que alguno incumokiera eso desatará la guerra.

-El entró, sabes como es el- paimon tenía razón.

-Traelo.

La sangre escurria de su torso.

-Prometí no dejarte morir aún así buscas tu muerte por un simple celestial.

-No-No fui- por-por ese celes-tial- el el no me acepto hace-hace mucho- estaba--buscando a mamá - lo mire con cierto enojo, sabía muy bien que el celestial le rechazo, no quería que él supiera las razones.

-¿Por que por ella?

-lo necesitaba... Pero el imbecil de Dionisio se metió--No me dejes morir-

-Preparen todo, hoy haremos la cortada maldita.

Ese día realizamos aquella marca que nos unía, aquella que causó terror entre los mortales y celestiales, ese día no sabíamos que más que unir nuestras almas, unimos el poder de los dos.

.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
¿Que se siente saber que tu amado le pertenece a alguien más?
.
.
.
.
.
.
.
.
El primer arco se abrió
La cara de los reyes fue revelada.




Tears of blood <<yoonmin >>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora