El retorno a la interestatal 80 las encontró con energías renovadas, no solo habían descansado, también se relajaron en la breve estancia en aquella casa de hospedaje de la cual, solo conocieron su existencia por el cartel en la ruta. Ahora un folleto del lugar estaba en la guantera del coche, ilusión y una cuota de esperanza de poder volver alguna vez, pero el viaje seguía su curso, era largo, disfrutable el paisaje al paso. Ya no habría paradas nocturnas para dormir, solo las de básicas necesidades. Bueno, alguna excepción para disfrutar de las vistas y tomarse alguna foto como en Utha y sus montañas rocosas, otro destino turístico apuntado mentalmente por la pelirroja, la elección para el año siguiente sería difícil, ya habría tiempo para meditar al respecto, lo que tenía en tiempo presente era realmente bueno como para detenerse a planificar lo que haría dentro de un año pudiendo disfrutar de lo que tenía.
El viaje era extenso y la fatiga se hacia sentir, en ella se camuflaban los dolores de cabeza que la morena no lograba ignorar cuando se hacían presentes, tampoco les cedía el control para que le cambiaran el humor.
Quizá no fuera posible que sus pensamientos se mantuvieran en un plano positivo de forma permanente, la oscuridad y el miedo acechaban; debía ser normal, lo aceptaba mientras se mantuviera de esa forma, sin ser cobijada por el manto de esos pensamientos y sentimientos.
Que Lena estuviera justo a su lado, ayudaba en gran medida, pues era el recordatorio y la razón de ese viaje, lo estaba disfrutando con los diversos paisajes, la compañía inmejorable, las conversaciones que se daban, pero también, algunas de estas últimas despertaban una cuota de angustia y culpa con las que solo se permitía encontrarse cuando estaba al volante y la pelirroja descansaba.Hablar del futuro, desde la muerte de sus padres se convirtió en algo delicado para Julia, con ellos, de ambos lados quedaron promesas y deseos sin cumplir. Lo que pudo considerar a corto plazo y refería a la Navidad que no tuvieron la posibilidad de compartir, a largo plazo, había desechado la idea de un retorno a su ciudad natal para trabajar en el consultorio que alguna vez fue sociedad de su madre y Sergey, ahora era bien manejado por su suegro, Lena y ella compartían una cuenta en la que era depositada una pequeña comisión mensual, que fuera compartida, fue una petición de la morena para aceptar un dinero que sabía le correspondía por herencia, pero del que no se creía merecedora, pues en su momento, no estuvo segura de querer volver y continuar con el legado de su madre. Tranquilidad llegó a ella cuando Lena comentó que se replanteaba las cosas, quería quedarse en New York, donde estaba su presente y una construcción a futuro. Alivio le provocaba haber creado esa cuenta en conjunto y las legalidades que aquello implicaba, si realmente estuviera en el peor de los casos, como le habían dicho, había algo de lo que no debía preocuparse, lo referente a la consulta no tenía posible reclamo por parte de su familia, todo quedaba en manos de la pelirroja.
No quería mentirle y sentía que lo hacía cada vez que se hacía mención de un sitio al que se quisiera volver, visitar y explorar, no mentía desde el deseo, considerando ese punto, era cierto, pero no sabía si tenía posibilidades reales. Con palabras podía defenderse, pues hace tiempo aprendió a usar algunas como: Me encantaría, ojalá, que suceda, que ocurra. Descartando las promesas, con las que rompió y le rompieron, tenía suficiente. Pero igualmente continuaba dejando puertas abiertas, claro que deseaba continuaran así, aunque ya tenía un no como respuesta. Sentía que el costo de unos días más de tranquila normalidad era el equivalente a una estafa, pues todo era una ilusión, como los padres, colocando los regalos debajo del árbol de Navidad, adjudicando la acción a un hombre del polo norte que no existe, felicidad al costo de un engaño, solo que su pelirroja sentiría algo más profundo e intenso que una decepción infantil. ¿Seguía valiendo la pena? Sí, definitivamente sí, cuando la veía sonreír y aplaudir como una niña feliz, con la mirada perezosa por el reciente despertar, al advertir, habían llegado a destino.

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Don't forget.
Fiksi PenggemarA veces, cuando algo nos hiere, deseamos olvidar, simplemente borrarlo, eliminarlo, pero no es tan fácil, ¿cierto?, ¿por qué es tan caprichosa la memoria? Será a caso que cada historia, cada experiencia de vida deja cicatrices, marcas invisibles que...