XVII

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No llevaban más de media hora en la galería de la casa de Samantha y la pelirroja un vaso de cerveza en sistema que ya tenía una idea bastante clara —para ella— de como estaba conformada la fiesta, de los presentes, sólo un tercio eran al menos conocidos de Mike, entre ellos podía etiquetar a Ethan y David como amigos del moreno, además de suponer los conocía mínimamente de la adolescencia. El resto de personas eran más cercanas a Samantha.

Excepto Mike y ellas, por el tono bronceado de piel, podía suponer que los demás presentes vivían en Los Ángeles. Si no estuviera muy a gusto con lo que hacía y con lo que tenía en la caótica ciudad de New York, los estaría envidiando, bueno, quizá lo hiciera, sólo un poquito por la playa.

—Voy por cerveza, ¿me acompañas? —comenta y pregunta a la morena que no se estaba esforzando demasiado en mover el cuerpo al compás de la música.

—Sí, claro —musita y refuerza la respuesta verbal que pudo haber sido tapada por la música con un asentimiento de cabeza.

Es la pelirroja la primera en poner las piernas en movimiento para alejarse del pequeño pero diverso grupo de personas. Sin prisa, aguardando a que Julia se ponga a la par y juntas dirigirse a la improvisada barra en la que además de un barril de cerveza había una variada cantidad de botellas. Mientras ella rellenaba su vaso, la morena halló el lugar perfecto para abandonar el suyo, del que no había bebido más que un trago.

—¿Te resulta aburrida? —indaga en clara referencia a la fiesta, decidiendo colocarse a un costado de la barra, de esa forma no se convertía en un estorbo para quienes iban en busca de una bebida, y podía hablar tranquila con la morena.

—Es muy pronto para juzgar —replica colocándose de frente a Lena, frunciendo ligeramente el ceño.

—¿Segura? —insiste con duda que se refleja en su tono de voz. No esperaba que la morena fuera el alma de la fiesta. Sabía cuál era su elección entre una fiesta o una pequeña reunión con amigos, club o bar, pero aquella noche, diría que desde el momento del arribo a la fiesta la notaba ausente.

Por supuesto —murmura y ladea la cabeza, esbozando una pequeña sonrisa—. Sabes que no soy tan sociable como tú —era cierto, pero nuevamente la omisión estaba presente. Incluso previamente al viaje, Julia sabía que cargaba con una mochila, sin embargo no había calculado el peso que se iría sumando con el correr de los días ni el cansancio que no hacía más que aumentar en momentos de zozobra como aquel. Para bien o para mal, era demasiado obstinada como para cambiar de idea. Si contaba con un poco de suerte, aquello no sería más que un pequeño momento que debía atravesar.

—Si no te sientes cómoda, podemos irnos cuando quieras —comenta, sin detenerse ante el blanqueo de ojos de la morena.

—Está bien —replica y consigue que en sus labios se forme una nueva sonrisa, una que pronto se transforma en risa. No la estaba sintiendo, pero tenía que dar un cambio a la conversación, y quizá de manera no tan forzada lograra salir de ese bache.

—Me gusta ese cambio —comparte antes de beber un trago de cerveza, sin apartar la mirada del rostro ajeno—. Quisiera saber a qué se debe.

—¿De verdad? —cuestiona con cierta picardía, y una ligera cuota de alivio.

—Claro —murmura, confusa. A su vez, más tranquila, Julia al menos ya no estaba ausente como minutos atrás.

—Pareciera que eres tú quien quiere irse —aunque se pronunció con seriedad, era bastante obvio que aquello se trataba de una broma, sin fundamento. Sólo podía escudarse en la insistencia de Lena.

—Já —ríe sin gracia antes de balancear la cabeza pretendiendo meditar la situación, sus siguientes palabras—. Bueno, quizá —concede acercándose al oído de la morena, notando en ese momento la cercanía de Mike y uno de sus amigos, no parecían dirigirse a la barra sino a ellas. Quizá no fuera buena idea, pero si la morena intentaba meterse con ella, no sería gratis—. Ya sabes, muero de ganas por deshacerme de ese vestido, por increíble que te quede —luego de susurrar sobre el oído de Julia, se aparta para observar su rostro mostrando una sonrisa de satisfacción, pues allí estaba el rubor, creciendo en las mejillas de la morena.

—No depende sólo de ti —devuelve, sintiendo las mejillas y el cuello súbitamente acalorados, sin poder sostener la mirada a la pelirroja. Parecía un imposible que no reaccionara de esa forma ante las provocaciones de Lena, y en ese momento, contra todo pronóstico, lo agradecía, después de todo podían y seguían siendo ellas.

—Lo sé —asiente con sobrada confianza, para ellas, con todas las variantes posibles, aquella noche sólo podía terminar de una forma—. Y te advierto, no quiero portarme mal.

—¿Bailar, al menos? —indaga Ethan observando a la pelirroja, colocándose a un costado de ambas, al igual que Mike.

—Claro. Bailar es una de las cosas que se hace en una fiesta —replica deslizando la mirada al castaño luego de dedicar una sonrisa a Julia, suponiendo, entendía el mensaje. De no ser por la proximidad de los hombres, su respuesta hubiera sido diferente.

—Lo siento, Ethan es un entrometido —se disculpa, no sólo por la intromisión de su amigo en la conversación, también por haberse acercado a ellas, cuando por alguna razón se alejaron.

—Estás en una fiesta, deberías relajarte —sugiere al moreno, dedicándole una sonrisa que se desvanece de sus labios cuando los mismos tocan el filo del vaso al momento de beber un trago de su aún fresca bebida.

—¿Ves? Te lo dije hombre —comenta el castaño, posando la diestra sobre el hombro de su amigo, presionando un poco antes de darle unas palmaditas—. Entonces, ¿bailamos? —indaga extendiendo una mano hacia la pelirroja, pues para ella era la invitación.

—De forma instantánea la verdegris mirada busca el rostro de la morena, no necesariamente pidiendo permiso, en todo caso se trataba de saber si estaría bien en compañía de Mike. Nota la pequeña sonrisa que se posa en los labios de su compañera, indicio de que todo estaría bien, bueno, en caso contrario la distancia entre ambas no sería de más de un par de metros. Asiente y sin renunciar al vaso de cerveza, acepta la mano del castaño—. Bailemos —y antes de alejarse desliza la mirada a Mike, pareció entender, aunque no muy convencido asiente con la cabeza.

—¿Quieres bailar? —indaga obligándose a volver la mirada hacia Julia.

—No realmente —murmura sin sentir necesidad de disculparse al respecto, pues Mike no sonó demasiado entusiasmado. Simple gentileza, supone.

—Vale —acepta sin problema, aunque lamenta no haberse esforzado un poco más en la propuesta, por la morena que al parecer no quedaba con la mejor compañía—. ¿Algo de beber? —pregunta al notar la ausencia de vaso en poder de Julia.

—Sí, cualquier cosa sin alcohol —acepta y sonríe tenuemente a modo de agradecimiento.

—¿No bebes? —indaga antes de desplazarse unos pasos, inspeccionando con la mirada entre las bebidas sobre la improvisada barra.

—Alguien tiene que conducir de vuelta —resuelve con simpleza, sin prestar atención a lo que Mike hacía o no, observar los movimientos del sinuoso cuerpo de la pelirroja era mucho más entretenido.

—No pensé en ese detalle —admite sirviendo refresco en un vaso descartable, Pensó que la ausencia de respuesta por parte de Julia se debía a que no era importante, sólo al acercarse a ella advierte, su atención está en otro lugar, en otra persona. Elena estaba disfrutando la fiesta, la música, su cuerpo se movía con gracia y escandalosa sensualidad. Ethan lo estaba disfrutando, no podía ser de otra forma. Él por el contrario, se sentía preocupado, y la única forma que halló para llamar la atención de la morena fue acercando el vaso a su mano, casi depositándolo en la misma.

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⏰ Última actualización: Jan 10, 2022 ⏰

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