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Sus recuerdos, caprichosos, la hicieron revivir aquella noche. Veintisiete años después, seguía sin saber que sentía al respecto, no solo sobre la noche en cuestión, sino del último tramo de su relación con Julia, ese viaje.
Existía aún un porcentaje de enojo, lo tenía claro, no así si era con Julia, por ocultar lo que estaba pasando y dejarla al margen o si se trataba de ella misma, por no haber prestado la atención necesaria para darse cuenta, algo no iba bien. Pero no era sencillo advertir algo cuando del otro lado se procuraba guardarlo como el tesoro más preciado.
Incluso mirándolo en retrospectiva era difícil encontrar un cambio, debió existir, ¿quién podría recibir una sentencia de muerte y seguir como si nada? A sus ojos y todos sus sentidos, Julia lo había hecho, de no ser por esa nota que le dejó, podría haber pensado que la morena ignoraba su realidad, pero no, lo sabía.
Mirando hacia atrás, incluso conociendo el final corría riesgo de equivocar las cosas, ¿sabía Julia que estaba enferma cuando manejaba y se descompuso? Era uno de los síntomas, de eso no había lugar a dudas, pero lo demás, simples conjeturas. Y allí estaba ella, buscando un indicio que le hiciera saber cuando lo supo Julia y decidió colocarle un velo.—Julia dijo algo muy parecido —murmura, cuando su mente decide devolverla a la realidad, percatándose de que su hija se encuentra muy entretenida en la pantalla del móvil.
—¿Qué? —indaga distraída, su madre se había perdido, seguramente en el mar de sus recuerdos y ella decidió respetarlo, continuando con la lectura, entre otras cosas que el móvil le ofrecía.
—Que si la comunidad estuviera activa, no habríamos ingresado a la casa —puntualiza, recibiendo la atención visual de Demi—. Pero aceptan atención médica, incluso acuden a hospitales, de ser necesario —explica, aunque no signifique demasiado, solo que no hubiera sido imposible que llegaran al lugar en otras circunstancias, poco probable, quizá.
—Sí, lo he leído, entre otras cosas —musita frunciendo ligeramente el ceño.
—¿Qué no entiendes o no te gusta? —cuestiona con suavidad, notando el gesto de la joven morena.
—Nada. Bueno, lo obvio, es un modo de vida diferente —en caso de que todo lo leído fuera cierto—, como si estuvieran atrapados en el pasado, solo que no están atrapados, en cierta forma.
—Pueden salir de la comunidad, pero el lazo se rompe por completo —comenta, creyendo que a eso se refería su hija con cierta duda.
—No debe ser agradable —un mohín aparece en sus labios, y ante el silencio de su madre, decide continuar—. Que te permitan salir a explorar un mundo diferente, pero si te gusta y quieres quedarte, tienes que dejar atrás a tu familia.
—Si lo piensas bien, no es algo que solo pase en esa comunidad —sin ir más lejos, la familia de Julia no había tomado muy bien la relación con ella.
—Cierto —acepta con un asentimiento de cabeza—, pero aún así, en otras sociedades, se puede guardar la esperanza de aceptación. Para ellos es una cosa o la otra, de forma definitiva.
—Con todas las reglas y la forma particular de vida, no muchos abandonan la comunidad.
—Por algo existen aún —musita y ladea la cabeza—. Pero como toda cultura diferente a la propia, no es sencillo comprender.
—Demi, vivimos en la misma casa y no comprendo como no puedes estar alejada de esa cosa por más de cinco minutos —bromea la pelirroja, señalando el móvil que su hija sostiene en manos.
—¿No serás tú de la comunidad Amish? —devuelve la broma, soltando una carcajada cómplice, por la risa que se escurre entre los labios de la mayor.

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Don't forget.
FanfictionA veces, cuando algo nos hiere, deseamos olvidar, simplemente borrarlo, eliminarlo, pero no es tan fácil, ¿cierto?, ¿por qué es tan caprichosa la memoria? Será a caso que cada historia, cada experiencia de vida deja cicatrices, marcas invisibles que...