Dos Caminos...

Parte 22

-¿joel? Hijo despierta

Abrí los ojos y estaba un poco perdido, mi madre con una sonrisa de oreja a oreja, pensé que tenía algo en mi cara pero recordé donde estaba, quedando sentado en la cama

-¿y mariana?

-acabo de dejarla en la ducha, ya vamos almorzar ¿te quedaras?

-si, no me iré a ninguna parte mamá, hoy no

-que maravilla, cuando llegue y los vi juntos en la cama durmiendo... ¡Fue maravilloso!

-aún siento que estoy soñando, y temo despertar

-nada de eso, esto es real, ustedes se aman... ¡Que maravilla! Pero ahora necesito que salgas porque debo ayudar a mariana a vestirse

-dejame hacerlo a mi mamá

-no se si ella querrá

-por favor, ella es mi mujer ahora, es mi deber

-bueno, si ella no quiere estaré en la cocina

Fui al otro baño, lave mi cara para despertar un poco, hacía mucho tiempo que no dormía así de bien

Volví a la habitación y mariana ya había salido, trataba de abrir uno de sus cajones de ropa con solo una mano, me acerque y le ayude

-gracias, Soledad me ayudara a vestirme

-no bonita, eso lo haré yo

-no, estas loco, ¡¡no dejaré que haga eso!!

-¿por que no? Eres mi mujer ahora, es mi deber ayudar

-no joel, de verdad me muero de verguenza

-¿por qué?

-¡porque es raro!

-para nada...

-por favor de verdad, deja que sea tu mamá quien me ayude

-esta bien - dije algo apenado - pero quiero aclarar, que no me he ofrecido  a ayudar para ver tu cuerpo desnudo, no soy ningún oportunista mariana, solo lo hago  porque te amo

Salí del cuarto y me fui directo a la cocina ¿porque sentirá vergüenza? No quiero que se sienta así conmigo

-mamá mariana quiere tu ayuda - dije algo molesto y no quería sonar así

-oh, claro hijo... Dale tiempo querido

Me quede en la cocina y termine de preparar el almuerzo, al rato salieron ambas riendo, oh qué divertido pensé

-¿están listas? Porque el almuerzo ya lo está

-que bien, hijo puedes cepillar el cabello de mariana y secarlo

-si claro, si no le da vergüenza

- ¿de verdad? ¿Vas a sacar al ogro?

-no para nada, pero igual no estoy feliz

-Perfecto, puedo vivir con eso ¿me puede ayudar con mi cabello?

-claro, pero sabes que más temprano que tarde te veré desnuda - dije a su oído, provocando que se sonrojara

Tome su cabello entre mis manos, su aroma me tenía loco, con mucho cuidado cepille su cabello, como si mi chica fuera de cristal, tome el secador de pelo y terminé  de secarlo, no quiero que ella se resfríe

Cuando nos sentamos a la mesa, mamá sacó una llave de su bolso y me la entregó, con mariana la quedamos viendo

-es la llave de esta casa, fui a sacar una copia, por cualquier emergencia debes tener una joel, mariana si necesitas algo, solo llama a joel

-mamá, eso lo debe decidir mariana

-no hay problema joel, pero de verdad ya no quiero molestar

-oh niña, no molestas, ¿verdad joel?

-no mariana, para nada, tu solo me llamas

-gracias por todo, de verdad

fue el mejor dia de mi vida, mama luego del almuerzo se fue a su casa y yo me quedé acompañando a mariana, vimos una película, dormimos y luego nos sentamos a comer, un dia maravilloso

me contaba que no puede hacer las cosas básicas que antes podía, como poner su propia ropa, una ducha es todo un desafío, reímos juntos cuando me contó cómo eran sus duchas, es toda una odisea.

cuando llegó el momento de ir a casa, un extraño sentimiento se apodero de mi, no queria dejarla sola, pero no quiero abrumarla demasiado, si de ella no nace que me quede, no me queda otra que marcharme.

mariana

cuando se marchó me moría de ganas de pedirle que se quedara, pero pense que podria decir que no, lei un poco y luego me acomode para dormir. fue un gran dia, jamas pense en que lo extrañaría tanto, el hombre que estuvo hoy conmigo no se parece en nada al ogro que conocí antes del accidente.

los días pasaron y siguieron siendo maravillosos junto a joel, de verdad me ama y creo que siento lo mismo por él.  viene a verme todos los dias, ya me he acostumbrado a tenerlo cerca, a lo que aun no me acostumbro es a que se tenga que marchar.