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Y En Mi Alma Nacen Solo Palabras Blancas.

Una reunión se llevó a cabo a primera hora del día, tres horas escuchando hablar a todas esas personas vestidas formalmente, tacones, perfumes embriagantes y otros sumamente empalagosos, joyas y relojes costosos.

Emilio le dijo a Joaquín que podía regresar a la suite, que descansara mientras él y Diego terminaban unos tratos con unos inversionistas extranjeros. La verdad no era tan certera, Emilio ya no soportaba ver a Joaquín en ese traje negro que le sentaba de maravilla, resaltado esa figura, las curvas.

Joaquín accedió, si era sincero esa reunión lo había dejado agotado, todas esas cifras, gráficas y demás, Emilio le entregó la tarjeta/llave para que pudiera entrar y ellos entrarían con la de Diego.

Cuándo cerraron contratos se fueron a un restaurante a tomar un café y relajarse un poco.

- Oye, ¿Qué pasa?.

- Todo bien Diego, solo un poco de estrés, esos sujetos piensan que estamos a toda su disposición.

- Es lo sé hombre, pero tú tienes algo más, vamos, dime qué es.

- Quiero follarmelo - Emilio levantó la vista de la taza de café, la mirada sorprendida de Diego solo lo hizo sentir más frustrado.

- ¿Qué cosas estás diciendo?.

- Eso Diego - llevó sus manos hasta sus rizos, tirando un poco de ellos - Ya no aguanto, tengo una erección que duele... Necesito penetrarlo, hacerlo gemir debajo mío, elevarlo a las nubes, que grite mi nombre mientras lo hago mío...

Diego miraba curioso al sujeto enfrente suyo, realmente estaba necesitado pero, ¿Y su matrimonio?, Él ha sabido que si Emilio accedió casarse con Noelia fue para salvar la empresa.

- Necesito que me dejes la suite por esta noche, ve de rumba, disfruta de la madrugada, ve y folla con quién quieras pero déjame a solas con él.

- Hombre entiendo pero... ¿Estás seguro de no arrepentirte?.

- ¡Maldita sea Diego! - Un golpe a puño cerrado fue propinado a la pequeña mesa, algunas personas los voltearon a ver - Las consecuencias son lo último que me preocupan ahora, lo quiero someter, disfrutar de ese cuerpo aunque sea por una maldita noche.

~°~°~°~°

El reloj en su muñeca marcaba las 21:56 p.m., Diego había dejado la suite hace menos de 30 minutos, el sonido de la ducha lo impulsan a desvestirse e ir, enjabonar esa piel, recorrer los rincones cálidos de ese cuerpo.

Cuándo el sonido del agua golpeando los azulejos dejó de sonar supo que era su luz verde. Cada habitación contaba con baño propio, Emilio empezó a subir las escaleras, lento, planteándose como entrar, al estar frente a esa puerta y escuchar leves susurros de piel siendo untada con alguna crema corporal, tomó todo su valor y giró el pomo de la puerta, encontrándose con una silueta delgada, húmeda, unas manos cubriendo aquella zona pecaminosa.

- Se... Señor Marcos, ¿Necesita algo? - Con movimientos torpes trataba de alcanzar la toalla que había arrojado al otro extremo de la cama, temblores alborotaban su cuerpo en un impulso por cubrir toda su intimidad con sus delgados brazos.

Emilio caminó rápidamente hasta Joaquín, separando sus brazos de ese cuerpo y dejando a la vista toda la divinidad de ese vientre plano, la cintura pequeña, las piernas esbeltas y bien formadas, ese miembro de tamaño mediano, medio erecto.

- Eres jodidamente hermoso - Emilio bajó hasta el cuello de Joaquín, aspirando el aroma frutal, besando con necesidad esa zona, mordidas leves.

¿Quieres Ser Mi Amante? | EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora