No tenía ni idea de cuánto tiempo estuvimos Nashi y yo encerradas en esa pequeña habitación, pero cada segundo de eso fue una agonía. Además de estar aterrorizada y muerta de miedo por Natsu, estaba agotada, pero la habitación no era lo suficientemente grande para que me acostara. Moví la silla hasta la pared para poder descansar mi cabeza, y por suerte Nashi se quedó dormida y parecía estar bien, por el momento, bajo mi camiseta. Yo sólo quería que Natsu estuviera con nosotras. Él siempre sabía exactamente qué hacer para calmar mis nervios, Dios, tenía que estar bien.Sentí que me había dormido cuando de repente un ruido fuerte del barco sonó tres veces, sorprendiéndonos y despertándonos tanto a Nashi como a mí.
-¡Mamá!- gritó Nashi, ocultándose más profundamente dentro de mi camiseta.
-Todo está bien, cariño- susurré mientras le frotaba la espalda -Espero-añadí para mí misma con nerviosismo- Mamá sólo va a subirse ahí y mirar fuera, ¿vale?- le dije mientras me levantaba de la silla. Ella se aferró a mi pecho, pero pensé que hablar con ella podría ayudar a hacer que se sintiera mejor. Pero cuando miré por la ventana pequeña, mi estómago casi saltó hasta mi garganta... habíamos atracado en lo que parecía un ajetreado puerto deportivo.
La civilización era absolutamente terrorífica.
La gente se movía por todo alrededor por la anticipación a la llegada del barco, y yo no podía dejar de mirarles como si fueran formas de vida extraterrestre. La barrera del idioma y la cultura no era lo extraño para mí, era el pueblo mismo, tan limpio y arreglado... era simplemente extraño. Pero entonces empecé a preguntarme aún más por qué nos habían hecho prisioneros. Estaba claro que no eran piratas ni delincuentes, de otro modo no atracarían en un lugar público, pero, ¿por qué nos cogieron y le hicieron eso a Natsu?
Después de que trascurriera un poco más de tiempo, al final la puerta comenzó a abrirse.
-Quédate tranquila, bebé- murmuré con la esperanza de que ella lo comprendiera. Y entonces la puerta se abrió.
-Por favor, señor, ¿puede decirme dónde está mi marido?- le pregunté lo más cortésmente que fui capaz.
Dijo algo que no entendí, y una vez más me agarró del brazo y me condujo fuera de la habitación.
-¿A dónde nos lleva?- le pregunté débilmente, sabiendo que no podría contestarme. Él nos llevó a través de un pasillo, por una esquina, y finalmente por unas escaleras hasta una puerta que daba al puerto. Yo no pude dejar de entrecerrar los ojos cuando los rayos del sol brillante golpearon mis ojos después de permanecer en esa pequeña habitación durante tanto tiempo, pero no podía proteger mi rostro porque una mano sostenía a Nashi y la otra aún estaba sujeta por el hombre.
Al final del muelle había lo que parecía ser un oficial.
-Oh, por favor ayúdeme- le dije, esperando desesperadamente que el oficial me entendiera, pero por supuesto no lo hizo.
El primer hombre me pasó al segundo, los dos hablaron durante unos minutos, y luego el oficial me llevó a su coche de policía.
A pesar de mi confusión, no podía evitar sentirme un poco aliviada. La gente que nos sacó de la isla no nos iba a hacer daño... al menos no a Nashi y a mí. Apreté los ojos cerrados por el violento pensamiento del rodillazo en el estómago de Natsu. La idea hizo que me dieran ganas de vomitar.
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Fairy Tail en el Lago Azul [Adaptación]
FanfictionLucy Heartfilia es una de las estudiantes más populares de segundo año en el instituto, pero cuando un viaje de clase sale mal, ella se encuentra abandonada en una isla tropical con Natsu Dragneel, el friki de la escuela. Los dos deberán superar sus...