Gwyn, Rey Eterno, Parte 1

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Leone, confundida, estaba enterrando a su padre Artorias en alguna parte de Anor Londo, la mujer de la máscara se había alejado de sus compañeros de travesía, y solo se dispuso a recorrer las ruinas, mientras los recuerdos de su padre fluían, aunque con muchos huecos cronológicos.

- Reina - le dijo una voz a Leone, la cual, al bajar la mirada, encontró a una anciana tirada en el suelo. Leone la fue a ayudar, pero la anciana levanto la mano como signo de que no quería ayuda.

- Haz estado perdida mucho tiempo - dijo la anciana.

- ¿Sabe quién soy? - preguntó Leone.

- Aunque uses una máscara, tu manera de caminar es muy empoderada y determinante, y tu presencia…poderosa, pero la pregunta que de verdad debe surgir es ¿sabes quién eres?

- Me llamo Leone.

- No, no, tu nombre no, hablo de tu propósito en el mundo.

-…Yo…no estoy segura.

- Eso creí.

- ¿Cómo es que sigue acá?

- Eso no importa, yo ya soy una anciana moribunda…aunque una vez fui una herrera, yo forje muchas armas, muchas enserio.

- ¿Qué paso acá?

- Él te iluminara… - dijo la anciana señalando hacia una oscura entrada.

- ¿Qué hay allá?

- La última esperanza de Anor Londo.

Leone camino muy precavida hacia el oscuro lugar, al entrar, el escenario era increíble. Un templo, del cual, el techo estaba hecho de escombros imperfectos, paredes desmoronándose, el lugar era gigantesco, y en él, muchos soldados de Anor Londo, refugiados, que vivían allí.

- ¿Te perdiste? - le dijo un soldado a Leone.

- ¿Qué es este lugar? - preguntó Leone.

- Bienvenida a lo último que queda de Anor Londo.

- ¿Cómo es posible?

- Gracias a eso.

El soldado señalo al fondo del templo, allí había unos manzanos, muy protegidos.

- ¿De eso han vivido?

- Si - dijo el soldado - me llamo Cork, ¿de dónde es usted?

- ¿Yo?... me han dicho que de aquí.

Los soldados observaban a su nueva visitante.

- ¿Aquí llegan los sobrevivientes? - preguntó Leone.

- Se les da refugio, pero nunca se quedan, aquí solo estamos los soldados que fuimos leales a Gwyn y a Kalameet.

- ¿Fueron reyes?

- Sí, los reyes de Anor Londo después de que Manus nos liberara de los dragones.

- Y… ¿qué hay de Artorias?

- Fue el soldado más leal de Kalameet, hasta que la oscuridad lo corrompió, ahora es un monstruo suelto.

- No - dijo Leone - yo lo derrote.

Los soldados cercanos que escucharon voltearon a ver a Leone.

-Es imposible.

-Lo hice.

- Quítese la máscara.

Leone, al principio pensó en no hacerlo, pues asi fue criada, pero al recordar que el hombre que le pedía ocultar su identidad traiciono su confianza, la joven se a quitó.

- ¡SOLDADOS! - gritó Cork- ¡NUESTRA SALVADORA HA LLEGADO!
Todos los soldados de ese inmenso lugar se arrodillaron ante Leone, que no entendía lo que pasaba.

- Hija de Kalameet, nieta de Gwyn - dijo Cork arrodillado - aquí está tu ejercito pidiendo misericordia, y que nos liberes de estas ruinas.

- Yo no entiendo nada - dijo Leone.

- Permítame mostrarle - dijo Cork, los soldados hicieron un camino de honor, y Leone siguió a Cork.

Al final del templo había una entrada aún más oscura.

- Durante años - contó Cork - creímos que la esperanza estaba perdida, pero luego, la profecía llegó.

Leone y Cork entraron a una cámara inmensa.

- Entonces encontramos esto - dijo Cork señalando al centro de la cámara.

En el centro, yacía una estatua gigantesca de Gwyn, de pie e intacta, al frente de ella, una lanza clavada en el suelo.

- El rey Gwyn, su abuelo, lo ocultó debajo de Anor Londo.

Leone se acercó a la estatua y en el pie de la estatua decía “Cuando perdáis la esperanza, confiad en vuestros reyes, que ellos harán que os la recuperéis”.
- Intentamos de todo - continuó Cork - la lanza jamás la pudimos desprender del suelo, pero talvez usted pueda.

Leone, avanzó hacia la lanza, intrigada de lo que sus ojos presenciaban, pero al tomarla, ni con su fuerza la pudo desprender.

Sir Alonne, Sinh, Kirk y Varg estaban perdidos, no había manera de salir, y después de haber perdido a Leone, se encontraron con otro peligro, del que ya llevaban un día huyendo, un gigante de tres brazos.

- Estamos rodeados - dijo Varg.
Kirk ataco al gigante, pero el corrompido por la oscuridad Ornstein lo aplastó.

- ¡Por acá! - dijo Varg que había encontrado un escondite en los escombros, pero Sinh fue atrapado y aplastado por las manos del gigante, solo Sir Alonne y Varg logaron entrar por los escombros, el gigante al no poder meter la mano en el diminuto hueco se retiró.

- Todos estan muertos - dijo Varg - hemos perdido.

- Creí que lo lograría - dijo Sir Alonne - solo soy un viejo soldado de Anor Londo que quiso revivir sus años de oro.

Varg y Sir Alonne salieron rendidos, estaban dispuestos a morir, Ornstein que los vio salir, se arrastró de vuelta a ellos, pero antes de que llegara, algo gigantesco que cayó del cielo se interpuso en su camino.

Leone recorría el templo, mientras veía como los guerreros con sus armaduras deshechas tomaban manzanas y las comían, siendo lo único que había.

- Tome una mi reina - dijo Cork dándole una manzana.

- No entiendo porque no sirvió - dijo Leone mientras aceptaba la manzana.

- No lo sé - dijo Cork - creo que perderemos la esperanza después de todo, y viviremos acá por siempre, lo lamento reina.

- …No soy una reina, espera, ¿Por qué te disculpas? - preguntó Leone.

- Este lugar no es digno de sangre real como la suya.

- No te molestes…espera… ¡Eso es! ¡dame tu daga!

Cork le dio su daga a Leone, la cual corrió a donde yacía la lanza, se hizo un corte en la palma de la mano y tomó la lanza, la cual después, pudo sacar del suelo, luego una neblina cubrió a Leone, una que no permitía ver a ningún caballero lo que pasaba.


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