Anor Londo, Renacido De Las Cenizas

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La lluvia era intensa, el prado extenso… el sonido de la guerra inmaculado en el aire, el ejército de Aldia y de Anor Londo avanzaron, hasta ser un solo ejército. Oceiros no dudó, y avanzó con toda su determinación.

El ruido de las polainas avanzando en el prado, fue pronto acompañado por armas chocando, gritos de dolor, fuego, hielo, luz y rayos que penetraban acero y carne…

Los soldados de Anor Londo, eran muy superiores, sus armaduras fortificadas quebraban las espadas de Oceiros, pero no eran invencibles, pues las armas mágicas también los herían o mataban, Aldia, atacaba con determinación, y no sufría tantas bajas gracias al apoyo de Anor Londo.

Quelana, era la más fuerte de Oceiros, acababa con contundentes dagas y flechas de hielo, mandaba brisas heladas que congelaban a varios soldados, lo que estaba haciendo un problema.

Sin embargo, Oceiros rápidamente era superado, pues la estatua gigante de Gwyn lanzaba rayos gigantescos que explotaban y dejaban decenas de muertos, y la reina Leone, era inmutable, con su lanza cortaba a la mitad todo escudo y armadura, sus rayos atravesaban a los soldados con gran velocidad, y su Ojo del Caos… paralizaba a todo el que observara, dejándolo indefenso y listo para rematar.

Pero lo que realmente acabo con la valentía de Oceiros fue cuando la Lanza Conquistadora y El Ojo del Caos combinaron su poder.

Del cielo, cayeron cientos de rayos de color morado, en un frenesí de destrucción que los pocos sobrevivientes retrocedieron hacia su reino.

Anor Londo y Aldia ya habían ganado el combate, pero faltaba eliminar al enemigo por competo.

Los soldados de Aldia y Anor Londo, incluso la estatua de Gwyn, se hicieron detrás de la reina Leone, la cual daría el golpe final a Oceiros…

- ¡Hay que salir de aquí! - le gritó Quelana a Zallen.

- Ahora lo entiendo…- se decía asi mismo Zallen en shock.

- ¡Hay que huir de Oceiros Zallen!

Quelana dejo a Zallen, pues se dio cuenta que no se movería de allí, la elfa se escondió en el palacio junto con otros sobrevivientes.

Zallen se levantó, y miro como las nubes hacían un espiral sobre Oceiros, la lluvia se detuvo, las gotas flotaban en el espacio, la gente no se movía, El Ojo del Caos de Leone había detenido el tiempo en Oceiros.

Quelana inmóvil, solo vio como de la espiral de nubes, bajaba un rayo morado, pero este bajaba despacio, como una línea imperfecta que se movía lentamente entre las gotas flotantes.

Sir Alonne y Varg solo veían como Leone a lo lejos, castigaba a oceiros, dejándolos en una muerte inevitable y lenta, obligando al reino a ver como ese rayo que caía despacio, tocaba poco a poco el centro de Oceiros y lo destruía.

- Es increíble - dijo Varg, que solo veía como Leone, solo observaba, mientras su ojo emitía un brillo morado.

- Es como si el tiempo se hubiera roto en Oceiros - dijo Sir Alonne.

- Jamás había visto que un rayo cayera tan despacio, y menos uno morado.

- Ese es el poder de Anor Londo - dijo Cork.

- Es fascinante - dijo Varg.

- Ustedes váyanse - dijo Leone mientras seguía usando su ojo contra Oceiros.

- No la dejaremos sola - dijo Varg.

- Ya ganamos la guerra - contestó Leone - quiero un rato a solas, apreciare el paisaje.

- ¿Y ahora qué reina? - dijo Sir Alonne.

- Aldia es libre.

- Aldia quiere ser parte de Anor Londo.

Leone seguía observando Oceiros, el rayo ya había recorrido la mitad de su camino hacia el reino.

- Pues bienvenida es tu gente Sir Alonne

- Gracias reina Leone.

Todo el ejército se fue retirando de vuelta a Aldia, la estatua gigante de Gwyn siguió al ejercito también. El único que se quedo fue Varg.

- ¿Por qué torturarlos asi Leone? - preguntó Varg - ese es el rayo más lento de la historia, y ellos solo esperan su muerte, ya es suficiente.

- Quiero rescatar sobrevivientes - contestó Leone.

- No entiendo.

- Hay más de cien personas allí - contesto leone sin dejar de observar Oceiros - no todos merecen ser condenados por el egoísmo de su rey, perdonare a quien lo merezca, solo observo a quien salvo y a quien condeno.

- ¿Te crees una diosa?

- No, es solo una cuestión de humanidad, quiero asegurarme que hago lo correcto.

- Entiendo - dijo Varg - te espero en Aldia.

Varg se retiró y alcanzo a el ejército que apenas sufrió cincuenta bajas.

Casi llegando la noche, Leone dejó de usar su ojo del caos, y dejó que el rayo cayera y destruyera toda Oceiros.

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