Hombre misterioso

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Tres años después 

Zatanna Zatara se econtraba llegando al aeropuerto de Bretaña, tomó un taxi y le dijo al chofer la dirección del departamento donde se quedaría. Su superior le comento desde antes que podía tomarse dos días para pasear por la gran ciudad antes de comenzar con el trabajo. Fue de esta manera que a la segunda noche, encontró un bar que llamó su atención. 

Al llegar al lugar visualizó un rostro que de cierta forma, le resultó familiar; no dudo en acercarse a él, pues también le pareció bastante atractivo. En cuanto llegó a su lado, el galante hombre le invitó un trago y ella lo aceptó gustosa. 

-Oh, lo siento, ¿dónde están mis modales? John Constantine- este estira su mano y ella la estrecha.

-Soy Zatanna, un gusto John- se presenta mientras le da un trago a su bebida.

-Y, ¿en qué trabajas? Claro, si se puede saber.

-Recién me mudé a esta ciudad, y estoy trabajando como detective, decían que necesitaban a alguien como yo- contestó muy segura de si misma. 

-¿Y cómo es alguien como tú?- pregunta intrigado y divertido a la vez. 

-Con magia, soy una maga- declaró haciendo un guiño. 

-Pues estás de suerte, ya somos dos- sonrió coqueto.

-Sí, me parece que ya había escuhado hablar de ti, siento que de alguna parte te conozco.

-Tú también me pareces familiar, señorita.

En ello, en aquel bar se escucha una canción que, al parecer, a ambos les encanta.

-¿Me permitiría está pista señorita?- estira de nueva cuenta su mano deseando que la bella mujer acepte. 

Ella, todavía con un poco de inseguridad, pues seguía tratandose de un desconocido, toma la mano ofrecida. Al bailar con aquel misterioso hombre, Zatanna sintió una extraña conección, como si fuera el destino que esa noche estuvieran juntos bailando. Al termino de la canción, ambos intercambiaron números.

-Gracias por permitirme esa maravillosa pieza- murmuró cerca de ella.

-Gracias a ti por invitar- le sonrió tiernamente mientras se despedían con un abrazo. 

Al llegar Zatanna a su departamento, escuchó el teléfono sonar insistentemente, pensando en que puede ser su gefe, corre hacia el artefacto y contesta.

-¿Bueno?

-¡Mujer! Al fin contestas, seré breve, no pude conseguir un compañero para que te ayude con el trabajo, pero escuché que otro mago se encuentra en la misma ciudad que tú, búscalo y trata de convencerlo. 

-Sí, creo que ya sé de quien hablas- 

-¿Acaso ya lo conociste?- cuestionó.

-Se podría decir que sí- sonrió al recordarlo- No te preocupes, mañana mismo lo contacto. 

Al siguiente día Zatanna despierta temprano, como no bebió mucho la noche anterior, no tiene problemas en comenzar su día a las 8 am. Al terminar de comer su desayuno, decide que es buen momento para llamar a Constantine. Después de algunos intentos, aquel hombre al fin contesta.

-¿Zatanna? ¿Qué ocurre?

-John, necesito de tu ayuda.

-Claro señorita, ¿en qué puedo ayudarte?

-Es acerca de mi trabajo, verás, necesito un compañero, y realmente no conozco a nadie en esta ciudad, quisiera pedirte de favor si tú pudieras acompañarme, minímo en cuanto encuentre a alguien más.

-Será un placer señorita, ¿en dónde te encuentro?

-En el metro de la ciudad, a las 12 del día estaré esperando. 

-De acuerdo, ahí estaré. 

Aquel otro compañero nunca llego, pues Zatanna se sentía muy cómoda con la compañía de Constantine, al principio pensó que sería el inicio de una buena amistad, pero terminó cayendo por los encantos de ese mago. Cada día a su lado era maravilloso, se complementaban demasiado bien. 

Un día, a ambos, se les asignó investigar a un nuevo grupo de criminales que se encontraba operando a las afuereas de la ciudad. Un tal King Shark era el líder, Zatanna se imagino que no sería un gran problema y que podría vencerlo fácilmente. 

Oh, estaba tan equivocada. 

What I did for loveWhere stories live. Discover now