Issei salió corriendo de la casa.
No llamo a sus padres ni pidió permiso, lo último que le importaba era eso, el bienestar de esa monja, era lo único que estaba en su mente.
Rápidamente agarró su bicicleta, y fue directo hacia donde se encontraba su clon.
Gracias al vínculo que tenía con este, sabía dónde estaba en cada momento.
Por lo tanto solo se concentro en ir lo más rápido posible, pedaleo con una fuerza que nunca antes había usado, sin darse cuenta rebasaba algunos autos cuando paso cerca de la calle transitada.
Esto el no se dio cuento, su visión se volvia de un color rojo sangrienta, mientras la sed de sangre terminaba en su interior, sus dientes crujían por la fuerza con la que los apretaba.
Llego a una velocidad récord a una casa, al lado de la puerta estaba su clon.
El solo le dijo. "Están dentro."
Era todo lo que necesitaba saber, pateó la puerta destruyendo las bisagras, mientras pasaba.
La imagen que encontró ahí...
Un hombre de unos veintitantos años estaba parado en un charco de sangre, cerca de el una pareja se encontraba crucificada en la sala.
Pero lo que más lo enojo, fue lo que había frente al sacerdote.
Una chica de cabello blanco se encontraba casi en mismo estado, dos dagas sagradas clavadas en las muñecas, la levantaron del suelo, mientras su ropa se encontraba toda destrozada, hasta el punto en que se podía ver el suelo, y no llevaba bragas.
El sacerdote por otro lado agarran aún par de bragas destrozadas en la cara, mientras se lo podía ver con un mirada lujuriosa, ya se estaba desabrochando el pantalón cuando Issei llego.
La rabia de Issei estallo, se abalanzó sobre el enemigo, su mano derecho, el poder del Héroe Tracio salió de cada poro de su cuerpo mutando su mano derecha a un extremidad amontonada de músculos.
Su puño chocó contra la cara del sacerdote, los dientes crujían en agonía, mientras esté era lanzado lejos de su posición.
La rabia de Issei no disminuyo, esa sensación de odio y furia seguía en los más profundo de su núcleo.
Aún así Issei trato de calmarse.
La vez anterior que se enojo, casi ocasionó que el ORC lo mate, el podía convocar la locura, pero no sabía controlarla.
Mirando a Koneko, saco las dagas de sus muñecas, apesar de caer en el suelo, como un costal de papas, está no reaccionó al dolor, simplemente trato de cubrir su modestia.
Le echo una mirada y le dijo."Gracias."
Y trato de levantarse solamente para caer al suelo.
La recogió y la puso en el sillón. Issei casi se había calmado cuando oyó una engreída risa.
"Jajaja ya veo con que era eso, eres un Maldito adorador del demonio." La maldita voz del sacerdote le ponía los pelos de punta, pero también despertaron algo dentro de el, esa rabia acumulada podía ser liberada y tenían un objetivo.
Los músculos se juntaron en sus cuerpo, creció hasta llegar cerca del metro noventa y sus ojos pasaron a ser un rojo sangre.
Aún así, aunque sentía como la sed de sangre inundaba sus sentidos, aún tenía el control. Aun se podía 'controlar'.
Pero no sabía por cuánto.
Aún así sabía que sería lo suficiente para despedazar a este desgraciado
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Berserker Issei
Hayran KurguInspirada en los dice de Issei, obteniendo Class cards. PSDT: Escribiré cuando me antoje