1. Todo explota.

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Diciembre 2025.

Joaquín.

—Es que no estoy entendiendo nada. —dije contestando la llamada.

Limpie las lágrimas que resbalaban por mis mejillas y subí una pequeña maleta al taxi.

¿Cómo podía ser que nadie se había dado cuenta de lo mal que estaba?

Incluso yo le había fallado. No había podido estar ahí y me sentía la peor persona del mundo.

—Necesito saber quién fue el que decidió revelar esa información. —dije molesto.

Una de las personas del equipo de Emilio comenzó a decirme que no sabían nada al respecto.

—Voy a llegar en unas horas. —dije— Por favor, quédense con él en todo momento. —pedí.

Colgué la llamada y subí al taxi.

—Al aeropuerto. —dije.

[...]

Tomé asiento y permanecí en silencio hasta que Niurka habló.

—¿Pero qué fue lo que te dijeron? —preguntó por tercera vez— ¿Dónde lo encontraron?

Tragué saliva y la miré serio.

—Luis lo encontró en el hotel. —dije— Lo encontró tirado en el baño con el bote de pastillas.

Niurka limpió sus lágrimas.

—Justo cuando Luis me llamó para decirme, noté que Emilio me había mandado un mensaje en la madrugada. —dije sintiendo el nudo en mi garganta.

—Es que no entiendo, Joaquín. —dijo mirándome— ¿Tu sentías que el estaba raro?, ¿habían discutido o algo?

Negué rápidamente y después de pensar unos momentos volteé a verla.

—Hace unas semanas discutimos un poco pero se supone que todo estaba bien. —dije.

Recordé lo molesto que había estado Emilio semanas atrás y se me encogió el corazón al pensar que no me había dado cuenta de todo lo que estaba pasando por su cabeza.

—No puedo entender quién pudo haber revelado eso que él tanto trató de ocultar. —dijo.

El nudo en mi garganta se hizo más pesado y no pude evitar soltar las lágrimas.

Sabía perfectamente quién había podido ser la persona que había revelado esa información.

—El va a estar bien. —dijo Niurka mientras tomaba mi mano— Sabemos que es muy fuerte y podrá superar esto.

Asentí después de unos segundos y volteé hacia la ventana del avión.

[...]

6 horas antes.

Emilio.

Miré el reloj que se encontraba en el buró a lado de la cama.

3:35 am.

Me encontraba sentado en el suelo de la habitación mirando a un punto fijo en la pared.

Tomé mi celular y miré ese número en la lista de las últimas llamadas.

Comencé a tener complicaciones para respirar.

Me llevé las piernas al pecho y las abracé. Estaba totalmente roto.

Quería llamar a Joaquín. Quería contarle cada una de las cosas que estaban pasando por mi cabeza.

Pero después de tantos años, estaba sintiendo otra vez ese miedo de contarle lo que mi corazón sentía.

Cambios. | EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora