Cambios. | Emiliaco

18. Inesperado.

Narrador.

Después de aquella noche, Joaquín durmió con una sonrisa. Mientras que Emilio no pudo dormir, pues le daba vueltas y vueltas a un tema en especial.

Pensar en la idea le revolvía el estómago. Y no porque no quisiera hacerlo, sino por los nervios que la idea le provocaba.

"Se supone que estamos en una pausa, Emilio" se dijo una y mil veces.

Pero el deseo de permanecer toda la vida junto a su castaño, era más fuerte que cualquier pensamiento negativo que se le cruzara por la mente.

Solo podía pensar en los pros y contras que traería el hacer aquello que se estaba cruzando por su cabeza.

Joaquín.

Faltaban tan solo cinco días para que fuera Nochebuena y aún no sabía cómo decirle a Emilio que mis padres vendrían a pasar las fiestas decembrinas.

Si mis padres venían a quedarse en la casa de Gris, ¿qué podían pensar si miraban que me estaba quedando con ella en vez de estar en la casa que compartía con mi novio?

Tenía que hacer algo. Sabía cuál era la única solución, y aunque no estuviera del todo de acuerdo, era lo único que se me ocurría.

[...]

El día del último concierto de Emilio había llegado.

Aunque al principio estaba emocionado y convencido de asistir, los pensamientos sobre si ir era una buena idea, no dejaban de atormentarme.

Pensaba que era una mala idea.

Llamé a Renata para por fin contarle la situación en la que estaba con Emilio y con la esperanza de que ayudara a tomar una decisión.

—Déjame entender. —dijo— ¿Te estás quedando con Gris porque estás en una pausa con Emilio, pero ya actúan como si estuvieran de nuevo juntos e irás a verlo hoy? —preguntó.

Aunque no la podía ver, imaginaba su expresión de confusión.

—Algo así. —dije— Me pidió que fuera al evento que organizó hoy para festejar el cierre de la gira y...

—¿Qué piensas? —preguntó.

Fruncí el ceño y permanecí callado. No sabía qué responderle.

—¿Quieres que te de mi opinión? —preguntó después de un rato.

—Por favor. —dije rápidamente.

Escuché que Renata soltaba un suspiro y supe que la plática que tendría con ella, sería la misma plática que estaba posponiendo con Emilio.

—Me parece que no están respetando la pausa que los dos pidieron. —dijo— Entiendo que están enamorados y que el amor no se ha ido. Pero, ¿ya se sentaron a platicar en qué punto están y qué se comprometen a cambiar y mejorar, para poder estar mejor? —preguntó.

Me quedé callado. Tenía un buen punto.

—Si. Es un gesto muy bonito que te haya llevado un girasol y lo de los chocolates para convencerte de que fueras a su evento. Y también me parece lindo el detalle del arreglo de rosas que le mandaste pero, ¿cuándo van a hablar seriamente? —preguntó.