Capítulo III

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"Bianca diAngelo toma una decisión delicada..."

Después de mi inteligente: "Ah... bueno" al saber que aquella niña era Artemisa, me quedé mirando a la titánide.
Era hermosa, no lo discuto, pero seguía sin verle el parecido con Skylar. El verano pasado, cuando se lanzó a un baño mortal con las sirenas y vi su sueño, Hécate era pelinegra y de ojos verdes... Básicamente, Skylar con unos cuantos miles de años más.

— ¿Qué haces aquí? — preguntó la diosa de la caza - Pensaba que Zeus te dio el aviso personalmente.

El señor de la barba que había mencionado la cachorrita. Skylar no se había equivocado al deducirlo.
Hécate dejó a su hija de nuevo en el suelo y alzó una ceja.

— No voy a dejar que mi hija se tiré por un acantilado, pero si quieres hacerlo así... Soy la diosa de la magia en la noche, refugio de los atrapados en las encrucijadas. — señaló al cielo — Es de noche y... — señaló al camino tras ella y a los otros dos a ambos lados — estáis en una encrucijada. ¿Te vale?

Acababa de verles el parecido madre-hija. Artemisa quedó en silencio y las cazadoras se removieron incómodas.

— No respondes a mi pregunta.

— Quiero hablar con Skylar, como diosa y no como madre.

Skylar se abrió paso entre las chicas de abrigos brillantes y siguió a Hécate hasta el bosque.

La expresión de Artemisa se ablandó al mirar a los hermanos diAngelo. Bianca seguía sin entender lo que estaba sucediendo, negándose a creer que pudieran ser hijos de algún dios, mientras que Nico lo asociaba con su juego de cartas.
Yo seguía pensando en saltar por el acantilado para ir a por Elliot, pero algo me decía que no lo hiciera. Quizás el miedo a volver a terminar convertido en cobaya por la diosa de la magia.

— Lo cual explica... — Bianca se estremeció — ¿Recuerdas los tipos que intentaron atacarnos el verano pasado en un callejón de Washington?

— Y aquel conductor de autobús, el de cuernos de carnero. — recordó Nico — Te lo dije, era real.

— Por eso os ha estado vigilando Grover. — les expliqué — Para protegeros en caso de que fuerais mestizos.

— ¿Grover? — Bianca se le quedó mirando — ¿Tú eres un semidiós?

— Un sátiro, en verdad.

Se quitó los zapatos y mostró sus pezuñas de cabra. Creí que Bianca se desmayaría allí mismo.

— Grover, ponte los zapatos. — dijo Thalia — La estás asustando.

— Bianca. — tercié — Hemos venido a ayudaros. Tenéis que aprender a sobrevivir. El doctor Espino no es el último monstruo que os encontraréis, tenéis que venir al campamento.

— ¿Qué campamento?

— El Campamento Mestizo. El lugar donde los semidioses aprenden a sobrevivir. Podéis venir con nosotros y quedaros todo el año, si queréis.

— ¡Que bien! ¡Vamos! — exclamó Nico.

— Espera. — Bianca meneó la cabeza — Yo no...

— Hay otra opción. — intervino Zoë.

— No, no la hay. — dijo Thalia.

Las dos se desafiaron con la mirada. Yo no sabía de qué hablaban, pero estaba claro que tenían una cuenta pendiente.

— Ya hemos abrumado bastante a estos críos. — zanjó Artemisa — Zoë, descansaremos aquí unas horas. Levantad las tiendas, curad heridos y recoged las pertenencias de nuestros invitados.

𝐓𝐇𝐄  𝐓𝐈𝐓𝐀𝐍'𝐒 𝐂𝐔𝐑𝐒𝐄 || PJO 🔱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora