Capítulo II

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"El subdirector saca un lanza misiles..."

Yo no sabía qué clase de monstruo sería el doctor Espino, pero rápido sí que era.
Tal vez podía defenderme si activaba mi escudo. Sólo tenía que apretar un botón. Ahora bien, proteger a los diAngelo ya era otra cosa. Para eso necesitaba ayuda.

— ¿Qué haces, Jackson? — silbó el doctor — ¡Muévete!

— Es el hombro. — mentí con aire abatido — Me arde.

— ¡Bah! Mi veneno hace daño, pero no mata. ¡Camina!

Nos empujó hasta el exterior mientras yo me esforzaba en concentrarme. Imaginé la cara de Grover, pensé en la sensación de miedo y peligro. Intenté usar la conexión por empatía de Grover, pero ni siquiera estaba seguro de que funcionara cuando estaba despierto.
Espino nos guiaba hacia los bosques. Tomamos un camino elevado que apenas estaba iluminado por un par de antiguas farolas. Me dolía el hombro y con el aire que se me colaba por el abrigo desgarrado me sentía como un carámbano.

— Hay un claro más adelante. — dijo Espino — Allí convocaremos a vuestro vehículo.

— ¿Qué vehículo? — preguntó Bianca — ¿Adónde nos lleva?

— ¡Cierra la boca, niña insolente!

— No le hable así a mi hermana. — dijo Nico. Le temblaba la voz, pero admiraba que tuviera agallas de hablar.

El doctor soltó un horrible gruñido. Eso ya no era humano. Me puso los pelos de punta, pero hice un esfuerzo para seguir caminando y proyectar mis pensamientos a la desesperada.

— Alto. — dijo Espino.

El bosque se abría de repente. Habíamos llegado a un acantilado que se encaramaba sobre el mar. Al menos yo percibía el olor del mar allí, cientos de metros más abajo.
El doctor nos empujó hacia el borde. Yo di un traspié y Bianca me sujetó.

— ¿Qué es este Espino? — murmuró — ¿Podemos luchar contra él?

— Estoy en ello...

— Tengo miedo. — masculló Nico mientras jugueteaba con alguna cosa; un soldadito de metal, me pareció.

Espino dio una voz. Ahora sus ojos bicolores relucían con avidez.
Sacó un teléfono del abrigo y avisó de que el paquete estaba listo para ser recogido, refiriéndose a nosotros. Aquello parecía demasiado espeluznante: un monstruo con móvil.

— ¡Eso es hijo de Poseidón! ¡Salta! Ahí está el mar, sálvate.

— ¿Cómo te ha llamado? — murmuró Bianca.

— Luego te cuento. — le dije.

El doctor Espino me miró con diversión, como si me leyera la mente.

— Aún no has comprendido quién soy, ¿verdad?

Otro proyectil salió disparado y me hizo un rasguño en la oreja. Algo había saltado súbitamente detrás del doctor: parecido a una catapulta, pero más flexible... casi como una cola.
Siguió divagando de que, por desgracia, nos querían vivos y sólo consiguió poner más nerviosos a los diAngelo.

— No os preocupéis, mocosos. Enseguida conoceréis a mi jefe, y entonces tendréis una nueva familia.

— Luke. — intervine — Trabajas para Luke.

La boca de Espino se torció con repugnancia al escuchar el nombre de mi viejo enemigo.

— Tú no tienes ni idea de lo que ocurre, Perseus Jackson. El General te ibformará de todo a su debido tiempo.

𝐓𝐇𝐄  𝐓𝐈𝐓𝐀𝐍'𝐒 𝐂𝐔𝐑𝐒𝐄 || PJO 🔱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora