Aunque es pesado ir a la preparatoria, puedo decir que me gusta. En estos días he conseguido conocer más a Lola y Kiara. Incluso me he aprendido sus jergas. Lógicamente me es más fácil entender la de Kiara, aunque puedo asegurar que me es entretenido oír la de Lola. Por otra parte, Yago es bastante gracioso y me hace reír con sus ocurrentes comentarios. Aunque viene de una familia adinerada y bien acomodada, es bastante sencillo y gentil.
Luego de anunciada la hora de salida, emergimos los cuatro como lo hemos estado haciendo en los últimos días. Lola y Kiara insisten en estudiar física en mi casa, pero lo cierto es que no es mi casa y no sé si debo llevarlas.
—Yo también quiero ir —intervino Yago metiendo un chupete a su boca—, pero tengo algo importante qué hacer.
—¿Qué? ¿Meterte pasta a las narices? —preguntó Lola en son de broma.
—Eso no toca hoy —contestó él, divertido.
Kiara y yo nos miramos y negamos con la cabeza riéndonos.
—¿Y qué Jasmine? ¿Nos jalamos pa tu cantón
Di un profundo suspiro mirando a Lola. Qué más daba, a fin y acabo íbamos a estudiar un curso difícil.
—Bueno, vamos.
—¡Epa! Así se habla —dijo Kiara pasando un brazo por mi hombro.
En la salida nos encontramos con Joaquín y sus amigos. Tadeo venía comiendo papitas lays.
—Jasmine —dijo Irene—, Luana y yo iremos a un sauna que acaban de inaugurar, ¿quieres venir con nosotras? Primero iremos al gym, y luego quemamos la grasa en el sauna.
¿Quemar grasa? Ambas no tenían nada que quemar... Son dos bellezas andantes. En todo caso el fideo que dice Yago que soy, lo son ellas. Cabellos de ángel, yo podría ser un tallarín.
—Ya quedé con las chicas para estudiar —contesté señalándolas—. De todos modos, gracias por la invitación.
Irene elevó los hombros, sonriente. Luana nos miró con desaprobación.
—¡Es el carro de mi papá! —exclamó Tadeo mirando a la avenida un carro negro de lunas polarizadas—. Hablamos —se dirigió a Joaquín chocando los puños, lo mismo con Yago. De las chicas se despidió con un beso en la mejilla. Ellas también se despidieron de nosotras y jalaron a Yago.
Los cuatro empezamos a caminar por la larga avenida Juan Pablo II. Lola intercambiaba algunas palabras con mi hermanastro, y yo lo hacía con Kiara.
—...ese es mi güero —escuchamos la voz de Lola. Se giró hacia nosotras—. Sister, el güero si va a tu santo.
—¡Chévere! —exclamó Kiara.
Ambas no han dejado de hablar del cumpleaños de Kiara. Me han hecho prometer que estaré presente, aunque no soy de fiestas. Pero es cumpleaños número dieciocho de Kiara, así que ahí estaré.
Sin más preámbulos, llegamos. Mis amigas se quedaron viendo con asombro la casa y, cuando entramos no disimularon su atención a cada detalle. Entre ellas cuchicheaban algo que no llegué a escuchar.
La madre de Joaquín salió de la cocina y se quedó mirando a Lola y Kiara.
Me incomodé bastante; con su mirada me fue fácil determinar que no tenía derecho a invitar a quien quisiera.
—Buenas tardes —saludó Kiara. Lola le siguió el saludo. La señora Tania contestó casi obligada.
—¿Son tus compañeras? —me preguntó.
ESTÁS LEYENDO
CUIDADO CON ESE AMOR ©
Teen FictionLas decisiones para un adolescente puede ser fácil y complicado. Los sentimientos pueden jugar en contra, y las consecuencias pueden ser fatales. Jasmine lo sabe muy bien...