Después de los sucesos de: Word War Hulk DC; la Liga de la Justicia busca lo que le da honor a su nombre. Y una vez recuperados, se proponen a viajar al universo Marvel, en busca de juzgar a los Iluminati; grupo que fue responsable de desterrar a Hu...
En un restaurante con temática de todos los superhéroes, los meseros disfrazados corrían de un lugar a otro; ignorantes de que en una de las mesas, comían dos superhéroes de verdad.
—Les dije que lo quería bien cocido —se quejó un Bruce de ya cuarenta y seis años; cortando un filete.
—Podría hacerlo yo. No es necesario que grites como la última vez —le susurró Clark bajando un poco sus lentes, para que de manera disimulada disparar, su visión de calor.
—Claro —decía Tony Stark llegando a la mesa bien vestido, junto con Kara y Logan—. Los inmortales humillando a los mortales —dijo sentándose al lado de Bruce—. Nosotros con canas y gallos, y ustedes mírense; igual que hace veinte años.
—¿Los ricos no gastan en cirugías plásticas y cosas así? —cuestionó Logan sentándose al lado derecho de Clark; quitándose su sombrero vaquero.
—Nah, al menos no los inteligentes —respondió Stark para así mirar el filete de Bruce—. Oye dame un poquito —dijo tratando de meter la mano, pero siendo pinchado por el tenedor de Wayne.
—Pide el tuyo.
—No seas tacaño —le replicó Tony.
—No te preocupes amor. Tú siempre te vez lindo —le dijo Kara acomodando la falda de su vestido blanco, para así poderse sentar al lado izquierdo de Clark.
—El problema es que la gente no me ha reconocido —aseguraba el millonario de Marvel.
—Suelen estar muy ocupados en sus asuntos para notarnos —aseguró Clark.
—Ajá —exclamó irónico Tony mientras no dejaba de ver el filete de Wayne—. Ya dame un poco —pidió de nuevo forcejeando con Bruce.
Clark rio un poco antes de mirar a Logan.
—¿Cómo está él? —le preguntó—. ¿El chico?
—Sabes Clark —respondió Wolverine—, después de tantos años, por fin comprendo aquella frase que dijo Parker antes de morir. Puede existir un mundo sin Peter. Pero nunca dijo nada de Spider-Man.
Lejos del restaurante, una mujer bien abrigada y con su bolso cruzando su torso, caminaba por las calles mientras se abrazaba ah si misma por el frio; sin notar que un hombre encapuchado la seguía por detrás. Y cuando se vio cerca de un callejón, este mismo la empujo hacia adentro del mismo; sacando un cuchillo.
—¡Dame todo lo que tengas! —le gritó.
—Cielos amigo —dijo una voz por encima de ambos personajes; haciéndoles mirar hacia arriba. Con la chica aliviada y dando gracias a su suerte—, de verdad escogiste el peor callejón para ponerte a delinquir.
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