Juu go | 15.

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Estrellas, un buen lugar y

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Estrellas, un buen lugar y... palabras de más.

—¿Algunas palabras que quieran decir a sus súbditos? —Yosano volvió a tomar el micrófono y los príncipes se habían acercado hasta mi lugar.

—Gracias por sus votos. —Chuuya se inclinó al decir de primeras.

—Me complace que me hayan elegido. —Ayatsushi optó por inclinarse también.

—Yo voté por Kiyoko-san. —Cuando el aparato llegó hasta mí, fue lo que solté apenada haciendo reír a la mayoría en la cancha.

¡Qué vergüenza! Ni siquiera supe cómo bajé de ese lugar, Chuuya y yo de repente caminábamos entre los demás que nos felicitaban ligeramente y luego volvían a lo suyo. Fue hasta que llegamos con Fyódor a nuestro espacio de antes.

—Felicidades, no tenía duda de los ganadores. Son ustedes mejores amigos después de todo —comentó el ruso con sinceridad, aplaudiendo ligeramente.

—Estaba tan nervioso, no pensé que esa fuera a ser mi reacción ante la noticia —habló el bajito aún emocionado.

—Realmente no esperaba ganar esto. Ha sido una buena sorpresa —acepté tocando mi corona de princesa.

—Te lo merecías, Ritsuko, eso te pasa por andar saludando y sonriendo a todos por las mañanas —acusó el otro ganador riendo.

—Pero es solo respeto y cordialidad; para comenzar, todos deberían de tenerlo —justifiqué, pero en realidad estaba extrañamente feliz por una simple corona. Así que, ¿así era como se sentía ganar algo? Era placentero y comprendí entonces porque las chicas del colegio siempre se peleaban por el pedazo de plástico, aunque no quería decir esto, que me volvería como ellas.

Chuuya volvió a decir unas cuantas cosas más que me hicieron reír a gana suelta junto con Fyódor que se resignada a nuestro trato alegre, y luego... me di cuenta.

—¿Dazai-san? ¿Dónde está Dazai-san? —pregunté enseguida al extranjero intentando sonar tranquila, pero a fin de cuentas, parecía una madre en busca de su hijo perdido en el supermercado.

—Le vi caminar hasta el final, fuera de la multitud. Pregunté si deseaba que le acompañara, pero dijo que era mejor esperar por ustedes y que luego nos alcanzaría —el de las ropas blancas me contó enseguida.

Quise estarme en mi lugar, quise creer en sus palabras, en que luego nos alcanzaría, pero mi preocupación aumentó y comencé a buscarle primero con la mirada.

—¿En dónde se metió? —El príncipe me ayudó a buscarlo de igual manera.

—Vuelvo enseguida, iré a buscarle por allá, tal vez se sintió abrumado entre tantas personas reunidas y puede que necesite ayuda —argumenté sin esperar respuesta, pues enseguida me separé de los dos para comenzar una búsqueda más extensa.

Literature III 📖 | Dazai Osamu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora