Nana | 7.

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Nadie merece ser tratado de diferente manera

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Nadie merece ser tratado de diferente manera. Todos somos iguales.

Habían transcurrido dos semanas, y durante este lapso de tiempo, Dazai Osamu y yo nos convertimos en los mejores amigos.

En la escuela, comíamos juntos en la misma mesa con Chuuya, en cambio de clase hablábamos sin parar, y sobre todo, nos convertimos en la mejor pareja de ensayo que nuestra generación pudiera tener... O eso es lo que me hubiera gustado contarles a mis nietos.

Después del día en que estudiamos en casa, el castaño se volvió un poco más apático que de costumbre; pensaba que habíamos progresado, pero canté victoria antes de tiempo sin conocerle del todo. A pesar de que mi madre llegó a tiempo, de alguna manera se las ingenió para escapar de mis garras aquella tarde diciendo que tenía un compromiso. ¡Pan no-comido!

En realidad, a la hora de receso por más que paseara mi mirada por todos lados, nunca podía encontrarle; en clase no hablaba con nadie, por lo que era lo mismo de siempre, y en la misma de Literatura III solo contestaba mis preguntas con monosílabos, haciéndonos así, la peor pareja de ensayo de nuestra generación. A menudo, Matsuoka Kiyoko me veía para reírse de mi en silencio, por lo que me rendí. Así de fácil.
Si era esa la manera en que Dazai deseaba trabajar, entonces de esa manera sería. No sé cómo pude creerme tanta cosa para pensar en que podía solucionar la vida de un muchacho a quien siempre vi como invisible, y además, que parecía no querer y negarse a la ayuda con todas sus fuerzas.

Aquel día jueves, estábamos en periodo de receso. No salí a comer porque me sentía desganada y Chuuya se quedó conmigo revisando su carpeta de evidencias que necesitaba Mr. Kunikida para la siguiente clase. Carpeta en donde por supuesto, a mí me hacían falta trabajos, debido a que los perdí entre las lagunas de mi mente y habitación.

¡Así nunca me graduaría!

—¿Qué sucede ahora, Ritsuko-chan? —preguntó el ojiazul dejando de lado sus pendientes. Me observó con atención acomodándose de lado en su lugar.

—Parece que las personas como yo necesitamos más descanso. —Con la cabeza hacia atrás por estar recargada totalmente en el mesabanco, hablé en voz baja.

—¿¡Todavía más!? —exclamó dramático. Hizo que sonriera por tan innesperado tono de voz—. ¿Hay algo que quieras contarme? Desde hace días estás como una floja. No molestas a nadie con tus cordiales saludos mañaneros y no me has llamado "número dos".

Suspiré con asco. No era de ese tipo de personas que se negaban a las situaciones, en realidad era muy sincera conmigo misma porque me gustaba afrontar mis problemas, ya saben, tomar al toro por los cuernos y lanzarme por la ventana. Otra cosa era que no pudiera solucionarlos.
Entendía, que lo de Dazai me estaba afectando más de lo que hubiese deseado. ¡Todo por un muchacho invisible y sin atractivo!

—Es Dazai-san —comencé. También era sincera con los demás y con Chuuya, ni se diga—. No me agrada —confesé seca.

—Es normal, Ritsuko. No todos pueden ser de tú agrado. Aún más si ustedes dos son polos opuestos. Él es callado y tú una sinvergüenza que habla hasta por los codos. Él es aplicado y tú una irresponsable. Él...

Literature III 📖 | Dazai Osamu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora