'En el Yokohama High School, existen numerosas materias que pueden llegar a ser un dolor de cabeza para los estudiantes, sin embargo, para nuestra protagonista, Literatura III se convertirá en algo más que lo mencionado antes, y tal vez... en una gr...
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Un terrible sentimiento se acerca. Acéptalo, por favor.
Paso el lunes, paso el martes, y en casa mi mamá me preguntó un sin fin de veces si todo estaba bien conmigo en la escuela. Ritsuka también notó que estaba rara, así que pospuso nuestro trato de una manera muy forzada.
—No quiero que toques mi tarea con esa cara de niña perdida —había dicho.
De alguna manera, estaba agradecida de que mi pequeña familia comprendiera que tenía un problema, no muy grave para llevarlo a la policía ni muy a la ligera para decirlo así como así. A cambio de mis caras largas, obtuve dulces en mi almuerzo los dos días seguidos de parte de mi madre y el monstruo del mal humor dejó de molestarme.
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—Ishinomori-kun, venga a mi escritorio —Mr. Fukuzawa me pidió a la hora de su clase el miércoles después de receso.
Por lo que no me quedó más que abandonar el lugar que ocupaba junto a uno vacío y dirigirme con los pies cansados hasta donde me indicó antes. Supuse, Chuuya se quedó confundido detrás de mí por el llamado.
—¿Cómo están llevando su trabajo Dazai-kun y tú? —inquirió cuando me presenté.
Casi niego y subo los hombros en respuesta, pero caí en cuenta de que si lo hacía, algo saldría mal. Por menores, me separaría del no-presente, y por mayores, terminaría por reprobarme al no haber tomado el proyecto final con la seriedad debida al meter y revolver mis sentimientos a la fuerza justo en medio.
—Casi hemos terminado el libro que escogimos, así que en cuanto lo hagamos, pasaremos directo al ensayo para tenerlo con tiempo —mencioné confiada de mis palabras, aunque por dentro estaba temblando. No quería que descubriera mi mentira. ¡Necesitaba graduarme!
Era evidente que satanás se dio cuenta de nuestro equipo roto. Si bien el muchacho de orbes castaños iba a la escuela con normalidad, tal como hizo el lunes, día del conflicto, se fugó. Él simplemente no volvió después de receso y la razón era segura: Dazai Osami no deseaba convivir conmigo más.
—Es bueno escucharlo. Al parecer, Dazai-kun está en la enfermería justo ahora y no podrá salir hasta que se sienta mejor —informó con el semblante preocupado y le puse más atención de la que quise darle.
