San-juu | 30.

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Situaciones impredecibles a las que puedes acostumbrarte

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Situaciones impredecibles a las que puedes acostumbrarte.

Aquel mismo día, lunes, después de compartir el almuerzo con Yukito en su aula, volví a la mía y ocupé lugar de una vez por todas en la última fila a lado del mesabanco del castaño para hacer equipo. Llegué temprano, así que pude ver cuando Chuuya y Fyódor también llegaron. Me saludaron e inesperadamente no dijeron nada acerca de mi ausencia en la mesa; terminaron sentándose junto a mí, como siempre solíamos hacer desde que nos habían dividido en equipos. Lo más extraño fue, que Dazai había sido el último en entrar al salón cuando antes lo hacía primero para ahorrarse las molestas miradas.

Mientras se acercaba, pude ver que, en efecto, todo el mundo lo observaba y más ese grupito de Kiyoko y las extras. ¡Era muy lindo para ser verdad! No obstante, no todos lo observaban por el mismo pensamiento.

—Te estuve buscando, ¿dónde estabas?

Me había equivocado, su entrada tardía no fue lo más extraño, sino más bien aquella pregunta que soltó cuando se quedó de pie junto a mi mesabanco.

—E-estaba en la biblioteca estudiando —mentí automáticamente. No supe por qué—. Le dije a Chuuya...

Miré al mencionado de igual manera, este también me miraba confundido. Lo conocía, no sería capaz de desmentirme, pero también supe que lo había tomado con la guardia baja, por lo que si cometía un error sería enteramente mi culpa.

—Ah... ¿Sí?... Lo olvidé, perdón. Me lo dijiste más temprano, así que no te tomé mucha atención. Creí que estabas jugando —mintió de igual manera.

Al mismo tiempo, vimos al castaño con la mirada nerviosa. Había sonado convincente, ¿no? Además, Dazai no era un experto en la convivencia social, así que hubiera sido increíble que nos descubriera.

—Entiendo. —Terminó por sentarse en su lugar con mi mirada pegada—. Pero pudiste habérmelo dicho. Podría haberte ayudado —murmuró buscando algo en su mochila.

—Lo siento, no quería molestarte. Bastante me ayudas los fines de semana —me disculpé con cuidado.

Me sentí mal de haberle mentido. Dazai aún estaba preocupado por mi debido al asunto de Ritsuka y mi madre; suponía que por ello no quería dejarme sola.

Esperé entonces a que llegara la hora de Literatura III sin decir otra cosa por lo avergonzada que estaba de haberme metido en los asuntos del muchacho sin su permiso. Ya sentía culpa por haber leído la carta, pero espiarlo había sido una de las decisiones más estúpidas que pude haber hecho en la vida. Me sentía como una basura celosa y posesiva, aunque claro, no era como si lo fuera totalmente.

 Me sentía como una basura celosa y posesiva, aunque claro, no era como si lo fuera totalmente

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Literature III 📖 | Dazai Osamu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora