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Glasgow, 24 de diciembre de 2017

— ¿Entonces fue incómodo?

— No fue incómodo, fue raro — Elizabeth sujetó el teléfono con su hombro mientras encendía un cigarrillo — no me esperaba que me escribiera una canción y menos que me la cantara con esa maldita voz.

— ¿Canta bien?

Soltó el humo por su nariz, recreándose en el momento que había vivido con el chico la noche anterior; al momento el recuerdo de la calida voz de Roger fue sustituido por el de una despedida torpe en un parque. Quería morirse de la vergüenza.

— Canta muy bien, lo cual no me sorprende — soltó la ceniza en una de las macetas que adornaban la ventana y suspiró, necesitaba dejar de hablar de Roger o terminaría por volverse loca — ¿Han llegado ya tus hermanos?

— Aún no, conociéndolos llegarán veinte minutos antes de la cena para no tener que poner la mesa, sin contar claro con mi querida cuñada a la que espero no tener que patear este año.

— De todas las novias que ha tenido tú hermano no es la peor así que intenta comportarte.

La vieja puerta de madera se abrió tras Elizabeth, mostrándole el pequeño cuerpo de su abuelo, junto con una expresión de felicidad y una sonrisa ladina en su rostro.

— No puedo tocar sin mi fan número uno— los ojos verdes del anciano se iluminaron, al igual que los de Elizabeth — ¿Vas a perderte mi concierto?

— Por nada del mundo — apagó el cigarrillo en una de las plantas sin dejar de sonreír — te llamaré mañana, pasa una feliz navidad.

Tras escuchar una risa y un "igualmente" por parte de Lia, colgó el teléfono y lo tiró sobre la cama; para correr hacia su abuelo y tomarle de la mano con suavidad.

— ¿Con qué canción piensa deleitarme mi Paul McCartney particular esta vez?

— Ebony and ivory pero me temo querida que tendrás que cantarla conmigo.

Elizabeth no pudo evitar sonreír mientras entraban en el pequeño despacho, dónde en la esquina, al lado de la ventana se hallaba un piano. Amaba escuchar tocar a su abuelo, era la viva imagen de su padre, sus ojos, sus expresiones y la pequeña costumbre de cogerla siempre de la mano cuando cantaban una nota alta; no podía evitar preguntarse si su padre se habría visto así de haber llegado a cumplir esa edad.

[.....]

Londres, 24 de diciembre de 2017

— Tienes veinticuatro años, estudias medicina y nos conocimos al principio del curso. Te estás quedando conmigo porque has roto con tu novia y te ha echado de casa. No te salgas del guión.

Roger asintió sin prestar atención, el chico se movía de un lado a otro, ordenando las pocas cosas que aún no estaban en su lugar, el por otro lado, no podía sacar de su cabeza el momento vivido con la castaña. Cuando se despidieron deseó correr a casa de Brian y contarle cómo se había sentido, decirle que hacía años que no se sentía de esa manera, pero se limitó a volver al apartamento sintiéndose confuso y vivo.

Pensó también en hablarlo con Aiden, pero creía que este tenía sentimientos hacia la chica y más después de haberlos visto abrazados.

— Elizabeth...— decidió callar al ver la expresión del castaño el cual había fruncido el ceño.

— ¿Que pasa con ella?

Soy un crío inmaduro pensó mientras se acomodaba mejor en el sofá y miraba al más alto atentamente.

ᴛɪᴍᴇʟᴇꜱꜱ °ʀᴏɢᴇʀ ᴛᴀʏʟᴏʀ°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora