ᴛɪᴍᴇʟᴇꜱꜱ °ʀᴏɢᴇʀ ᴛᴀʏʟᴏʀ°

XIV

Londres, 6 de enero del 2018

— Me llamó tres veces y me envió cinco mensajes en tan solo media hora ¿Te parece normal?

— Teniendo en cuenta que ese chico nunca ha sido normal...

Elizabeth miraba con atención la puerta de la majestuosa casa, esperando tras los arbustos junto a Lia a que Carter saliera de la vivienda.

Llevaban allí alrededor de dos horas y el hombre no había dado señales de vida.

— ¿Ya tienes en mente que decirle cuando le veas?

— No voy a hablarle, solo quiero aprenderme su rutina para ver cuál es el momento apropiado de atacar.

Sus pies se movían nerviosos sobre la hierba, deseaba entrar en la casa, hacerle frente y exigirle que la llevara al pasado, salvar a su padre y devolverle su vida a Roger.

El recuerdo de los azules ojos del mayor se clavaron en su cerebro, impidiéndole volver a pensar con claridad. Llevaban días sin hablar, a pesar de que Roger puso todo su empeño en verla, llegando incluso dos días atrás a presentarse en su casa, no obteniendo respuesta alguna de la castaña. Elizabeth se estaba torturando a sí misma pero se repetía una y otra vez a modo de mantra, que todo lo que estaba haciendo era necesario.

— Tu teléfono — su móvil fue arrojado a su regazo, sacándola de su pequeña burbuja llamada "solo puedo pensar en Roger Taylor" — es Aiden, lleva sonando casi un minuto, Dios.

— Le repetí mil veces que hoy estaría ocupada — colgó la llamada para después apagar el móvil y guardarlo en su chaqueta — está bien, si no sale en veinte minutos nos vamos, volveremos mañana a intentarlo de nuevo.

Relajó sus hombros mientras soltaba un suspiro y se acomodaba mejor en la hierba, sus rodillas y espalda ardían de estar en cuclillas.

— Creo que alguien va a mandarte el plan a la mierda.

— ¿Que? — Elizabeth miró hacia donde su amiga señalaba, encontrándose con Roger el cuál caminaba con lentitud y enfado hacia la verja de la casa — No me creo que sea tan idiota.

Roger tocó el timbre, apretando los dientes con fuerza; sentía que su corazón iba a salir de su pecho, dispuesto a matar ese día.

— ¿En qué puedo ayudarte? — la voz de Carter retumbó en sus oídos.

— Soy...

Su cuerpo impactó contra la carretera, sacándole un pequeño quejido.

— ¿Que coño crees que estás haciendo? — Elizabeth miraba con furia los ojos de Roger, evitando caer por el azul de los mismo — ¿Buscas que te maten?

— Puedo hacer lo que me dé la puta gana, quítate y déjame matarlo, además a ti no te importa lo que yo haga ¿Verdad?

— ¿Sigue ahí?

La castaña miró el interfono y suspiró antes de soltar la camisa de Roger y levantarse.

— Soy Elizabeth — los brazos del chico la sujetaron por la cintura, intentando apartarla de la puerta inútilmente.

— Aléjate Elizabeth — ambos se miraron y cuando la castaña estaba dispuesta a golpearle para que la soltara, los brazos de Lia se aferraron a la espalda de Roger, separándolo de su amiga.

— ¿Elizabeth que?

El labio inferior de la castaña tembló, el miedo, los nervios y la expectación se apoderaron de ella.

— Soy amiga de Roger Taylor — maldijo para si misma, por tonta, por no haber podido decir otra cosa.

La respiración tras el interfono se cortó y al momento la verja fue abierta; dió unos pasos al frente, pensando que haría al entrar en la vivienda, temiendo tener que improvisar.

— No lo hagas, es peligroso

Miró a Roger, que había dejado de forcejear con Lia y se encontraba estático, mirándola suplicante.

— Te prometí que te ayudaría — tragó nerviosa mientras cerraba la verja con fuerza, quedando a unos metros de la puerta principal — confía en mí.

Miró los ojos profundos y azules una vez más antes de darse la vuelta y dirigirse al interior de la casa.

— Roger... — Lia posó su mano en el hombro del chico, provocando que este se apartara al momento con furia.

— Llama a Aiden

— ¿Para qué? Te dijo que..

Su sangre ardía, su corazón latía con fuerza bombeando la adrenalina por todo su corriente sanguíneo.

— Vamos a entrar en esa puta casa, no voy a regresar sin Elizabeth.

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