ROMEO
Ni te necesito ni te quiero,
te sobreestiman por ser Romeo.
Félix se ha recuperado completamente tras días de reposo combinado entrenamientos diarios con su batallón y conmigo, puesto que cada tarde seguimos practicando técnicas de lucha cuerpo a cuerpo en el gimnasio de la planta superior del palacio. En la última semana he mejorado mucho; tanto que incluso he ganado a Félix en algunos duelos a los que me ha retado. Aunque, evidentemente, todo el mérito es suyo por haberme enseñado a maniobrar y ser paciente con el aprendizaje a diario.
Una tarde, sin embargo, me veo obligada a saltarme nuestro religioso horario de ejercicio porque tengo que hacer un proyecto práctico de Arte y Pintura que consiste en pintar un cuadro inspirado en el Realismo del siglo XIX. No tengo una idea muy clara de qué podría hacer, por lo que saco el lienzo, la pintura y los pinceles al patio interior de arcos con el propósito de encontrar inspiración. Pero lo único que logro es hallar más confusión en las sólidas estructuras curvadas y perder quince minutos de mi vida observando el blanco lienzo, como si esperara que empezara a llenarse de colores y formas por sí solo.
Hasta que un elemento blanco y borroso pasa rápidamente atravesando el patio. Se trata de Félix, que se dirige fugazmente hacia la cocina. Seguramente vaya a rellenar su cantimplora de agua para entrenar en el gimnasio.
—¡Eh! —exclama desde la otra punta del patio para llamar mi atención antes de adentrarse en la estancia—. ¿Nos vemos en cinco minutos?
—Hoy no puedo —digo con una mueca de fastidio.
Él frunce el ceño y retrocede los pasos que ha dado para recuperar el campo de visión completo del patio. Yo señalo el lienzo con mi dedo índice para darle explicaciones.
—¿Trabajo? —cuestiona.
—Sí —me lamento—, me llevará unas cuantas horas y creo que no me dará tiempo de acabarlo hasta mañana, así que...
—Puedo ayudarte —me ofrece. Su voz crea un poco de eco en el espacio desde su posición y, tras formular esas palabras, se aproxima a mí con pasos decididos—. Explícame, ¿en qué consiste?
Sus ojos marrones examinan el lienzo y las pinturas, estos últimos situados junto a la fuente central.
—Tengo que hacer un cuadro realista —empiezo—, pero no se me ocurre nada que pueda cumplir con mis expectativas.
Él toma asiento en el borde de la fuente y se queda pensativo. Es entonces cuando todo encaja.
—¡Lo tengo! —profiero a voz de grito. Él me lanza una mirada interrogativa—. No te muevas —le advierto mientras cojo un pincel y la pintura.
Coloco el lienzo delante de él y yo me posiciono detrás, de manera que, con esta distribución, comprende mis intenciones.
—Con que ahora soy tu modelo personal —comenta con una sonrisa de las suyas—. ¿Estás segura de que quieres desperdiciar un lienzo entero y pinturas para que mi rostro quede grabado en él para siempre?
—Para siempre es demasiado tiempo —objeto distraídamente mezclando algunos colores—. Eres perfecto para esto, créeme. Estoy segura. Vas vestido de blanco, tienes enredaderas y arcos detrás, la iluminación es ideal...
Ambos enmudecemos a lo largo de varios minutos con tal de encontrar la concentración en el silencio del ambiente, el lejano canto de los pájaros o el remoto zumbido de algún que otro autoavión que se alza a kilómetros por encima de nosotros.
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Seven
Science FictionDesde la División del Mundo en Femtania, donde solo habitan las mujeres, y Homotania, donde viven únicamente los hombres, nunca se había vivido una situación tan crítica: hay protestas y manifestaciones violentas en Femtania por la filtración de un...