Capítulo 10.

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Había pasado una semana desde aquella quedada en la mansión de Hyunjin y seguían con sus habituales rutinas, solo que esta vez con el añadido de tratar de atar cabos sueltos durante los ratos libres. Seungmin, Félix y Jeongin se habían involucrado más de lo esperado,utilizaban los recreos para transcribir aquella extraña caligrafía árabe, incluso alguna que otra tarde se enviaban fotos y teorizaban sobre el pergamino. Pero sin dudarlo los que más tiempo le dedicaban eran Han y Chris, habían descubierto el uno en el otro un perfecto compañero de diversión y aventuras relacionadas con asuntos de misterio y paranormales. Changbin iba un poco a su aire, si le apetecía echar una mano por el grupo lo hacía y si no continuaba con sus asuntos.

El cambio se podía apreciar especialmente en Hyunjin, el muchacho no daba señales de vida, solo cuando era nombrado en el chat, y a veces ni eso. Tras la discusión de aquella noche no quería volver a tener nada que ver con el castaño. Se sentía dolido, expuesto y sumamente avergonzado así que simplemente trataba de lidiar con ello y mantener su mente ocupada.

Sería mentir si negara que estuvo esperando una disculpa por parte de este durante varios días, que se inventó mil excusas para justificarlo pero a medida que pasaba la semana fueron perdiendo peso hasta volatilizarse.

Decidió refugiarse en sus estudios, no tenía ganas de absolutamente nada y era lo único que le mantenía con la mente desconectada de todos aquellos pensamientos. ¿Cómo podía estar tan desesperado por su atención tras todo lo ocurrido?

El móvil vibró de repente y sus ojos rápidamente volaron hasta este. Soltó un bufido, era Changbin. Otra vez.

— Joder Binnie...

Un suspiro escapó de sus labios y se llevó las manos a la cara. Por supuesto no tenía ni idea de lo ocurrido. Sabía que estaba preocupado, llevaba días detrás de él, diciéndole de quedar, de verse aunque fuera cinco minutos. Pero el chico no quería, prefería estar solo.

— Dime, estaba estudiando.

— A las 9 estaré en tu portal, así que invéntate una excusa porque llegaremos tarde.

— Changbin que n-...

Pi, pi, pi.

Gruñó de frustración y lanzó el móvil a la cama molesto. Odiaba que hiciera eso. ¿Qué le diría ahora? Sabía que fingir no serviría de nada y no pensaba soportar sus preguntas redundantes toda la noche.

Unos pasos resonaron por el pasillo y el chico se quedó de piedra volviendo a sus apuntes.

— No te preocupes, eso lo averiguamos más tarde. Lo importante es que ya te encuentras mejor.

— Muchas gracias, señora. Hablamos después entonces.

No. No podía ser.

Un par de toques en la puerta y esta se abrió. Estaba ahí, parado dentro de su habitación, con los labios ligeramente curvados y una mirada indescifrable.

El corazón se le detuvo y al instante empezó a bombear propagando el torrente de sangre hirviendo por todo su organismo.

La puerta se cerró y dio un paso al frente sin quitarle los ojos de encima.

— Hola. Mmm... ¿Podemos hablar?

Hyunjin estaba dolido por todo lo ocurrido, con una mezcla de tristeza y orgullo rebosándole en la garganta. Pero no podía permitir que las cosas se quedaran así, porque sabía que se arrepentiría si dejaba que se marchara sin al menos escuchar lo que tenía que decir.

Este asintió y le señaló la cama elevando su mentón por un instante. El menor se sentó con las piernas juntas y aferrándose a sus rodillas. No sabía muy bien por dónde empezar, no estaba acostumbrado a hacer esas cosas.

THIRD EYE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora