Capítulo 17.

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Eran apenas pasadas las ocho y el local ya estaba repleto de gente. Al ser un pueblo pequeño cualquier acontecimiento suponía una gran ola de personas aprovechando la excusa para poder pasar un rato de diversión, y sin lugar a dudas con el grupo de "On 90" estaba asegurado. Gran parte lo conocía, no solo por el boca a boca, si no por haber tocado en las fiestas o ferias a lo largo del año. Brian, el bajista guapo y ligón, Dowoon el batería solitario y misterioso, y finalmente Jeongin, el chico adorable que cantaba en el coro de la iglesia. Con tiempo y paciencia se habían ganado su fama en Riverdale, primero tocando los clásicos favoritos de sus seguidores, haciendo tributos y finalmente sacando a la luz sus primeras canciones.

Seungmin y Hanna fueron los primeros en llegar, seguidos de Félix, para acompañar al menor y darle ánimos, además de aplacar sus nervios. El lugar era bastante amplio y constaba de la pista, una barra al fondo y el escenario, repleto de focos que emitían luces cálidas y altavoces de gran tamaño de los que emergía una marabunta de cables.

El pelirrojo se preguntaba cuánta gente cabría mientras que Jeongin solo podía pensar en si serían capaz de llenarlo. Estaba nervioso y por más que tratara de aceptar y hacer suyo el positivismo de la chica le resultaba prácticamente imposible.

Sin embargo las dudas de ambos fueron resueltas una hora después. No sabían el número exacto de personas pero sí que era el suficiente como para perderte mientras hacías el recuento.

— Se lo dije, si es que es bobo — bufó Seungmin apoyado en el borde del escenario jugueteando con la mano de su novia.

— Woah... Es mucha gente, no me gustaría estar en la piel de Innie — murmuró Félix con los labios entreabiertos deslizando sus ojos entre la muchedumbre.

— El precio de la fama.

Seungmin alzó la mano al ver a Chris entrar por la puerta de la mano de su chico, ambos con un look casual pero a la vez ligeramente arreglado. Se acercaron reptando entre el gentío hasta alcanzar ell escenario tras saludar a varios de los allí presentes.

— Que buen sitio os habéis cogido, ¿eh? — Sus labios se curvaron en una sonrisa y acercó la mano hasta el cabello del pelirrojo revolviéndolo ligeramente.

— Las ventajas de ser los amigos de la estrella — le respondió este cerrando los ojos al recibir dicha caricia.

— Pareces Sándwich cuando le doy mimos.— Su comparativa fue seguida de un empujón y las risas del resto.— Vale, vale. Por cierto, este es Namjoon. Namjoon él es Seungmin, Hanna, su novia, y mi bebé adoptado.

El muchacho se pasó la lengua por los dientes ladeando la cabeza en un intento por mantener la paciencia y no golpearlo.

— ¿Ahora tengo un ahijado? Si que me he pasado tiempo fuera — bromeó el castaño tendiéndole la mano tras saludar al resto.— Félix, ¿no? Encantado

Era muy alto, no podía parar de mirarlo y preguntarse cómo Chris era capaz de conseguir chicos tan atractivos y agradables, además de tener trabajo o estudios. Por otra parte no le extrañaba pues su personalidad dicharachera y espontánea atraía con facilidad a las personas.

Faltaban pocos minutos para las nueve y el local estaba a rebosar. Han y Minho también habían llegado y tras pillarse un par de bebidas se colocaron junto al grupo. El ambiente era sumamente familiar, Félix se sentía más integrado que nunca, feliz porque por fin parecía encajar en un lugar. Porque por fin podía ser el mismo sin miedos ni inseguridades.

Sin embargo había algo que no le permitía disfrutar al máximo de toda esa ola de emociones. ¿Dónde se había metido Changbin? Estaba seguro de que llegaría junto a Hyunjin pero ninguno había hecho acto de presencia.

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