Capítulo 20.

353 41 79
                                    

Ha pasado tiempo desde que no escribo aquí, pensé que tal vez hacerlo me quitase un poco de la ansiedad que me está devorando ahora mismo. Félix dijo que a él siempre le venía bien, asi que... supongo que por probar no pierdo nada.

Hola, Jeongin del futuro, si es que algún día lees esto. Imagino que no estaba entre tus opciones meterte en una especie de investigación paranormal donde hubiese pergaminos ilegibles y musgos carnívoros y voladores. Yo tampoco me lo esperaba. Tampoco todo el horror que tuve que vivir para salir de esa situación.

Han pasado tres semanas. Tres semanas desde que despertamos en mitad del bosque a altas horas de la mañana. Fue horrible y a la vez tranquilizador encontrar a todos mis amigos tirados sobre la hierba completamente ilesos y ver que respiraban, creí que quizá fue solo un mal sueño, pero comprendí que me equivocaba al percatarme de que aquel enorme edificio había desaparecido.

No quedaba nada de esa mansión, ni una pared, ni una loseta. Absolutamente nada. Se había esfumado. ¿Cómo podía ser eso posible? Realmente seguimos sin explicaciones, y dudo que algún día las obtengamos.

Despertamos todos, recordando a la perfección lo ocurrido, inundados en ansiedad y pánico, pero a la vez desconcierto. Sin embargo lo peor vino al intentar despertar a Minho.

Su rostro estaba tan pálido... y su pecho se elevaba con mucha dificultad, teniendo que hacer un horrible esfuerzo para captar un poco de aire. No respondía, sus pupilas no reaccionaban a la luz y cada vez le costaba más respirar.

La ambulancia vino y se lo llevó inmediatamente al hospital, Han y yo fuimos también, mis padres llegaron poco después. Los médicos seguían sin comprender qué había ocurrido exactamente, al principio creyeron que se trataba de algún traumatismo o falta de oxígeno pero no encontraron pruebas concluyentes. Lo asociaron a un gasto energético descomunal que lo había dejado completamente agotado. Supongo que en cierto modo tenía sentido tras todo lo que había pasado.

La policía nos interrogó a todos, agradecí que Chris y Han hubiesen cuadrado una coartada básica para explicar el suceso, pues a mi no se me había ocurrido. Simplemente acampamos en el bosque para ver las estrellas y al despertar Minho no estaba.

Sé que han seguido investigando por su cuenta para comprender qué ocurrió, pero al parecer continúan igual de perdidos. No queda nada en el bosque, los pergaminos se han evaporado y también cesaron las extrañas desapariciones. Como si todo hubiese sido un mal sueño.

Pero la realidad es que la pesadilla continúa.

Es raro. Es raro despertar cada mañana y que todo sea igual pero a la vez tan distinto. Tener mil preguntas y no ser capaz de encontrar respuestas.

Riverdale sigue tan corriente como siempre, amanece y anochece con completa normalidad. Aún así todo se ha vuelto un poco más frío, un poco más apagado.

Debería estar pasándome los días por ahí, disfrutando del buen ambiente con mis amigos, ensayando hasta la madrugada y riendo mientras tratamos de componer estúpidas canciones que nunca saldrán a la luz. Debería estar con él, y sin embargo me tiro los días encerrado en mi habitación.

Querría pensar que todo será temporal, que las pesadillas desaparecerán, y esa extraña presión que me envuelve el corazón terminará por difuminarse. Que ese olor algún día abandonará mi nariz.

En casa las cosas tampoco van bien, papá y mamá están muy tristes y sus días se basan en trabajar e ir al hospital. Sé que no me culpan de lo que ocurrió, principalmente porque no tienen ni idea de la verdad, pero no puedo evitar sentirme muy mal por ello, el peor hermano del mundo. Sigue entubado y conectado a todas esas máquinas, con su rostro impasible e igual de bonito, pero dormido. Tal vez sea lo mejor, que pueda descansar del horrible tormento que vivió en su propia piel... Sin embargo me aterra que ese sueño pueda durar demasiado tiempo.

THIRD EYE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora