Capítulo 12. Parte 1.

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— Han... ¿que demonios es eso?

Todos estaban rodeando la mesa observando una caja ubicada en el centro de la misma.

— Mira, mira. Baja las persianas.

Finalmente habían logrado coincidir pues, al parecer, el rubio tenía algo impresionante que enseñarles. Y desde luego no mentía. Al eliminar la luz de la habitación una extraña y peculiar aura verdosa emergió del recipiente.

— Me di cuenta el otro día estando en la habitación a oscuras, pensaba que sería cosa de alguna luz al atravesar el material pero...

Entonces acercó las manos y abrió la tapa dejando ver su interior. Se trataba de una especie de musgo extendido por encima de un sustrato.

Jeongin sintió rápidamente esa sensación incómoda y pegajosa escalar hasta su nuca, lo que a simple vista se mostraba estático cambiaba por completo través de sus pupilas. La superficie verdosa parecía moverse con una suavidad imperceptible y generar ligeras vibraciones. Como si intentara comunicarse, pero era incapaz de percibir algo más.

Sacudió la cabeza y sus ojos se toparon con los de su hermano. Supo al instante que no había sido el único en notar aquel extraño fenómeno.

— Musgo, ¿y qué pasa con eso? —preguntó Changbin encogiéndose de hombros y apoyando la cara sobre la mesa.

— ¿Cuantos musgos que brillen así has visto tú?— Hyunjin negó en un cabeceo dándole un ligero empujón.- ¿De dónde lo has sacado?

— Bueno...

Han se rascó la cabeza un tanto incómodo y fue su novio el que terminó por responder.

— De la mansión.

La sala se quedó en silencio. Si con todo lo ocurrido aquella edificación les daba mal rollo el nuevo descubrimiento únicamente lo empeoraba.

— Lo encontré en una bolsa de patatas, supongo que me la dejé en el suelo y una de las noches que estaba allí cuando iba a irme lo ví. Esa luz tan bonita... No pude evitar acercarme, era como si me llamara. Así que me la quedé.

Todos los presentes le miraban sorprendidos e incrédulos. Todos menos Minho que había estado viviendo el proceso con él. Chan se inclinó para poder analizarlo con detenimiento, el centelleo que producía era casi hipnótico.

— Pero... no entiendo qué tiene que ver esto con la investigación—soltó Seungmin de repente cruzándose de brazos.

— Hay más.— Minho cerró con cuidado la caja y volvió a alzar las persianas. Entonces colocó uno de los pergaminos sobre la mesa señalando un punto en específico. Era un dibujo en el que podía apreciarse una especie de seta en distintos estadíos de formación, y justamente esa ilustración se repetía a lo largo de las páginas que habían obtenido.

— Lo vi de casualidad hace unas semanas— comenzó a explicar Han revolviéndose el cabello—. Al principio no lo relacioné pero a medida que pasaron los días... Se volvió más y más extraño.

—¿Cómo extraño?

Conectó miradas por un instante con su pareja y suspiró tomando su mano.

— Fue cosa de Minho. Digamos que tiene una sensibilidad especial con estas cosas. Empezó a escucharlo, como una especie de murmullo vibrante que no cesaba y que siempre venía del mismo sitio.

— ¿Cómo que sensibilidad especial? —preguntó Chan con rapidez, aunque se podría hacer una idea de a qué se referían.

— Ya sabes, con las cosas paranormales y...

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