Hablar con c a r i ñ o

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Auron recibió una llamada a su móvil mientras se arreglaba para ir a la escuela. Respondió algo dudoso, pues no tenía registrado el número aún.

-¿Quién es?

-Lolito, tengo que contarte unas cosas del proyecto.

-Te escucho.

Hacía algo de frío así que tomó un suéter de un desordenado clóset en su desordenada casa. Comió cereales con leche como desayuno, aunque a veces llegaba a comerlos 3 veces al día.

Aún no sabía cómo convenció a su madre de dejarle ir, o por lo menos, cómo ésta aceptó. Raúl tenía a los típicos padres sobreprotectores y, como buen hijo de ellos, era lo que a sus padres les parecía; rebelde. Y es que cuando le ponían límites, a Auron le daban más ganas de romperlos.

A diferencia de los mejores amigos, él no tuvo espacio en su condominio y terminó rentando un apartamento más lejos de ambos chicos. Lo único bueno de ello era que había conocido a Luzu. Inclusive el castaño le había estado dando comida que su madre preparaba porque sabía que el chico era un estudiante lejano.

No sabía cómo agradecerle, pero pareciera que para Luzu, el simple hecho de ser su amigo e ir juntos a la escuela y casa era suficiente para esos tratos dulces. Ni siquiera su mejor amigo, Ismael, era de esa forma durante todos los años de amistad.

Se levantó de la silla y observó por la ventana, ahí estaba Borja sentado esperándole.

-¿Qué dices? -preguntó Lolito, rompiendo la ensoñación del contrario.

-¿Sobre qué?

-Recogerte hoy.

-Eh… -su mirada se dirigió al chico de afuera, no podía fallarle dos veces-, ya tengo planes.

-Son casi las 7 am.

-Soy un hombre ocupado.

-Vale -se escuchó un suspiro por la otra línea del teléfono- nos vemos allá.

Y colgó.

Raúl salió de su apartamento, por suerte vivía en el primer piso así que en cuanto cerró la puerta, Borja miró a sus espaldas y observó un Auron con una sonrisa radiante.

-¿Por qué tan feliz, Auroncito?

-Porque vamos juntos a la escuela.

-El camino sería aburrido sin ti.

Después de que Auron ayudara a Luzu a ponerse de pie, caminaron uno a lado del otro. A veces chocaban sus hombros, y se daban leves empujoncitos que los hacía reír. Tras llegar a la escuela y despedirse como era de costumbre, ambos fueron directamente a su salón.

Sin embargo, Raúl se encontró a Lolito recargado en el marco de la puerta, cosa que le impidió pasar.

-Llevamos dos semanas aquí y ya vas buscando tu presa -dijo el pelirrojo, llevaba una sonrisa burlona en el rostro.

-Vive cerca de mi casa.

-Sí, yo también ligaría con él si fuera mi vecino

Auron negó con la cabeza-. No es tu tipo.

-¿Y el tuyo sí?

Lo pensó unos segundos.

-Luzu es del tipo con el que me casaría incluso.

.

.

.

Era el receso y Alex estaba en el salón de su club. Escuchando la música de Mangel. A oscuras. Solo.


Cerró los ojos, esa canción que Mangel le había recomendado le encantó, y escucharla tras los audífonos aumentaba el placer auditivo. Tenía el volumen alto, por lo que los sonidos del exterior no causaban efecto en él. Aunque, en algún momento sintió a alguien entrar.

Al abrirlos cuando terminó, se topó con Fargan sentado enfrente suyo, no se asustó, sólo enarcó una ceja y le observó en silencio.

David dijo algo, pero Alex no pudo leer sus labios, aún llevaba los audífonos puestos. Fargan le quitó uno de ellos y se lo colocó, ignorando así la mirada del más bajo.

-¿Qué haces? -le preguntó.

-Tengo curiosidad.

-¿No deberías estar con Willy?

Pudo notar cómo los ánimos del contrario bajaron, quizá dijo algo que no debía.

-Habla con Samuel. Otra vez.

-Estará bien, si Willy quisiera cortar contigo ya lo hubiera hecho -colocó su mano sobre la del contrario en forma de consuelo.

-Cierto. Me gusta esta canción.

-Es de una película.

-Debe ser buena.

-Mh…¿quieres ir al cine?

-¿Tú y yo?

-Sí, tú y yo.

-No estaría mal pero…

-¿Pero?

-¿Como una cita? -Fargan le sonrió, y por más que Alex lo evitó, sintió el calor subir a su rostro.

-Sí…, ¡es decir, no! ¡No pienses mal! -ni siquiera había quitado su mano sobre la de David, cosa que le puso más nervioso y le obligó a quitarla con rapidez, haciendo que el chico sentado enfrente suyo riera.

-Es broma, Alex. Vayamos esta tarde.

-Sí, sí.

La campana sonó, indicando el fin del receso. Fargan se levantó de su asiento y acomodó su desastrosa corbata.

-Nos vemos, pequeño Alex.

-Adiós.

Después de que David desapareciera tras el umbral de la puerta quizá se quedó más intranquilo. Por unos segundos, recordó a Frank y la forma en la que le llamaba.

.

.

.

-¿Qué tal? -Rubén se giró en dirección a su amigo, y este le miró de forma coqueta.

-¿Debería ponerme celoso?

Negó con la cabeza-. Voy a ver a alguien clavado con su ex.

-Oh -su mirada cambió en un instante-, ¿con Samuel?

-Sí, le dije que estuve un tiempo como él.

-Estuvimos.

-El uno por el otro.

Ambos rieron algo avergonzados, les gustaba bromear con eso a pesar de la incomodidad que podía generar.

-Si Samuel no te come la boca, yo lo hago.
-Es sólo que no quiero que se destroce la vida llorando por alguien que ya no le corresponde. Como amigos, ya sabes.

-No vuelvas tarde, me da miedo estar solo.

-Puedes llamar a tu amigo pelirrojo si tardo demasiado.

Mangel asintió. Se despidieron y Rubén salió del apartamento, bajó las escaleras (lo único bueno de vivir en el segundo piso era el bonito balcón que tenía). Al llegar vio aquel automóvil morado enfrente de su casa, cosa que le terminó por confundir.

Tocó el vidrio, llamando la atención de Samuel y haciendo que éste bajara el vidrio.

-Creí que nos veríamos allá.

-Sí, pero mi madre cree que tengo una cita e insistió en que viniera a traerte. Entra -retiró el seguro de la puerta para que entrara.

Rubén se sentó a lado suyo, no había visto el auto por dentro y era igual de bonito que por fuera.

-¿Es tuyo?

-Legalmente mío hasta que cumpla dieciocho -tomó unos lentes oscuros de la guantera y le miró- ¿cómo me veo más como niño rico sin amor parental? ¿Con los lentes puestos o en la cabeza?

-Depende a quién quieras conquistar.

-A Willy le gustaba llevarlos sobre la cabeza.

-Entonces… -tomó los lentes y se los colocó al contrario, quien sólo pudo sonreír-, llévalos así.

Vegetta arrancó, mientras que Doblas miraba por la ventana a medida que avanzaban. Les tomó 5 minutos llegar a una cafetería. Samuel tuvo que estacionar detrás del establecimiento, pues en el frente ya no había espacio alguno.

Ambos bajaron del auto y el clima cálido se sintió como un golpe después de uno tan fresco como el de dentro.

El más bajo (sólo por unos centímetros) le guió hasta una mesa que estaba rodeada de ventanas y se sentaron, por dentro el local tenía aire acondicionado así que Rubén no se preocupó en quitarse la chaqueta.

El mesero les entregó la carta y se fue unos momentos para dejarles ordenar.

-Qué bonito lugar.

-A Willy le gustaba venir.

-Vegetta -bufó- ¿puedes dejar de pensar en él cada cinco minutos?

-¿Qué quieres que piense si estamos en su lugar favorito?

-No lo sé, en mí, reemplaza ese recuerdo por las cosas que pasen hoy.

-De acuerdo…

Ambos chicos ordenaron y, mientras esperaban, de vez en cuando miraban la televisión.

-Tengo una pregunta.

-Adelante -respondió, recargándose en el respaldo de la silla.

-Si este lugar te recuerda tanto a él, ¿por qué me trajiste?

-No es como si pensar en él me matara, así que vengo con Luzu a escribir los discursos de la escuela.

-Oh -sonrió- así que Luzu.

-No. Luzu es mi mejor amigo, como tú con Mangel.

-¿Nunca te ha gustado?

-Luzu tenía una novia llamada Lana y yo estaba con Guillermo, así que nunca tuve motivos para sentirme atraído por él. Aunque por lo que veo está muy feliz junto a Auron.

-Sí, lo he notado. Pero… -tuvo que detenerse debido a que las malteadas de ambos chicos llegaron; fresa para Sam, vainilla para Rubén-, quizá debas salir con otras personas para superarlo.

-Han pasado 4 meses desde que terminamos y aún no me siento atraído por nadie.

-Tal vez no hallas a la persona correcta.

-Sólo tal vez.

-Tampoco es que ser soltero sea una maldición, pero, sanar a medida que vuelves  enamorarte debe ser algo bonito.

Vegetta le miró con curiosidad mientras bebía de su malteada, “sorpréndeme" fue lo que entendió el chico de ojos verdes.

-Esa chica, la castaña a tu izquierda, ¿la ves? -Sam tuvo que voltearse discretamente para mirarla- invítala a salir.

-No.

-¿Por qué no?

-Silvia, la conozco pero, si te soy sincero, es demasiado para mí.

-Samuel, mírame -el chico puso su mirada sobre él-. Eres lo suficiente para cualquier persona.

Sonrió.

-¿Qué hiciste para superar a Mangel?

-Jamás querría que mi amistad con él terminara, así que mis sentimientos se esfumaron al poco tiempo.

-Ya veo…

-A diferencia de ti, no tuvimos una relación de, ¿cuánto tiempo?

-3 años.

-Antes de amar a alguien debes amarte a ti mismo, hombre, y cuando sea así enamórate de la persona que creas que te hará sentir feliz.

El contrario calló unos segundos, pensando su respuesta-. ¿Tú?

Esto le había dejado sin palabras, sólo le observaba en silencio mientras el calor se almacenaba en sus mejillas.

-¿Puedo? -volvió a hablar Samuel.

-Eh…

-Rubén Doblas -acercó a saltitos su silla hasta la de él-. ¿Me dejarías enamorarme de ti?

Lo pensó. No creía que verdaderamente un chico como Samuel se enamorara de él, y si lo hacía se habrá olvidado del ex que tanto le atormentaba. Por eso es que algo dudoso y con cierto miedo, Rubén asintió.

Y ninguno de los dos se percató de que cierto chico bajo les observaba a lo lejos en compañía del novio de Guillermo.






Primero que nada, buenas (lo que sea en su país(?). Quiero agradecer a esas personas que se toman el tiempo de leerme, y también a aquellas que votan en los capítulos. *aMOR*

También, ¿qué shipp les gustaría que avanzara en el siguiente capítulo?
¡No olviden amarse a sí mismos!

As a flower - Karmaland AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora