El cereal de aros sabor manzana y Canela era comido agresivamente por parte de Mangel. Estaba lloviendo otra vez, recordándole que aquella persona con la que se estaba involucrando románticamente se había alejado de él sin un motivo aparente.
Para colmo, su roomate había puesto diversas canciones de amor esa mañana que le llevaban a su desgracia. Ni siquiera la malteada de chocolate que se había hecho le sabía bien.
Siguió lamentándose hasta que su móvil vibró, al parecer era Samuel.
–¿Vegetta? –contestó.
–Quizá no sepas esto pero, cuando la lluvia empeora en Karmaland muchas zonas terminan inundadas, entre ellas la escuela. Las clases se cancelan por hoy.
–¡Mierda, hice la tarea para nada!
–Ya la entregarás, Mangel. Yo debo ir a limpiar ¿puedes creerlo?
–¿Eso hace el Consejo?
–Sí, sí. ¿Qué hace Rubén?
–Estaba bañándose para la escuela.
–Oh, está bien. Quizá pueda verlos después.
–Si puedes traer sopas instantáneas sería mejor.
Escuchó al chico reír–. Hecho.
Tras esto, Mangel colgó la llamada.
A decir verdad, aquel día quería estar solo. Yacía tiempo que no estaba solo, mirando am techo y hundiéndose en su miseria. Extrañaba hacerlo. Por eso es que cuando Rubius salió del baño, sólo le dijo que se sentía enfermo y no iría.
–¿Quieres que me quede a cuidarte? –le preguntó su mejor amigo, colocando suavemente la mano sobre su rostro.– Fiebre no es.
‐No –negó– no creo que le guste mucho a Vegetta.
–Samuel me importa, pero si no te sientes bien no tengo problema en faltar a clase para cuidar que no te mueras.
–No me voy a morir.
–No lo harás, ven aquí –Rubén le abrazó por detrás con fuerza, dejando un pequeño beso sobre su cabeza.
–Ve a clase, se te acaba el tiempo.
–Oh –observó la hora en la TV, era cierto. Ahora tendría que correr. Despidiéndose de él tomó su mochila y corrió a pesar de que al pisar los charcos ensuciaran sus jeans con lodo. Ahora tendría trabajo extra antes de llegar a casa.
Le siguió con la mirada por la ventana, viendo cómo corría con prisa. Terminó su cereal y tomó su malteada hasta la mesita de noche. Le daba igual lavar los trastes, estaba “enfermo". Tarde o temprano recibiría una llamada de Rubén diciéndole que se joda por haberle mentido.
De todas maneras, las risas no faltarían.
Su móvil vibró nuevamente, cuando se asomó a ver el nombre su corazón se movió. Aquel pelirrojo que le había conquistado para sólo desaparecer después, ¿debería contestar?
Mandó su orgullo al diablo y tomó la llamada, aunque lo primero que escuchó apenas contestar fue un sonoro gemido de la otra línea del teléfono.
–¿Qué fue eso? -se quedó quieto, asimilando lo que acababa de pasar.
–¡Auron, cállate, mierda! –escuchó de fondo, a ello se sumaron risas que supuso eran de Raúl– ¿Mangel? ¿Sigues ahí?
–Sí, pero debería colgar.
–¡No! ¡No hagas eso, mi niño!
Sintió su rostro encenderse, ahora sí tendría fiebre. Cubrió su rostro con la mano que tenía libre, ahora se sentía tan avergonzado, era la primera vez que Lolito le llamaba con un apodo romántico.
–¿Soy tu…?
–No ¡es decir! Sólo si tú quieres…
–¿Qué estás preguntando?
–Mangel, yo, sabes que no me he contactado contigo, ¿cierto?
–Ajá.
–Siempre he tenido miedo de amar a alguien como lo hago contigo pero, si tú me lo permites…
Espero atentamente a su pregunta, su corazón estaba demasiado acelerado y sentía sus manos temblorosas, podía morir ahí mismo.
–Quisiera saber si tú…
Justo cuando pensó en desmayarse abruptamente, la puerta de su pequeño apartamento sonó. Se sintió nervioso, definitivamente no podía ser él.
Al abrirla se topó con el pelirrojo sonriéndole como solía hacerlo, su respiración le falló.
–¿Saldrías conmigo?
Miguel fue incapaz de responder, sólo le miraba, era como si estuviera congelado.
–No quise traer algo porque no quería que te sintieras presionado en aceptar…
–Sí –interrumpió.
–¿Qué?
–Sí quiero salir contigo a pesar de que me ignoraste por muchos días pero, Lolito –acarició su mejilla suavemente–. Viniste aquí a las malditas 8 a.m. y eso es algo que perdona todo eso. Sí, sí quiero salir contigo.
–Vomité 5 veces antes de venir aquí.
–Ve a lavarte la boca que no pienso besarte así.
–Lo haré.
Le abrazó con dulzura, todo se sentía cálido a su lado que era capaz de derretirse.
.
.
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Cuando Rubén llegó a la escuela lo primero que vio fue la gran laguna que estaba formada adentro y fuera de ésta. La observó mientras sostenía el paraguas, ¡as gotitas rebotaban y caían al suelo.
¿Cómo se suponía que iban a tomar clases si al parecer era la única persona ahí y la escuela era un completo fiasco?
–Hijo de puta –dijo– ¡No estaba enfermo, hijo de…!
–¿Rubén!
Se giró tan deprisa que casi cae al lodo, después de rezarle a todos los dioses su vestimenta estaba a salvo.
–¿Qué haces aquí? –le preguntó Samuel.
–¿Clases?
–Le dije a Mangel que se cancelaba, debemos sacar toda el agua posible para mañana.
–Sí, bueno, me mintió.
Vegetta rió, intentando reprimir la risa y fracasando en el intento. No podía creer que Rubén fuera tan tonto. Inclusive le había mandado mensajes de texto informándole la situación.
–¿Cómo es que me gustas tanto?
–¡Cállate! Estoy molesto ahora mismo.
–Siempre he querido un beso debajo de la lluvia –el contrario se acercaba peligrosamente hacia él, podía entrar en pánico en cualquier momento.
–Debiste tener muchos de Willy –titubeó, sus mejillas estaban controladas gracias a las cosas dulces y cursis que el contrarío decía.
Vegetta negó con una sonrisa en el rostro y finalmente le besó, rodeando su cintura en un intento de profundizarlo. Rubén tuvo que soltar el paraguas que los cubría solo para rodearle por el cuello. Intentaba seguirle el ritmo, los besos de Samuel solían ser más dulces y lentos, tal y como los de una película romántica.
–Uh…perdón por interrumpir –escucharon.
La repentina frase hizo que ambos se separaran al instante. Lo primero que observaron fue a una chica de baja estatura, cabello castaño y ojos bonitos. Rubén la recordaba, “Silvia".
–Ah, Silvia, ¿qué tal? –respondió Samuel.
–Muy bien, puedo decir lo mismo de ustedes, ¿no? –les observaba con una pequeña sonrisa.
–Uh…sí, iré a ver qué salones están muy inundados, quédense aquí –respondió, alejándose de ambos.
Para su sorpresa, Rubén no se sentía incómodo, la chica le transmitía tranquilidad. Además era bastante adorable.
–Hacen buena pareja –mencionó.
–¿En serio? Gracias, ustedes también.
–¿Qué? –rió, dándole un pequeño golpe en el hombro– definitivamente no.
–¿Crees que le guste estar rodeado de chicas lindas?
–No –negó suavemente–. Samuel es de aquellas personas que sólo tienen ojos para su pareja sentimental, incluso si ésta…bueno, como Willy.
–¿Willy? Ah, por Fargan.
–Te equivocas de nuevo, pero no es algo que me corresponda a mí decir. Iré por un abrigo, ¿necesitas algo?
–No sé en qué puedo ayudar.
–Ven conmigo –le sonrió mientras tomó su mano, guiándolo a detrás de la escuela para sacar ciertas cosas de limpieza.
Poco tiempo después, llegaron Alex, Luzu y Fargan. Estos formaban parte del consejo estudiantil (con excepción de Fargan que debía estar ahí por pertenecer al club de Ayuda Comunitaria o, en todo caso, llegar como imbécil pensando que las clases seguían en pie).
Su curiosidad había crecido gracias a lo dicho por Silvia. Él conocía sólo una parte de la historia donde Willy se enamoró de Fargan, ¿de verdad había más?
Realmente no quería indagar en cosas personales, confiaba en que Vegetta le diría en algún momento, cuando su relación sea más íntima."Íntima".
Ah, ahora estaba nervioso.
Esta vez dividí el capítulo en dos partes porque al parecer Lolito y Mangel protagonizaron éste, pero se lo merecían ahsí<3
Por si no lo habían notado, actualizo exactamente cada tres días, esta vez sin falta.
Y gracias a las personas que se toman el tiempo en votar y comentar, se aprecia mucho. También a ustedes, lectores fantasma (?Sé que este tipo de situaciones (cuarentena) pueden hacer que las cosas se compliquen en su cabeza, así que procuren cuidar también su salud mental (a mi parecer, la más difícil de todas).
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As a flower - Karmaland AU
Romance( HISTORIA EN PROCESO DE RE-ESCRITURA Y RE-EDICIÓN, PARA MÁS INFORMACIÓN, DIRIGIRSE AL ÚLTIMO CAPÍTULO ) "-Te amé tanto que olvidé qué era ser yo. Tenía miedo, estaba asustado de ti pero...me dejé amarte y arranqué una y otra vez pétalos de flores p...