Tú Nombre

II

Esta sentada sobre el edredón color bordo de su cama pensando que no puede haber tenido un día más  horrible. Ha tenido que volver a mentirle a su madre al decirle que mañana saldra a hacer unas compras y su padre fingió querer acompañarla. Cuando ambos saben que en realidad irán a esa cena. A la casa de esa mujer que se esfuerza por caer bien. Aún no puede creer que fue capaz de trabajar por años en la floreria y allí se encargo de meterse con su padre. Menos aún que él se haya metido con ella que es tan diferente a su madre. Frunce su ceño sintiéndose responsable por no haber visto venir esa situación. Pasa una mano por su rostro exasperada para suspirar y ponerse de pie, avanza hacia uno de los ventanales de su cuarto para correr apenas la cortina para asomarse por su ventana a ver el patio de su casa y luego el cielo que a penas esta despejado. No puede evitar pensar la infinidad de tardes que se la paso jugando allí con su padre y hermana. Esos días le resultan tan lejanos e imposibles, casi como si nunca hubieran pasado. Quizás de esto se trata la adultez de volverse más... El sonido de su celular vibrando sobre su cama la saca de esa idea tan abrumante consiguiendo que luego de verlo moverse sobre el acolchado vuelva hacia allí para tomarlo. Tiene un mensaje de Juana, lo que le llama la atención no son tan cercanas como para que le escriba a estas horas. Son las diez de la noche, esa niña debería de estar durmiendo por lo que sabe su madre es casi tan estricta como la suya y hay horarios para todo. Se sienta de nuevo sobre la cama para abrir el mensaje.

"Paulina, avisame si puedo llamarte quiero comentarte algo que sospecho que te va interesar"

Su frente se marca mas aún mientras que frunce el ceño al leer ese mensaje tan extraño. ¿Desde cuando esa niña tiene que contarle algo que a ella puede interesarle?. Se queda unos segundos releyendo el mensaje para luego responder:

"Llámame"

Simple, directo y conciso asi como es ella para todo. Envia el mensaje de texto para quedarse allí esperando su llamada. Vagando en su cabeza que no deja de pensar en posibilidades que en realidad ninguna le resultan suficientes para justificar ese mensaje. El movil vibra en su mano obligandola a que lo vea para comprobar que es ella. Decide atender mientras que se desliza por su cama para sentarse en el suelo del lado derecho para estar no solo escondida si no protegida en caso de que su madre decida ingresar sin golpear la puerta. Dandole tiempo a colgar en caso de que ocurra.

- Paulina -dice Juana en un murmullo- ¿como estas?

- Pues, bien. ¿Tú? -consulta para ser amable aunque le gustaría solo preguntar que quiere contarle.

- Bien. Sabes he estado conversando estos días con Martín- dice como si ella supiera quien es- no se si lo recuerdas es amigo de Jose María, el español, ese del cumpleaños al que fuimos...

- Ya, ya se quién es -dice ella con un tono de obviedad. Por supuesto que sabe, es en lo que ha pensado estos días. En ese hombre de ojos verdosos atrapantes como un hechizo de una bruja milenaria-.

- Pues, Martín me ha invitado a un bar a ver un concierto de un amigo que ellos tienen en común -Paulina frunce su ceño sin terminar de entender a que apunta todo este relato-. Sería  mañana por la noche.

- Ah... pues te felicito. Mira, no entiendo de que va esto la verdad -dice con sinceridad para juguetear con la tela de su pijama-.

- Ay, Paulina -dice ella casi renegando- que José María ira y que he pensado que quizas te gustaría ir-.

Sus mejillas se tiñen de un rosado intenso como el calor que siente de golpe por dentro. Como si jamás se hubiera puesto a pensar en lo obvia que ha sido esa noche. La invade la vergüenza de sentirse expuesta.

- ¿Y por qué crees eso? -dice como si no recordara que casi que lo besa allí delante de todos sin ningún tapujo-.

- Pues, no lo sé. ¿Quizás sea por qué casi se besan en medio de su apartamento? -dice Juana viendose sus uñas con una sonrisa triunfante por que puede verla como se avergüenza más.