¡Hola! Regresé para dejarles este capitulo que espero que les guste como digo siempre pero realmente lo espero. De a poco se va encaminado un poco lo que hay entre ellos pero eso no quiere decir que sea tan sencillo.
Ojalá esten todas bien, disfrutando del verano o invierno según donde se encuentren. Por aca hace muchísimo frío y la cuarentena aún nos mantiene aislados. Cuidense! Para las que estudian supongo que estarán rindiendo los últimos exámenes o finales. Muchos éxitos. Para las que trabajan lo mismo.
En fin las leo!Saludos,
Vero.
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Esta viéndose al espejo por última vez antes de finalmente pasar por el pasillo, bajar las escaleras y aparecer frente a su familia para ir a ese almuerzo. Ha tardado en decidir que ponerse porqué sabe que luego lo verá. Sonríe para hacer su cabello hacia atrás. Se ha dejado su pelo suelto como siempre, ha decidido usar aretes, unas perlas pequeñas color blancas y ponerse unos pantalones cuadrille altos hasta su cintura de un celeste pastel, junto con una remera musculosa blanca además de unas zapatillas para poder estar más cómoda. Busca dentro del placard una campera de jean blanca y una mochila negra para llevar dentro el cargador, su billetera y perfume. Se coloca un poco en sus muñecas y cuello para terminar de verse al espejo. Suspira, es hora de que se enfrente a ese maldito almuerzo. Ruega que no le salga tan mal. Al bajar las escaleras, ve a su madre con su padre y hermanos menores esperándola. Ella lleva su móvil en su mano porqué hace solo unos segundos le ha vibrado, informando que le ha llegado un mensaje por lo que planea revisarlo cuando es interrumpida por su hermana.
- ¡Paulina! ya estabas demorándote eh -dice Elena que apenas tiene cuatro años menos que ella y es tan bonita como su madre -.
- Ay, Elena tampoco me he pasado mucho eh -dice para mirar su móvil y ver que el mensaje es de José Maria sonríe sin ningún pudor ese hombre no se cansa de ser ideal-.
- Paulina, hija -dice Virginia interrumpiendo para verla- que guapa te has puesto eh y después dices que no quieres impresionar a Ricardo-.
- Ay, mamá ya... -rueda sus ojos para decir- ¿Y bien? ¿No deberíamos de ir saliendo? -agrega ella consiguiendo que su padre intervenga para salvarla. Así como si le leyera la mente-.
Están todos dentro de la camioneta, ella se ha sentado sobre la ventana dejando que Julián vaya en medio de las dos. Este niño es tan malcriado de su madre que la estresa. Su padre maneja y ha encendido la radio consiguiendo que cada uno se meta en su asunto. Eso es justo lo que ella necesita para poder tomar su móvil de dentro de la mochila y así poder leer el bendito mensaje. Su corazón se acelera de solo abrirlo, siquiera antes de verlo ya esta emocionada por saber que es lo que tiene para decirle:
"Buenos días Paulina, espero que ese almuerzo que tienes no sea tan aburrido después de todo. ¿Cómo has dormido?"
Muerde su labio inferior para responder con rapidez. No quiere levantar sospechas y es bastante consciente de que su cara revelaría exactamente que es lo que le sucede. Por lo que mira unos segundos por la ventana del coche para decidir responder:
"Buenos días, José María. Pues, como que recién estamos yendo al almuerzo asi que deseame suerte. He dormido bien, ¿Tú?. ¿Recién despiertas?"
Da a la tecla enviar para sonreír sin remedio volviendo su vista al paisaje que tiene su barrio para suspirar. Pensar que por vivir allí debe de soportar ir almuerzos que no le interesan. Todo para complacer la necesidad de su madre de que todos los vean como la familia ideal. Cuando están lejos de serlo... pero ella no lo sabe.
José María se ha cocinado una ensalada bastante variada para soportar este calor junto con un pollo al horno. Suspira para servirse toda la comida en un plato y sentarse en la mesa. Antes de terminar de ubicarse se estira para encender su equipo asi la música invade el silencio. A pesar de haber dormido tarde hoy ha decidido madrugar para poder limpiar el sitio donde vive y cada tanto leer un poco sobre alguna de las materias que ha dejado atrás. Tiene que aprobar los exámenes, es su gran meta no atrasarse. Por este motivo ni los domingos se permite descansar demasiado. Ese tiempo lo tendrá cuando este caminando por la ciudad con la morocha de sonrisa dulce y ojos misteriosos. Corta un trozo de pollo para meterlo en su boca cuando su móvil suena. Mira más allá, encima del sofá donde lo ha dejado para sonreír. Espera y desea que sea ella. Por lo que toma con el tenedor un poco de la ensalada para comer y levantarse a buscarlo. Lo toma para regresar a su asiento asi puede leer su respuesta. Ríe cuando lee su última pregunta realmente se creyó eso de que el iba a dormir hasta tarde.
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Tú Nombre
RomanceJosé María Riquelme cumple veintiún años en un pais extranjero que hace seis meses que habita por decisión y necesidad de huir de una familia que nunca ha estado conforme con sus decisiones. Paulina De La Mora tiene tan solo diecinueve años cuando s...